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26 de diciembre 2024

25 de agosto 2020

¡Que alguien me explique!

El juicio a los ex presidentes

Sería bueno recordarle al presidente López Obrador que el decidir si los ex mandatarios cometieron o no ilícitos es facultad de la Fiscalía y del Poder Judicial, no es asunto de una Consulta Popular.

Por Ramón Alberto Garza

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Muy pobre asesoría es la que le están dando al presidente Andrés Manuel López Obrador aquellos que lo empujan a entrar en colisión directa con todo lo que huela al viejo sistema.

El mas reciente expediente de choque es el de la Consulta Popular para enjuiciar a los ex presidentes, a los que se les involucra en presuntos actos de corrupción. Desde Carlos Salinas de Gortari, pasando por Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

Sobra decir que aplaudimos la cruzada presidencial contra la corrupción política y empresarial que desde hace décadas azota a México. Y que igualmente defendemos el Estado de Derecho.

Dicho lo anterior, mas dudas que certezas dejó ayer la explicación del inquilino de Palacio Nacional sobre el cómo y cuándo de la llamada Consulta Popular para poner en el banquillo a los ex-mandatarios.

Sería bueno recordarle al presidente López Obrador que el decidir si los ex mandatarios cometieron o no ilícitos es facultad de la Fiscalía y del Poder Judicial, no es asunto de una Consulta Popular.

Insistimos en lo que ya advertimo antes. ¿Que pasa si la ciudadanía dice adelante con enjuiciarlos, pero no existen elementos jurídicos para hacerlo?

O viceversa, ¿que sucede si la ciudadanía dice nó al juicio, pero existen suficientes elementos jurídicos para consignar a alguno de los ex presidentes?

Pero lo mas preocupante, es el contrasentido dicho ayer mismo en La Mañanera cuando el presidente López Obrador dice que su propuesta es porque él no quiere ser el verdugo de los expresidentes.

Pero en en la misma Mañanera dice que la propuesta de enjuiciar a los expresidentes solo la pueden solicitar el Congreso o un millón y medio de firmas de los ciudadanos o el mismo presidente de la República. Cualquiera de los tres.

Si el no quiere ser verdugo y su fuerte no es la venganza, entonces tendríamos que esperar que de los legisladores o de los ciudadanos viniera la propuesta. Pues no. Lo dijo muy claro y sin ambajes.

Lo que está diciendo el presidente López Obrador es que aunque nadie de los que pueden pedirla la quieran, él entonces hará la petición. ¿No es eso hacerle al verdugo solitario? ¿No se interpreta eso como una venganza?

Quizás las respuestas a tan singular debate podamos encontrarlas en las fechas definidos para que se produzca la Consulta.

El primer tiempo se da entre el primero y el 15 de septiembre, que es la ventana de oportunidad para solicitar la Consulta Popular.

Si la solicitud viene de los legisladores o del presidente, se require la aprobación por mayoría de las dos Cámaras.

Si los ciudadanos son los que piden el juicio a los ex presidentes, ya no pasa por la aprobación del Congreso.

En ambos casos, pasando o no por las Cámaras, la petición va a la Suprema Corte. Y si se dictamina que es constitucional se le turna al INE para que organice la Consulta Popular.

Primera llamada: entre el primero y el 15 de septiembre en lugar de estar debatiendo el presupuesto 2021 de extrema austeridad por la crisis financiera y sanitaria, vamos a estar ocupados definiendo si Salinas, Peña Nieto y Calderón son sentados en el banquillo.

Segunda llamada: las fechas posibiles de la Consulta Popular solo puede ser dos. El 6 de junio, día de la elección para renovar la Cámara de Diputados y 15 gubernaturas, además del primero de agosto.

Si por lógica y para evitar duplicar costos se decide que la consulta se de el mismo día de la elección, la sola pregunta podría sesgar la intención del voto.

El mensaje sería: “Antes de votar no se olviden, hay ex presidentes del PRIAN listos para ser ejuiciados. Los llevamos a la barandilla”.

Lo que se concluye es que la propuesta de la Consulta Popular sobre los exmandatarios es una jugada en el tablero político que busca dominar la agenda electoral 2021. Y eso incluye predisponer el pensamiento colectivo del electorado el mismo día de la elección.

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