7 de junio 2017
¡Que alguien me explique!
Froylan y Lozoya, ¿en capilla?
Aunque en México aún no se enfrían las elecciones es urgente agotar los pendientes y uno es el escándalo de Odebrecht
Por Ramón Alberto Garza
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Aún no se enfrían las elecciones del pasado 4 de junio, que tienen largo camino por recorrer en los tribunales, pero la nación no puede parar. Y por eso es urgente agotar los pendientes, antes de que estallen en la cara.
Y uno de esos grandes pendientes es el escandaloso soborno de Odebrecht, el de los 10.5 millones de dólares que los directivos de la constructora brasileña ya confesaron que le dieron a un funcionario de Pemex.
La investigación tiene meses en proceso, algunos dicen que temporalmente enlatada, mientras no pasaran las elecciones.
Pero las pesquisas ya no se pueden posponer porque estamos a unos días de que desde Brasil se libere la lista completa de aquellos funcionarios y empresarios que fueron sobornados en 12 países.
Y la verdad que sería muy lamentable que, en medio de las capturas de los ex gobernadores en Italia, Guatemala y Panamá, la revelación del nombre del mexicano o los mexicanos sobornados viniera desde Brasil.
Ya el procurador Raúl Cervantes fue hasta tierras cariocas para indagar personalmente los detalles del soborno. Fue un intento por verificar, de cara con directivos de Odebrecht y autoridades brasileñas, los alcances de la denuncia.
Y a su regreso prometió que hacia finales de mayo o principios de junio se concluirían las investigaciones para revelar el nombre o los nombres.
Pues con la novedad de que las elecciones cruciales del Estado de México ya pasaron, estamos a 8 de junio, y el reloj marca la hora de la verdad.
Y de acuerdo a las indagatorias, dos nombres estarían colocados en la antesala de esa larga investigación. En primera fila de los expedientes está el nombre de Froylan García, coordinador ejecutivo de la dirección de Pemex en los días de Emilio Lozoya.
Pero si el caso Odebrecht presuntamente se limita a Froylán, pocos creerían que la actuación se diera, sin la anuencia tácita o explícita, de su amigo y jefe de todas las confianzas, Emilio Lozoya Austin.
Porque si el soborno de esa magnitud se mantiene en el segundo nivel, la credibilidad de la investigación será escasa, por no decir que increíble.
Sobre todo cuando se voltea a Sudamérica, en donde la operación Lava Jato o Car Wash para los norteamericanos, ya alcanzó a cinco presidentes.
En Brasil, Dilma Rousseff fue destituida en funciones. La investigación está sobre Luis Inacio Lula da Silva, a quien le endosan el padrinazgo sobre Marcelo Odebrecht y también sobre el actual presidente, Michel Temer, quien reitera una y otra vez que no va a renunciar.
Y en Perú, está indicado no solo el expresidente Alejandro Toledo, quien ya es hoy prófugo de la Justicia. También el actual mandatario Pedro Pablo Kuckzynski es investigado por la fiscalía independiente de aquel país, a la par de media docena de altos funcionarios.
Por eso advertimos que todo apunta a que en el eje de la investigación por concluir no solo estará el nombre de Froylán García, sino también el de Emilio Lozoya.
Si es así, será una señal de que el presidente Enrique Peña Nieto si va a cerrar su último año con una cruzada contra la corrupción que vaya mas allá de Padrés, Duarte, Yarrington y Borge. Porque se estarían tocando ya intereses de gabinete.
Y si eso se cierra entre julio y agosto con la confirmación de la victoria, así sea marginal, de su candidato Alfredo del Mazo en el Estado de México, se puede comenzar a pensar que el inquilino de Los Pinos arrancó la pavimentación de su salida.
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