La guerra terminó

La guerra como método de combate al crimen organizado fue una estrategia de los sexenios de Calderón y Peña, esta decisión unilateral costó cientos de miles de muertes violentas, no erradicó a los cárteles y mucho menos redujo el tráfico y consumo de drogas, al contrario, todo se incrementó de forma exponencial.

Hoy la estrategia del presidente López Obrador es totalmente distinta: “la paz, dice él, es fruto de la justicia” y por ello, lejos del combate cuerpo a cuerpo se busca resolver de fondo los problemas que dieron origen a la inseguridad que son la pobreza y la desigualdad social.

En otras palabras a los criminales se les combatirá con inteligencia: se les dejará aislados porque ya no nutrirán sus filas con aquellas juventudes excluidas por el neoliberalismo, se quedarán sin respaldo político porque la corrupción ya es delito grave y se les congelarán las cuentas y bancarias y se combatirá decididamente el lavado de dinero y dentro de muy poco tendremos una policía de proximidad disciplinada, capacitada y cuya prioridad será la protección de la ciudadanía y sus derechos humanos, nunca jamás habrá rincón en el territorio nacional abandonado por el Estado.

Sonrían, la guerra terminó.