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3 de agosto 2020

Política

¿Por qué Francia? México y la vacuna contra el Covid-19

Que el laboratorio francés Sanofi nos tome en cuenta en su vacuna contra el Covid-19 no es por buena onda. Detrás hay una historia que involucra a los últimos 4 sexenios, una fábrica de vacunas en la carretera México-Querétaro y millones de pesos de por medio.

Por Teresa Liaño

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En México ya nadie se queda en casa. Por eso, la vacuna es nuestra mejor oportunidad para contener la epidemia, que este fin de semana superó los 430 mil contagios. Y para eso, el gobierno está haciendo equipo con Francia.

Y eso está bien, solo que Francia no lidera la carrera para encontrar la cura al Covid-19. ¿Entonces, por qué el gobierno los eligió a ellos?

Hace unos días el canciller Ebrard informó que vamos a colaborar con el laboratorio francés SANOFI-PASTEUR en la fase 3 de su vacuna, y eso nos dará acceso preferente para cuando ya esté lista.

Pero que Sanofi nos tome en cuenta, no es por buena onda. Detrás hay una historia que involucra a los últimos 4 sexenios, una fábrica de vacunas en la carretera México-Querétaro y millones de pesos de por medio.

Pero para entenderlo, hay que regresar en el tiempo.

Inicios de siglo, Vicente Fox era presidente y la Organización Mundial de la Salud advirtió a todos los países del riesgo de una pandemia de influenza.

En nuestro país, estaba recién creado el Laboratorio de Biológicos y Reactivos de México, o mejor conocido como Birmex, que es una paraestatal a la que se le encomendó ‘hacer lo que hubiera que hacer’ para producir una vacuna nacional contra la influenza.

Ya con Felipe Calderón al mando, en 2007 el gobierno compró una planta con el objetivo de remodelarla y acondicionarla para producir la vacuna. Y aquí se empiezan a cruzar los cables, porque la planta se la compraron a Sanofi, sí… el mismo Sanofi que nos involucró en las pruebas de su vacuna contra el Covid-19. La planta nos costó 237.23 millones de pesos.

Pasaron casi 9 años, cambió la administración, y esa planta seguía inoperable. Todo este tiempo el gobierno, a través de Birmex, estuvo al mando de las remodelaciones y compras de equipo nuevo, en las que según la Auditoría Superior de la Federación se gastaron 720.13 millones de pesos.

En total se desembolsaron 957.36 millones de pesos, que por cierto Birmex señaló que por tratarse de un proyecto estratégico, el 93.25% fue financiado con recursos federales y el 6.75% con propios.

Pero aún y con todo ese dinero Birmex fue incapaz de concluir el proyecto, y ¿quién levantó la mano? Sanofi.

En 2015 la planta que originalmente Sanofi vendió al gobierno se le regresó y con premio. Bajo la condición de echarla a andar, Birmex le devolvió la planta a Sanofi en comodato por 15 años, con todo y el equipamiento.

Pero además, a cambio de salvar la planta, Sanofi se quedó con el monopolio de la vacuna de la influenza, Birmex se comprometió a comprarle un total 533 millones de dosis. Con ese trato sellado entre Birmex y Sanofi, nació Azteca Vacunas.

En 2018 el laboratorio francés Sanofi informó que invertirá 129 millones de euros, para construir (o más bien reconstruir) Azteca Vacunas en una planta de última generación. Al tipo de cambio del 2018, equivale a unos 2,967 millones de pesos.

Pero nadie habla de los 957.36 millones de pesos que el gobierno le invirtió a la planta a través de Birmex, y que no produjo ni una sola vacuna.

Ahora en esta administración, el laboratorio francés regresa tendiendole una mano a México, al hacernos parte de su vacuna contra el Covid-19. Y si se preguntaban, ¿por qué Francia? En la carretera México-Querétaro podría estar la respuesta.

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