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6 de enero 2022

Política

La importancia de llamarse Slim

Para el presidente López Obrador, Carlos Slim solía ser uno de los principales referentes de la llamada “Mafia del Poder”, hasta que se convirtió en el magnate favorito de la 4T

Por Redacción Magenta

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Carlos Slim Helú solía ser la cara de la llamada “Mafia del Poder”, hasta que se convirtió en el magnate favorito de la 4T.

El pasado 27 de diciembre, dos días después de Navidad, el presidente Andrés Manuel López Obrador desayunó con el hombre más rico de México.

La cálida reunión entre Slim y López Obrador, fue apenas el último episodio público de una relación que en un inicio parecía innatural, pero que se ha convertido en un instrumento clave del mandatario para lanzar mensajes a la cúpula empresarial del país.

Y, como es evidente, una relación que también ha significado un instrumento clave para el propio Slim.

Pero la estrategia de quien ostentara el título como el individuo más rico del mundo entre 2010 y 2013, no es nueva.

Principal beneficiario de la privatización del sector de telecomunicaciones durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, Carlos Slim se ha caracterizado por ser el mega empresario mexicano que siempre cae parado.

Una investigación realizada por la organización Fundar en torno a las condonaciones de impuestos otorgadas por el SAT en administraciones anteriores, descubrió que el conglomerado empresarial de Slim fue el principal beneficiario de favores fiscales durante los sexenios de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto.

De acuerdo con la información obtenida por Fundar, que lleva años litigando para transparentar las condonaciones de impuestos, las empresas de Carlos Slim se salvaron de pagar -por lo menos- 13 mil 284 millones de pesos durante esos 12 años.

De este monto, indica el reporte, el 94 por ciento fue perdonado durante el inicio del sexenio de Enrique Peña Nieto, en 2013, y entre las empresas que se beneficiaron de las condonaciones multimillonarias destacan Sercotel, Inbursa, América Móvil y Grupo Carso.

Pero ese no es el único trato favorable que ha recibido Carlos Slim de parte del gobierno priista.

Pues las empresas del magnate no solo han sido beneficiadas con exenciones al pago de impuestos, sino que también fueron las principales contratistas en los sectores de telecomunicaciones y de la construcción, con contratos por más de 104 mil millones de pesos solo en el sexenio de Enrique Peña Nieto.

Ahora, bajo el gobierno de la Cuarta Transformación, Slim ha afianzado su influencia en Palacio Nacional.

Primero, Grupo Carso libró problemas penales por la deficiente construcción de la Línea 12 del metro capitalino, que resultó en su colapso y en la trágica muerte de 27 personas.

Segundo, también ha recibido jugosos contratos en el sector de la construcción, y tercero, contrario a lo que ha declarado el presidente, también ha disfrutado de al menos dos condonaciones en el pago de impuestos, según refiere la Organización Nacional Anticorrupción (ONEA).

A pesar de los cambios de gobierno, y de una nueva narrativa en México -y en el mundo- en torno a la responsabilidad fiscal del 0.1% más rico de la población…

En México, si uno se llama Carlos y se apellida Slim… sin duda, le irá muy bien.

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