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9 de julio 2020

Comunidad

Las muertes de Covid-19 que no cuentan

María Emilia, Mario y Jaime murieron por Covid-19, pero para las autoridades sus muertes no cuentan igual. Solo una de esas tres vidas tomadas por el virus se contaron en las cifras oficiales.

Por Teresa Liaño

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El 2 de julio el subsecretario de salud y epidemiólogo responsable de manejar la pandemia en México, Hugo López-Gatell, reconoció que la cantidad de personas fallecidas por Covid-19 podría ser 3 veces más que las registradas en las cifras oficiales.

Pero, ¿por qué no se están contando? Eso lo explican estas 3 historias reales:

María Emilia, tenía 70 años y padecía diabetes. Ella llegó a un consultorio de farmacias similares con síntomas muy graves, que coincidían con los de Covid-19, sin embargo, murió en la sala de espera. Su muerte fue reportada al 911, y aunque es muy probable que la causa sea el Covid19, no hay prueba de laboratorio que lo demuestre. Por lo tanto, en las cifras oficiales de muertos por la epidemia, María Emilia no cuenta.

Mario, tenía 86 años, fue internado con bajísima oxigenación y con síntomas de Covid19. Aunque luchó, murió en el hospital unas horas después.

Su certificado de defunción indica: insuficiencia respiratoria, neumonía atípica y probable covid19. Sí, probable, porque no se aplicó la prueba confirmatoria. Por lo tanto, en las cifras oficiales de muertos por la epidemia, Mario no cuenta.

Jaime, era estudiante y tenía 22 años. Se aplicó la prueba, salió positivo y se mantuvo en casa con síntomas leves. Un día despertó con dificultad para respirar y lo llevaron al hospital. Sólo vivió unas horas más.

Jaime sí tiene su prueba, por lo tanto en las cifras oficiales su muerte sí cuenta. 1 de 3. Tal como lo reconocieron las autoridades. ¿Pero, y los demás?

El doctor Hugo López-Gatell ha dicho en repetidas ocasiones que no es posible documentar todas y cada una de las muertes por Covid-19, ni en México ni en ningún lugar del mundo.

Además señaló la existencia de casos como el de María Emilia y el de Mario, en donde las personas mueren sin poder tomarles una muestra útil para diagnóstico por laboratorio.

Gatell insiste en que la clave del subregistro no es que estén ocultando a los muertos, sino que sólo registran a los casos con prueba positiva. Pero es el mismo Gatell que dijo que hacer pruebas masivas es inútil. Y su estrategia nos coloca como el país de la OCDE que menos pruebas aplica.
Además, en las últimas semanas cuando hemos tenido los picos más altos de muertes y contagios, es cuando menos pruebas se están aplicando, según lo constatan las gráficas de la organización Our World Data, disponibles al público para su consulta.

Así que, ahí podría estar la respuesta: si no hay pruebas, no hay casos, si no hay casos, no hay muertes registradas, si no hay muertes registradas no hay pandemia.

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