23 de mayo 2023
Política
Estado de México: nada para nadie
Lo que empezó como una disputa entre el Grupo Atlacomulco y el Grupo Texcoco por quedarse con el Estado de México se ha convertido en la hoja de ruta del sistema político mexicano de cara a la sucesión presidencial de 2024
Por Rodrigo Carbajal
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Una reunión de emergencia en Morena, una operación multimillonaria de financiamiento paralelo atribuida al Grupo Atlacomulco y los datos de la elección de 2021 sugieren que la elección a la gubernatura del Estado de México será mucho más cerrada de lo que se tenía presupuestado originalmente por la coalición del presidente Andrés Manuel López Obrador.
La semana pasada, Mario Delgado, presidente nacional de Morena, convocó a prácticamente todos los operadores políticos del partido a nivel nacional para movilizar recursos humanos y financieros a la campaña de la candidata de Morena en el Estado de México, Delfina Gómez.
De acuerdo a personas cercanas a la estructura de tierra de la 4T con conocimiento del asunto, se hizo un llamado de emergencia a todos los poderes fácticos asociados a Morena, incluso a los operadores nacionales que estaban comisionados a la campaña de Armando Guadiana en Coahuila.
El mensaje se extendió también a los aspirantes de Morena a la candidatura presidencial: Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal.
“Nuestro movimiento tiene sus prioridades, sus estrategias, y les llamo a ellos a que las respeten, a que dejen también en este mes que queda de mayo las actividades que han tenido ellos y sus equipos”, dijo Mario Delgado el 3 de mayo. “Vamos a concentrarnos, no perdamos el foco, no nos distraigamos y concentrémonos en el triunfo en Coahuila y en el Estado de México”, agregó.
Esta narrativa se ha interpretado como un reconocimiento implícito del ambiente de incertidumbre que prevalece en el cuarto de guerra de Delfina Gómez, que comandan los líderes del Grupo Texcoco, el senador Higinio Martínez y el ex administrador general de Aduanas, Horacio Duarte.
La petición de Mario Delgado representa una reacción a una operación del equipo de Alejandra del Moral, candidata de la Alianza Va por México, para afiliar a líderes de estructura que militan en los partidos de la coalición Juntos Haremos Historia.
Este fin de semana, en un mitin en el municipio de Coacalco, Alejandra del Moral declaró que 500 liderazgos de Morena y del Partido Verde se han sumado a su proyecto.
La operación habría sido financiada por un grupo de la élite política y empresarial que durante décadas ha dominado el gobierno del Estado de México: el llamado Grupo Atlacomulco, que se ha decidido a no ceder el control de la entidad y que ha marcado distancia de la postura de neutralidad del actual gobernador, Alfredo del Mazo, y del ex presidente Enrique Peña Nieto.
La campaña de Delfina Gómez ha intentado construir la narrativa del triunfo inevitable. Morena sostiene que tiene una ventaja de 20 puntos porcentuales de preferencia electoral efectiva sobre Alejandra del Moral, candidata del PRI-PAN-PRD.
A dos semanas de la elección, las encuestas no ofrecen una ruta clara de lo que va a suceder el 4 de junio.
Un ejercicio estadístico elaborado por el periódico El País que sigue la evolución del promedio de encuestas de voto efectivo, concede a Delfina Gómez una preferencia de 57.8 por ciento contra 41.8 por ciento de Alejandra del Moral.
Sin embargo, la dispersión de las encuestas es significativa. Una encuesta realizada por el periódico El Financiero y que fue publicada el 11 de mayo, dibuja una ventaja de 24 puntos porcentuales para la candidata de Morena.
La fotografía contrasta con la encuesta que Demoscopia Digital publicó una semana antes, en la que la diferencia efectiva de Gómez sobre Del Moral es de apenas seis puntos porcentuales.
Alejandra del Moral ha reiterado, públicamente, que el proceso electoral ha llegado al punto del “empate técnico”.
En contraste, Higinio Martínez, senador de Morena y padrino político de Delfina Gómez, declaró la semana pasada que la candidata de la 4T ganará la elección por 500 mil votos.
La elección federal de 2021 ofrece un punto de referencia. En ese año, los partidos de la Alianza Va por México obtuvieron 50 mil votos más que los partidos de la coalición del presidente Andrés Manuel López Obrador. Se trata de una diferencia mínima en un padrón de 12.5 millones de votantes. El Estado de México está polarizado por un referéndum sobre la 4T.
Como lo señala Carlos Hernández Torres, de México Big Data, Morena ha perdido votantes desde 2018 en el Estado de México. Ese año, el partido de Andrés Manuel López Obrador obtuvo 3.3 millones de votos. En la elección federal de 2021, obtuvo 2.4 millones y en la consulta de 2022, apenas 1.7 millones, equivalente al 14 por ciento del padrón electoral. El consenso de analistas estima que este es el voto duro real de Morena en el Estado de México.
De manera paralela, la tasa de abstencionismo ha crecido de manera significativa: 33 por ciento en 2018, 46 por ciento en 2021 y 84 por ciento en 2022. Este fenómeno les otorga una influencia desproporcionada a las estructuras de tierra y a la entrega de apoyos y dinero en efectivo para movilizar el voto.
La candidata del PRI-PAN-PRD, que fue secretaria de Desarrollo Social en el gobierno de Alfredo del Mazo, ha sido enfática en este sentido. No es casualidad que su principal proyecto de política pública sea la continuidad del salario rosa.
Y la candidata de Morena tampoco es ajena a esta situación: fue sentenciada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación por haber sido parte de un esquema para desviar parte del salario de los trabajadores municipales de Texcoco al partido de Morena.
La competencia electoral del Estado de México es, entonces, una función del dinero paralelo y de la movilización electoral.
Las implicaciones políticas son altamente relevantes. En la oposición, entienden que el desempeño de la coalición PRI-PAN-PRD en la elección a la gubernatura del Estado de México va a definir la supervivencia de la Alianza Va por México, de cara al 2024, particularmente en un momento en que figuras nacionales como el senador panista, Damián Zepeda, cuestionan su viabilidad política.
En Morena, una derrota significaría la primera ruptura de la coalición de Andrés Manuel López Obrador en la antesala de la definición del candidato presidencial de Morena, que está programada para septiembre. También se traduciría en el colapso inmediato del grupo político de Mario Delgado en la dirigencia nacional.
Lo que empezó como una disputa entre el Grupo Atlacomulco y el Grupo Texcoco se ha convertido en la hoja de ruta del sistema político mexicano de cara a la sucesión presidencial de 2024.