1 de marzo 2019
Política
La violencia más profunda
La violencia de género encuentra un importante caldo de cultivo en las sombras en que siempre se le ha dejado, por ello es importante hablar de ella, visibilizar que sucede y promover la cultura de la denuncia
Por Eder Guevara
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Cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo en su discurso de toma de protesta en el zócalo que la corrupción había alcanzado a todas las instituciones y a su vez dijo que la izquierda debía voltear a atender la problemática de las familias, hizo un planteamiento muy profundo.
Efectivamente todas las instituciones del país han sido trastocadas por la corrupción ética, desde la presidencia de la república, las fuerzas armadas, los gobiernos estatales, sus policías pero también las familias que son el núcleo del tejido social.
Sólo desde este planteamiento comprenderíamos que, de acuerdo con diversos estudios de la ONU de los 9 feminicidios que se cometen en México, casi el 80% son perpetrados por alguien cercano a la víctima, es decir, el 80% de los feminicidas en México son los esposos, novios, tíos, hermanos, padres, abuelos de las víctimas.
Otra cifra escalofriante es la que aporta la OCDE: México es el primer lugar en abuso sexual infantil del mundo, son al menos 4 millones y medio de infantes víctimas y la inmensa mayoría se dan en el seno familiar y por lo mismo son las propias familias quienes encubren a los padres, abuelos, tíos, hermanos de las víctimas por lo que la cifra podría dispararse exponencialmente.
Por eso no es menor el llamado que hace el presidente a moralizar las instituciones y a hacer un debate nacional en torno al México que queremos, al comportamiento que es socialmente válido y por lo tanto a rechazar todas las conductas que no deben suceder.
La violencia de género encuentra un importante caldo de cultivo en las sombras en que siempre se le ha dejado, por ello es importante hablar de ella, visibilizar que sucede y promover la cultura de la denuncia; erradicar la violencia patriarcal es tarea de todas pero sobre todo es obligación de todos, porque este sistema convierte a las mujeres en víctimas y a los hombres en victimarios.