[hurrytimer id="116852"]
6 de octubre 2025

6 de octubre 2025

Economía

Larrea Vs. Chico Pardo

La disputa por el control de Banamex, la tercera institución más importante del sistema financiero mexicano, pone de relieve el contraste de dos estilos empresariales: el de Germán Larrea contra el de Fernando Chico Pardo

Por Redacción Magenta

COMPARTE ESTA HISTORIA

La disputa por el control de Banamex, la tercera institución más importante del sistema financiero mexicano, pone de relieve el contraste de dos estilos empresariales: el de Germán Larrea, el segundo hombre más rico de México que detenta concesiones ferroviarias y mineras, contra Fernando Chico Pardo, el ex ejecutivo bancario de Inbursa que después probó suerte como empresario independiente en proyectos como la administradora aeroportuaria ASUR.

Citi, la matriz de Banamex, acordó vender el 25 por ciento de la banca minorista mexicana a Chico Pardo y avanzar con una oferta pública inicial para el 75 por ciento restante. El acuerdo no incluyó la parte más rentable de Banamex, la banca corporativa. La transacción fue tasada en 2,300 millones de dólares.

Sin embargo, el fin de semana, a través de un comunicado enviado a la Bolsa Mexicana de Valores, Grupo México, de Germán Larrea lanzó una oferta cuasi hostil (sin contactar a Citi directamente): reactivó la propuesta de adquisición de Banamex y planteó la compra del 100 por ciento del banco mexicano. Larrea mejoró los términos de Chico Pardo, con una oferta con múltiplos de 0.85 veces el valor en libros para el 25 por ciento de los activos y una propuesta de 0.80 veces el valor en libros para el 75 por ciento restante.

El esquema de Larrea compite de frente con el de Chico Pardo: el primero busca control total inmediato; el segundo, presidir el consejo como ancla de gobierno corporativo mientras el resto se lista en mercados en la segunda mitad de 2026.

En el gobierno de Claudia Sheinbaum, la prioridad es garantizar la estabilidad del sistema financiero, mantener un nivel de capitalización e inversión significativo para Banamex y, sobre todo, que el control accionario del banco regrese a manos mexicanas.

De acuerdo a personas cercanas al caso, Chico Pardo se acercó con la presidenta Claudia Sheinbaum para validar la transacción. La mandataria habría aprobado la adquisición. Una fuente señala que Sheinbaum considera a Chico Pardo como un empresario de prestigio.

El caso contrasta con la relación que ha sostenido Larrea con los gobiernos de la Cuarta Transformación. En 2022, Grupo México avanzó un proceso para adquirir Banamex. La negociación se encontraba en etapas finales. Sin embargo, las tensiones de Larrea con la administración de López Obrador obligaron a Grupo México a replegarse.

Una de las principales razones que propiciaron un veto implícito del gobierno de López Obrador a Larrea fue que se abrió la posibilidad de que el Estado adquiriera Banamex. Este escenario no se concretó y, en ese contexto, Citi decidió continuar con la búsqueda de un comprador o con un proceso de oferta pública inicial del banco.

Germán Larrea: discreción y poder
De acuerdo a Bloomberg, el patrimonio neto público de Germán Larrea Mota-Velasco es de 55.5 mil millones de dólares. Se trata del segundo hombre más rico de México, un empresario que combina apellidos de alcurnia de larga data en la élite mexicana con un ascenso como parte de la generación de concesionarios de la privatización del sexenio de Carlos Salinas de Gortari.

Hay empresarios que construyen emporios a partir de una gran apuesta; Larrea los arma por capas y a largo plazo. Desde 1994 encabeza Grupo México (minería, transporte y proyectos de infraestructura) y desde 1999 preside Southern Copper, la joya productiva del grupo. Además, comanda el brazo ferroviario (Grupo Ferroviario Mexicano / Ferromex) desde 1997. Este trazo de continuidad en el mando revela su preferencia por estructuras de control estrechas y una integración vertical que abarca extracción, logística y obra pública, un modelo poco dado a los vaivenes del ciclo político y muy atento a la escala operativa.

En la práctica, ese método se tradujo en un trípode: minería (Americas Mining / Southern Copper), ferrocarriles (GMéxico Transportes, con Ferromex / Ferrosur) y proyectos de infraestructura (México Proyectos y Desarrollos). La parte ferroviaria, con la red de carga más extensa del país y conexiones transfronterizas, no sólo diversifica flujo de caja: le da poder de negociación en cadenas industriales clave y reduce costos para su propio mineral, una sinergia que vuelve al conglomerado más resistente.

Ese estilo eficiente y reservado convive con un historial de pasivos reputacionales relevantes. Dos cicatrices sobresalen: el desastre de Pasta de Conchos (2006), que dejó 65 mineros muertos y abrió una herida que el Estado apenas comenzó a cerrar con recuperaciones de restos en 2024-2025; y el derrame de 2014 en el río Sonora (Buenavista del Cobre), calificado por autoridades como uno de los peores desastres mineros modernos del país y aún sujeto a disputas sobre remediación y responsabilidades.

La relación con los gobiernos también ha sido compleja. En 2023, la Marina ocupó un tramo ferroviario bajo la figura de “utilidad pública”, episodio que tensó el vínculo con la administración federal y pesó en decisiones corporativas de entonces.

Como empresario, Larrea es reacio a reflectores, pero su huella está en la arquitectura del conglomerado: mandos estables, disciplina de inversión, integración logística y defensa de control. Esa fórmula ha generado enormes flujos (sobre todo por la venta de cobre) y le permite presentarse no sólo como minero, sino como operador de infraestructura esencial. El reto de cara a nuevas incursiones (banca incluida) es el mismo de toda empresa “sistémica”: equilibrar eficiencia y gobierno corporativo con estándares de responsabilidad ambiental y social que hoy definen parte del valor de mercado de su holding.

Fernando Chico Pardo: un hombre de mercado
Si Larrea encarna el conglomerado integrado, Chico Pardo representa la escuela del capital paciente con puerta de salida en el mercado. Su biografía recorre Wall Street, la fundación de la casa de bolsa Acciones y Asesoría Bursátil y su fusión con Inbursa, donde fue CEO en los noventa. En 1997 creó Promecap, plataforma de inversión que hoy gestiona miles de millones de dólares, con foco en capital privado y situaciones especiales; desde 2005 preside el consejo de ASUR, operador aeroportuario con presencia en México y el exterior. En todas estas líneas se repite un patrón: alinear gobierno corporativo robusto con creación de valor bursátil.

Su huella como inversionista de infraestructura es amplia y diversificada. Además del control en ASUR, ha sido accionista relevante y consejero en Carrix (matriz de SSA Marine, operador portuario global), un puente entre aeropuertos y logística marítima que refuerza su tesis de invertir en cuellos de botella de comercio. Es un rol menos vistoso que el de un operador industrial, pero decisivo para la gobernanza y la disciplina financiera de plataformas que, por naturaleza, son intensivas en capital y regulación.

Su estilo gerencial explica su apuesta por Banamex: comprar 25 por ciento como inversionista ancla, presidir el consejo y preparar una oferta pública inicial para el resto. El mensaje no es de control operativo, sino de diseño institucional: fijar una valuación de referencia, profesionalizar el gobierno corporativo, atraer capital adicional y, con ello, reducir el riesgo de ejecución de una desinversión compleja para Citi. Es, en pocas palabras, una solución financiera que convierte a la gobernanza en vehículo de certidumbre.

Publicidad
Publicidad
Publicidad