7 de julio 2020
Política
AMLO en Washington: la Doctrina Videgaray en la 4T
Respecto a la relación bilateral con Estados Unidos, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha seguido esencialmente la misma política que la administración de Enrique Peña Nieto
Por Redacción Magenta
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Marcelo Ebrard y Luis Videgaray tienen un contacto en común en la Casa Blanca: Jared Kushner, el asesor especial y yerno del presidente Donald Trump.
Independientemente de que en México llegó al poder el autor de este libro, ese sigue siendo el canal más importante de la relación bilateral.
En materia de política interna, el canciller no podría ser más diferente de su antecesor. De hecho, el sexenio pasado, Ebrard le dijo a la revista R de Grupo Reforma que su exilio obedecía a una persecución política de la administración de Enrique Peña Nieto, orquestada desde el despacho de Videgaray.
Sin embargo, en materia de política exterior, la 4T representa una continuación de lo que en círculos diplomáticos se conoce como la Doctrina Videgaray. Andrés Martínez, profesor de periodismo de la Universidad de Arizona y especialista de la relación bilateral, la describe como una estrategia de apaciguamiento y control de daños.
La visita de Andrés Manuel López Obrador a Washington se instala en esta narrativa. Los ex secretarios de Relaciones Exteriores, Bernardo Sepúlveda y Jorge Castañeda, le han advertido públicamente al presidente que tiene poco o nada que ganar y mucho que perder si va a la Casa Blanca cinco meses antes de la elección presidencial de Estados Unidos.
Agustín Gutiérrez Canet, diplomático retirado y esposo de la embajadora de México en Estados Unidos, Martha Bárcena, envió una fuerte crítica en su columna de Milenio:
“En México hay algunos que parecen olvidar el desastre de la visita del candidato Trump a Peña Nieto en Los Pinos, que ahora, después de cuatro años, parece que se va a repetir, a menos que súbitamente recuperemos la cordura”.
A pesar de ello, la administración de Andrés Manuel López Obrador se ha apegado a la Doctrina Videgaray, que puede entenderse a partir de tres elementos:
1. La centralidad de Jared Kushner en la relación bilateral
El yerno del presidente es el representante directo de los intereses de Trump en todas las discusiones de seguridad y comercio bilateral. Esto quedó asentado en una reunión privada que sostuvo el presidente Andrés Manuel López Obrador con Kushner en casa del co-presidente de Televisa, Bernardo Gómez. Tanto el gobierno de Enrique Peña Nieto como el actual han apostado a que Kushner actúe como el interlocutor de una relación cuya asimetría de poder se exhibe en políticas como la persecución de migrantes por la Guardia Nacional o la negociación del T-MEC, el acuerdo que entró en vigor la semana pasada y que dará lugar a una lluvia de litigios de parte de la oficina del USTR, Robert Lighthizer.
2. El antagonismo mexicano con el Estado Profundo
Al igual que Videgaray, Ebrard ha privilegiado lo que los americanos conocen como “backchanneling”. Es decir, el uso de canales informales para discutir asuntos de primera relevancia de la relación bilateral.
Esto implica que la burocracia profesional del Departamento de Estado y del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca ha sido relegada a un segundo plano. Los responsables de la política para América Latina en estas instituciones son Carlos Trujillo y Mauricio Claver Carone, dos figuras vinculadas al influyente senador por Florida, Marco Rubio, cuya agenda de política exterior ha chocado constantemente con los intereses de la cancillería de la 4T.
3. El desprecio de los demócratas
En el 2016, Enrique Peña Nieto le dio un trato presidencial a Donald Trump cuando aún era candidato a a la presidencia de Estados Unidos. Su gobierno no concretó una reunión con su rival demócrata, Hillary Clinton.
Cuatro años después, Andrés Manuel López Obrador descarta que su viaje a Washington incluya una visita a Joe Biden.
Dan Restrepo, ex asesor para América Latina del ex vicepresidente estadounidense, acusó que el presidente mexicano estaba siendo utilizado por motivos electorales.
La 4T está alienando al grupo político que, de acuerdo al consenso de encuestas y proyecciones de analistas políticos en Estados Unidos, se perfila para ocupar la Casa Blanca en noviembre de 2020.
En el debate público se cuestiona la verdadera razón por la cual el presidente viajó a Washington. La realidad es que el balance de poder entre Estados Unidos y México no ha cambiado. De eso se trata la Doctrina Videgaray.