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23 de noviembre 2024

23 de octubre 2024

¡Que alguien me explique!

Golpe de Estado Técnico

Asistimos hoy, en México, a la peligrosa antesala de lo que podría ser calificado como un Golpe de Estado Técnico, desde el Congreso

Por Ramón Alberto Garza

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Asistimos hoy, en México, a la peligrosa antesala de lo que podría ser calificado como un Golpe de Estado Técnico, desde el Congreso.

Las Cámaras de Diputados y Senadores entraron ayer martes en abierta colisión con el Poder Judicial, buscando despojarlo de su calidad de última instancia legal en asuntos constitucionales.

De aprobarse la iniciativa presentada por el diputado Ricardo Monreal y por el senador Adán Augusto López, el Poder Legislativo sería el dueño de la última palabra en materia legal, por encima de los jueces, magistrados y ministros de la Corte.

La controvertida iniciativa fue presentada con la presencia de Luisa María Alcalde, presidenta de Morena, y de Andrés López Beltrán, secretario de organización de Morena e hijo del ex presidente Andrés Manuel López Obrador. Es decir, es una reforma partidista para acabar de darle a Morena el control absoluto del sistema legal nacional.

Si la Mayoría Calificada en el Congreso le da el visto bueno a esta iniciativa, el Poder Judicial dejaría de ser la última instancia constitucional y el derecho de Amparo sería aplicable sólo a los quejosos, pero nunca sentaría jurisprudencia.

La sorprendente y peligrosa iniciativa presentada por Ricardo Monreal y por Adán Augusto López, con la presencia de los líderes de Morena, pretende impedir que existan controversias constitucionales y que la última palabra en las reformas sea del Poder Legislativo, partidista, y no del Poder Judicial. Un cambio dramático que instalaría a la filiación política por encima de la Ley.

El Golpe de Estado radica en que el Poder Legislativo está promoviendo que no sean impugnables las controversias constitucionales y que la última palabra siempre la tengan los legisladores.

Es decir, se nulifica el papel de árbitro legal del Poder Judicial, incluida la Suprema Corte, y se le transfiere el poder a los diputados y senadores, que tienen intereses partidistas y que con la mayoría calificada que hoy detenta Morena se transformarían en el fiel de una balanza inclinada a los intereses de la presidenta y del partido en el poder.

Dramático, por decir lo menos. Dictatorial, porque el partido en el poder acabaría dominando el Ejecutivo y con la Mayoría Calificada imponiendo su Ley en el Legislativo se acaba por adueñar de las funciones del Poder Judicial al que nulifica.

Es un sacudimiento mayor al sistema político mexicano que dejaría de descansar en el equilibrio de los tres poderes para transitar a una autocracia partidista, sin derecho de réplica, con los poderes Legislativo y Judicial. Una dictadura partidista disfrazada de consenso democrático.

El retroceso es atroz, la intentona es antidemocrática y la propuesta coloca a legisladores poco preparados y con filiación partidista al frente del sistema judicial que se ve reducido a un legitimador de lo que esas mayorías falsas dicten.

Este es el primer experimento que practica la llamada Mayoría Calificada sobre las reformas constitucionales que, con su propuesta, pasan a ser del dominio exclusivo del partido en el poder, es decir, de Morena.

Esto, de facto, es un Golpe de Estado Técnico. La sujeción del Poder Judicial a los caprichos de los coordinadores del Senado y de la Cámara de Diputados. Fin al equilibrio de los poderes.

Tendrá más autoridad un legislador populista que un juzgador -magistrado o ministro- que se preparó por años para hacerle frente al reto de la justicia. Lo que ya en su tiempo sucedió con Cuba y Venezuela. ¿Están copiando el script?

Lo dramático de la intentona golpista desde el Poder Legislativo es que la reforma que promueven es retroactiva, lo que es una admisión explícita de que la Suprema Corte sí tiene injerencia sobre la Reforma Judicial.

La controvertida propuesta Monreal-López también elimina la posibilidad de frenar una reforma con base en vicios legislativos y elimina la posibilidad de que las sentencias de tribunales internacionales tengan validez.

Para decirlo en pocas palabras, estamos frente a la instauración de una dictadura parlamentaria que elimina de facto la división de poderes. Ni la presidenta podría actuar con toda libertad si no pasa por el visto bueno de la dupla del Congreso, ni el Poder Judicial podría sacar adelante o frenar sus iniciativas porque le están cambiando las reglas del juego. Los están nulificando.

¿Serán estas las nuevas reglas del nuevo régimen que se está trazando desde La Chingada? Sí, la de Palenque.

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