[hurrytimer id="116852"]
17 de octubre 2024

18 de julio 2024

¡Que alguien me explique!

“Irrisorio” Chong

Es claro que Miguel Ángel Osorio Chong opera bajo el amparo del presidente Andrés Manuel López Obrador y del gobierno de la Cuarta Transformación

Por Ramón Alberto Garza

COMPARTE ESTA HISTORIA

Es claro que Miguel Ángel Osorio Chong opera bajo el amparo del presidente Andrés Manuel López Obrador y del gobierno de la Cuarta Transformación.

Sólo así se explica que quien fuera Secretario de Gobernación -y al mismo tiempo de Seguridad Nacional en el gobierno de Enrique Peña Nieto– no haya sido tocado ni con el pétalo de una mañanera en Palacio Nacional. Es miembro dilecto del Clan de la Impunidad 2018.

No existe otra manera de entender que el susodicho esté dedicado en cuerpo y alma a defenestrar a Alejandro “Alito” Moreno, acusándolo de que hundió al tricolor en la pasada elección del 2 de junio. Ello aun cuando desde julio de 2023 ya renunció al partido.

Parece que al igual que al presidente Joe Biden, la memoria ya le falla al ex poderoso hombre de Bucareli. ¿O acaso ya olvidó que en su tiempo como operador político supremo de Enrique Peña Nieto se le fueron al PRI de las manos 10 gubernaturas, sólo ganaron dos de las 14 delegaciones de la Ciudad de México y en las elecciones legislativas, los tricolores se desplomaron en simpatizantes perdiendo 41 diputaciones respecto a las que se habían ganado tres años antes?

En 2015, Osorio Chong fue incapaz de retener los estados de Nuevo León, Colima, Michoacán y Querétaro. En 2016 se le escurrieron entre los dedos Tamaulipas y Veracruz y en 2017, el PRI perdió Chihuahua, Quintana Roo, Aguascalientes y Durango. En todo ese tiempo, el tricolor sólo recuperó Oaxaca y Sinaloa.

Ni qué decir de la Ciudad de México, en donde de las 14 delegaciones, el PRI apenas pudo retener dos: Magdalena Contreras y Cuajimalpa.

Eso sin contar que, en los comicios legislativos de 2015, el PRI perdió también el 34 por ciento de la votación respecto a 2012, cuando apenas lograron 11.6 millones de votos contra los 19.1 que el PRI levantó en la presidencial de Enrique Peña Nieto. Se le fueron 8.5 millones de electores y con ello, el PRI redujo su bancada en 41 diputaciones.

Los incondicionales de Osorio Chong dirán que las grandes derrotas del PRI durante el peñismo son endosables al entonces presidente del PRI, Manlio Fabio Beltrones. Pero esa mentira no es verdad.

En sus ambiciones desmedidas por acaparar la candidatura presidencial del PRI en 2018, Osorio Chong se dedicó a meterle el pie al único rival de peso que tenía, que era Manlio Fabio Beltrones. Lo quería fuera de la fotografía para garantizar que fuera él la única opción.

Y el hombre de Bucareli se dedicó a pactar a espaldas del PRI -con los candidatos opositores- prometiéndoles financiar sus campañas y operar territorialmente para ellos, a fin de que derrotaran a sus rivales tricolores. El pacto era que, cuando en 2018 Osorio Chong fuera el candidato presidencial, lo apoyaran en las entidades que gobernarían.

Pero desde Estados Unidos fueron enviados los expedientes que le impusieron un veto a la candidatura del Secretario de Gobernación, a quien le veían muy condescendiente con el nuevo cártel del sexenio peñista: Jalisco Nueva Generación.

Por eso, Osorio Chong se apañó al acuerdo de impunidad del 2018 con el presidente López Obrador. Para que sus abundantes expedientes de los dineros desaparecidos de la lucha contra el crimen organizado se fueran al baúl del olvido. Y con ello se congelaran todas las denuncias que se centraban en su operadora financiera Frida Martínez, acusada de desviar dos mil 500 millones de pesos del Erario.

Hoy, Osorio Chong se desgarra las vestiduras. Primero fue para buscar arrebatarle al campechano la dirigencia del PRI antes de que se dieran las candidaturas presidenciales. Fracasó y salió por la puerta trasera, renunciando al tricolor.

Ahora, Osorio Chong vuelve a la palestra, exigiendo que se escuche la voz de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, quien acusa a Alejandro Moreno de desvíos en sus días como mandatario de ese estado. ¿El último secretario de Gobernación priista, levantándole la mano a la actual gobernadora morenista contra el presidente del PRI?

Y todavía lo que es peor, exigiendo que se investigue la residencia de Alito en Campeche, a la que se le atribuye un valor de 300 millones de pesos. ¿De verdad, hay alguien que crea que esa residencia pueda venderse en 17 millones de dólares? ¿En Campeche? Si así fuera, con los desvíos que se le atribuyen a su pupila, Frida Martínez, se pueden construir ocho mansiones de ese precio.

Lo dicho. Son tan falaces y hasta cómicos esos señalamientos, que al denunciante ya lo van conociendo como Miguel Ángel “Irrisorio” Chong.

Publicidad
Publicidad
Publicidad