1 de agosto 2023
Política
Invasión 2024: el plan radical del Partido Republicano
La elección estadounidense de 2024 es la más importante para la relación bilateral en la época reciente. En juego no sólo está el futuro del modelo económico mexicano, sino la posibilidad legal de que Washington intervenga militarmente en México
Por Rodrigo Carbajal
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“La caída del Estado mexicano en un espiral de violencia, corrupción y autoritarismo de izquierda es una amenaza directa tanto para los Estados Unidos como para los ciudadanos mexicanos”.
Este es el fragmento de un posicionamiento publicado la semana pasada por los ‘think tanks’ conservadores más influyentes de la nueva derecha estadounidense: The Heritage Foundation, The Center for Renewing America, The Center for a Secure Free Society, The America First Policy Institute y The Texas Public Policy Foundation.
El documento es una radiografía de la acelerada radicalización del discurso anti mexicano en el Partido Republicano. Plantea que México ha dejado de ser un socio y aliado de Estados Unidos, por lo que el consenso político que durante décadas sustentó al TLCAN, al T-MEC y a programas de cooperación bilateral como la Iniciativa Mérida simplemente ha colapsado.
Traducción: la elección estadounidense de 2024 es la más importante para la relación bilateral en la época reciente. En juego no sólo está el futuro del modelo económico mexicano, sino la posibilidad legal de que Washington intervenga militarmente en México.
Ken Cuccinelli, ex subsecretario de Seguridad Interior de la administración de Donald Trump y miembro del Center for Renewing America, un think tank que asesora las campañas de Trump y de Ron DeSantis, declaró a The Financial Times que “es momento de aceptar que la relación con México ya cambió”.
El tono abierto de agresión en contra de México no tiene precedente en la historia reciente de Estados Unidos, al menos no de un sector político que estuviera en posibilidad de llegar a la Casa Blanca. Estas organizaciones acusan que el gobierno mexicano mantiene “una simbiosis consciente y voluntaria” con los cárteles de la droga en varios niveles, “incluso llegando hasta la Presidencia”.
Se argumenta que esto ha quedado de relieve en la “disposición” del presidente Andrés Manuel López Obrador de establecer pactos con las organizaciones criminales mexicanas y de que ha manifestado defenderlos de acciones por parte de Estados Unidos.
La derecha estadounidense sostiene que el Estado mexicano ha perdido el control del territorio: “El gobierno está fallando en su obligación de proteger su territorio y evitar que sea utilizado como una base de operaciones contra sus vecinos”.
J.D. Vance, senador del Partido Republicano por Ohio y miembro de la nueva derecha impulsada por el empresario Peter Thiel, dijo hace semanas a Meet the Press que la industria del fentanilo ha desestabilizado a México.
Falko Ernst, analista de Crisis Group especializado en el estudio de conflictos criminales y paramilitares en el país, considera que el tráfico de drogas sintéticas se ha vuelto una fuente de disputa política y territorial entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación. Documentos judiciales de Estados Unidos muestran que la transición de las organizaciones criminales mexicanas hacia el tráfico de fentanilo inició en el 2014, precisamente en un año que fue punto de inflexión en la explosión de la tasa de homicidios.
Las críticas de la derecha estadounidense están sustentadas, no sólo en la incapacidad del gobierno mexicano para asegurar su territorio, en el clásico argumento del “Estado fallido”, sino en las consecuencias de salud pública que tiene el tráfico de fentanilo. El año pasado, 85 mil estadounidenses murieron por sobredosis de opiáceos, la mayoría por complicaciones por consumo de esta droga sintética.
El fentanilo se ha convertido en un tema que le permite al Partido Republicano movilizar a su base. Las sobredosis afectan de manera desproporcionada a regiones rurales donde la derecha americana encuentra sus bastiones políticos.
Las aseveraciones de los ‘think tanks’ conservadores en relación a México no necesariamente están calibrados. La mayoría de las políticas propuestas por organizaciones como The Center for Renewing America ignoran las consecuencias que podría tener desestabilizar profundamente al gobierno mexicano. El periodista Fareed Zakaria argumentó en un editorial reciente para The Washington Post que evaluar a México como un Estado fallido podría convertirse en una profecía autocumplida.
Sin embargo, eso ahora es irrelevante. El posicionamiento es un reflejo del creciente consenso dentro del Partido Republicano de que es necesaria una intervención militar en México para enfrentar a los cárteles de la droga que exportan fentanilo y otras drogas sintéticas.
Esta postura, patente en pronunciamientos de congresistas, senadores y aspirantes a la Presidencia, se ha vuelto un lugar común a lo largo de todo el espectro de la derecha estadounidense.
La plataforma de prácticamente todos los aspirantes a la nominación presidencial del Partido Republicano apoya la designación de los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas.
Esta postura transita desde perfiles moderados, como el del ex gobernador de Arkansas, Asa Hutchinson, quien pretende convertirse en la opción del establishment del Partido Republicano en 2024, hasta el de figuras asociadas a la nueva derecha, como el empresario conservador Vivek Ramaswamy.
Donald Trump ha solicitado el uso de fuerzas especiales en territorio mexicano para combatir a las organizaciones criminales, de acuerdo a un reporte de Politico.
Trump considera que debe utilizarse el rango completo de opciones militares contra los cárteles de la misma manera en que “acabamos con ISIS y con el Califato de ISIS”.
Ron DeSantis, el gobernador de Florida que se ubica en tercer lugar de las encuestas de la primaria republicana, planteó un bloqueo naval a México en el Océano Pacífico.
En una entrevista para Politico, el congresista republicano Mike Waltz hizo énfasis en esta analogía utilizada por Trump: “Tenemos que empezar a pensar sobre estos grupos más como ISIS que como la mafia”.
Algunas figuras del partido, como el ex asesor de seguridad nacional, John Bolton, rechazan la opción militar en México, pero el grueso de la base se ha comprometido con esta idea.
El senador Lindsey Graham está promoviendo una iniciativa formal en la cámara alta para designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas. Tom Cotton, el senador de Arkansas, avala la iniciativa.
Se trata de una legislación espejo de la iniciativa planteada en la Cámara de Representantes por el congresista de Texas, Dan Crenshaw, y el congresista de Florida, Mike Waltz, para expandir los poderes militares de la Casa Blanca con fines de intervención en territorio mexicano.
Michel McCaul, congresista de Texas, introdujo una legislación para declarar al fentanilo como arma química.
Nikki Haley y Tim Scott, aspirantes a la nominación presidencial del Partido Republicano, han sugerido la intervención de fuerzas especiales en México para enfrentar a los cárteles.
En el Congreso, iniciativas bipartidistas están considerando que México sea transferido de la jurisdicción del Comando Norte al Comando Sur del Ejército americano. Una política que permitiría la implementación de un programa similar al Plan Colombia.
La derecha estadounidense propone un cambio radical en la relación bilateral, dejar atrás la vieja política de Washington de separar los temas comerciales de los de seguridad nacional y de hacer caso omiso a los casos de corrupción que condicionan al sistema político mexicano.
La situación es crítica y México se juega su supervivencia en la elección de 2024.