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3 de julio 2025

21 de mayo 2019

¡Que alguien me explique!

Impuestos y PRIAN

El Presidente Andrés Manuel López Obrador, escoltado por la titular del SAT, Margarita Ríos Farjat, y por su consejero jurídico, Julio Scherer, dio un gran paso al anunciar que el Ejecutivo Federal renunció a su facultad de condonar impuestos

Por Ramón Alberto Garza

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“Era un huachicol de cuello blanco”. Ese fue el calificativo que empleó el presidente Andrés Manuel López Obrador para cancelar la dañina práctica fiscal de la condonación de impuestos.

El inquilino de Palacio Nacional reveló en su mañanera que en los últimos dos sexenios el monto de lo condonado, sobre todo a contribuyentes muy mayores, superó los 400 mil millones de pesos.

Flanqueado por Margarita Ríos Farjat, la titular del SAT, y por Julio Scherer, su consejero jurídico, el mandatario firmó el decreto para cancelar este favor selectivo que lesionó por años al fisco mexicano.

La práctica de condonar se instaló en el 2000, en el sexenio de Vicente Fox, cuando en el primer mes de su gobierno modificó el Código Fiscal para condonar entre el 10 y el 12.5 por ciento de los créditos fiscales a contribuyentes. Aunque su impacto pasó más como perdón fiscal generalizado y el impacto fue limitado.

Pero apenas Felipe Calderón se cruzó con dificultades portando la banda presidencial, el 27 de diciembre del 2006 modificó la Ley de Ingresos de la Federación permitiendo condonaciones de entre 80 y 100 por ciento, al igual que la eliminación del 100 por ciento en multas, recargos y gastos de ejecución.

En los seis años del co-gobierno del PRIAN calderonista, los perdones fiscales evitaron que entraran a Hacienda 161 mil 931 millones de pesos a valor presente.

Vino luego el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, que también en su primer mes envió, el 17 de diciembre de 2012, una modificación a la Ley de Ingresos que autorizaba condonaciones de entre 60 y 100 por ciento en impuestos, cuotas compensatorias y multas.

Y en esos seis años del último gobierno priista se condonaron 238 mil 971 millones de pesos de impuestos a valor actual, de los cuales 219 mil 612 millones fueron condonados el primer año.

¿No les parece curioso que las grandes condonaciones fiscales se dieran en el primer mes de los nuevos gobiernos, como pagando favores de campaña a algunas grandes empresas o para buscar quedar bien y lograr los apoyos políticos necesarios para legitimarse en el poder?

Pero la injusticia no solo radica en la condonación, sino que en esos 11 años los mayores beneficiaron del perdón fiscal fueron solo 108 contribuyentes con ingresos mayores a 400 millones de pesos cada uno.

Solo a este selecto grupo les condonaron 213 mil millones de pesos. Un promedio de 2 mil millones de pesos por contribuyente.

Pero para que vean el tamaño de los favores que se repartían, a los primeros cinco contribuyentes favorecidos por ese “huachicol fiscal de cuello blanco” se les perdonaron –solo a 5 de ellos- mas de 65 mil millones de pesos.

Solo a los dos primeros grandes beneficiarios se les borraron cerca de 18 mil millones de pesos de impuestos a cada uno.

Por eso es digno del mayor reconocimiento la medida implementada por Margarita Ríos Farjat y rubricada por el presidente López Obrador.

Pero para redondear la faena no basta que se señale el pecado y el monto del daño de ese pecado. Los mexicanos queremos la identidad de los pecadores.

Es cierto que algunos de los que recibieron las condonaciones buscaron el Amparo para que no se dieran a conocer sus nombres.

Pero eso va contra el derecho a la información, sobre todo cuando está de por medio un presunto desfalco a la nación.

Nombres, nombres, nombres, es lo que continúa haciendo falta en el gobierno de la Cuarta Transformación. En el huachicol negro de Pemex y en el huachicol de cuello blanco en Hacienda.

Por lo pronto, reconozcamos que se dio un gran paso.

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