23 de julio 2019
¡Que alguien me explique!
Kennedy y la prensa
¿Hay en México sociedades secretas conspirando contra el sacudimiento político generado por el presidente AMLO y su 4T? La historia de John F. Kennedy y su histórico discurso de abril de 1961 frente a los dueños de los medios en el Waldorf Astoria obliga a plantear esta pregunta.
Por Ramón Alberto Garza
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El 27 de abril de 1961, el entonces presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, se dirigió a los dueños de los medios de comunicación en una reunión abierta en el hotel Waldorf Astoria, de Nueva York.
El joven y popular mandatario tituló su discurso “El Presidente y la Prensa”, una pieza oratoria histórica en la que denunciaba los poderes en la sombra que hacían de la prensa una de sus mejores armas de resistencia.
Eran los días en que Kennedy tenía diferendos con la prensa escrita y debatía con los dueños de las televisoras su derecho a que le transmitieran sus conferencias de prensa, sus “mañaneras”, una petición que le negaban.
El mandatario norteamericano acuñó en aquel discurso el concepto del “peligro claro e inminente” y demandaba un cambio de perspectiva, un cambio de tácticas, un cambio de visiones; desde el gobierno, pasando por la gente, los hombres de negocios, líderes sindicales y por todos los periódicos.
El corazón de su discurso, recordado hoy, 58 años después, se vuelve altamente actualizado frente a los desafíos no solo de los gobernantes en México, sino en el mundo entero.
Kennedy dijo entonces, textual:
“Quiero hablarles sobre nuestras responsabilidades comunes ante un peligro común.
“La misma palabra ‘secreto’ es repugnante en una sociedad libre y abierta. Y nosotros como sociedad nos hemos opuesto históricamente a las sociedades secretas, a los juramentos secretos y a los procedimientos secretos.
“Y ahora existe un grave peligro y una necesidad de mayor seguridad que será aprovechada por aquellas personas ansiosas de expandirse hasta los límites de la censura y el encubrimiento.
“Nos enfrentamos en todo el mundo a una conspiración monolítica y despiadada que se basa principalmente en medios encubiertos para expandir su esfera de influencia; en la infiltración en lugar de la invasión; en la subversión en lugar de elecciones; en la intimidación, en lugar de la libre elección; en la guerrilla de noche, en lugar de ejércitos de día.
“Es un sistema que ha reclutado vastos recursos humanos y materiales para la construcción de una maquinaria altamente eficiente y muy compacta, que combina operaciones militares, diplomáticas, de inteligencia, económicas, científicas y políticas.
“Sus preparaciones están ocultas, no publicadas. Sus errores son enterrados, no divulgados.
“Sus disidentes son silenciados, no elogiados. No se cuestiona ningún gasto, no se divulga ningún rumor, ningún secreto es revelado.
“No le estoy pidiendo a sus periódicos que apoyen a mi administración. Pido su ayuda en esta gran tarea de informar y alertar al pueblo estadounidense.
“Nuestra prensa ha estado protegida por la Primer Enmienda, el único negocio específicamente protegido por la Constitución, confiados en que con su ayuda los hombres serán aquello para lo que han nacido: libres e independientes.”
Las reflexiones del popular presidente Kennedy frente a los dueños de los medios de comunicación reunidos en el Waldorf Astoria tocaron las fibras más sensibles del Pentágono, la CIA y el FBI.
Y frente a esa realidad, uno está obligado a cuestionar si existen en México sociedades secretas, a la sombra, conspirando contra el sacudimiento político generado por el presidente Andrés Manuel López Obrador y su Cuarta Transformación.
¿Existe alguna conspiración monolítica que se vale de algunos medios de comunicación para exaltar los desaciertos actuales y ocultar los errores del pasado, como lo advertía Kennedy en su discurso?
Es claro que medio siglo después los tiempos no cambian. Las amenazas son las mismas, los temores que se siembran son similares y los medios para alcanzar el propósito también.
Ojalá que el final de la historia en nuestro país no sea el mismo que el de aquella conspiración que le arrebató la vida al joven y carismático presidente norteamericano, dos y medio años después de que pronunciara aquel discurso que sacudió a los poderosos que conspiraban en las sombras.
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