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21 de noviembre 2024

20 de noviembre 2024

¡Que alguien me explique!

Entre la rebeldía y la sumisión

El gobernador emecista de Jalisco, Enrique Alfaro, dio el grito de independencia. No confundió noviembre con septiembre. Simplemente se cansó de que le rebajaran dos años consecutivos las participaciones federales

Por Ramón Alberto Garza

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Desde Jalisco, el epicentro de uno de los dos estados naranja, se están agitando las aguas nacionales. El gobernador emecista Enrique Alfaro dio el grito de independencia. No confundió noviembre con septiembre. Simplemente se cansó de que le rebajaran dos años consecutivos las participaciones federales.

Y en conferencia de prensa, el mandatario de Movimiento Ciudadano anunció que su entidad -una de las cuatro más prósperas junto con Ciudad de México, Estado de México y Nuevo León- está planteando salirse del Pacto Fiscal. No más dependencia de estar esperando que el gobierno central se apiade de sus necesidades, cuando se envían desde esa entidad muchísimos más impuestos de lo que se le regresa en participaciones.

En datos duros, el gobernador Enrique Alfaro dijo que, tan sólo entre 2023 y 2024, el gobierno de la Cuarta Transformación le escamoteó a Jalisco cerca de 8 mil millones de pesos de lo que le correspondían del reparto que se da con la fórmula del reparto fiscal vigente. Es decir, no le cumplieron lo que le tocaba.

Y dado ese inmerecido maltrato, el mandatario jalisciense dice que ya fue suficiente. Que Jalisco está planteando al Congreso local su retiro del Pacto Fiscal, lo que lo convertiría legalmente en el primer estado independiente, autónomo. Habrá que esperar la respuesta, no sólo de los legisladores, sino de la presidenta Claudia Sheinbaum, porque si la mecha se enciende, el mal ejemplo puede cundir con todos los estados que se sienten maltratados y marginados del justo reparto de dádivas federales.

Ya en 2021, el entonces candidato a gobernador de Nuevo León, el también emecista Samuel García, anunciaba como la punta de lanza de su propuesta de gobierno el exigir nuevas reglas, más equitativas, en el Pacto Fiscal.

Pero el mandatario Fosfo Fosfo acabó del brazo y por la calle con el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien le bajó la guardia y lo obligó -con qué sabe qué chantaje o extorsión- a olvidarse de decretar que Nuevo León se independizaba de la Federación, como hoy sí lo intenta hacer Jalisco.

El gobernador Samuel García debe estar pensándola dos veces después de que su homólogo jalisciense se lanzó al ruedo, sobre todo, porque para sobrevivir el 2025 la tesorería de Nuevo León está pidiendo un techo de deuda de 17 mil millones de pesos. Y si ya el llamado Estado insignia de la industria y la avanzada nacional es el más endeudado de todo el país-incluyendo la Ciudad de México- pues ya pueden imaginar lo que no está dispuesta a ceder la oposición prianista, que controla la mayoría de aquel Congreso local.

A la par de las necesidades financieras, el gobernador tiene una muy grande urgencia política: que Morena no se sume al PRIAN para alcanzar la mayoría calificada que les permita operar alguno de los tres juicios políticos que están en marcha y que le generarían a Samuel García su salida de la gubernatura y la consecuente designación de un interino. Por eso, en Nuevo León, no cabe el sostener la promesa de campaña del ajuste al Pacto Fiscal que sí se está impulsando en Jalisco. El ponente gobernador no sobreviviría.

Por si fuera poco, esta telenovela de rebeldía y sumisión naranja tiene un ingrediente más: la inestabilidad en la permanencia de Dante Delgado como presidente nacional de Movimiento Ciudadano.

Devaluado como líder naranja tras sus traspiés políticos que dejan asomar que ya perdió el control de su partido, Dante Delgado padece también de una delicada enfermedad que, en apariencia, le exige retirarse muy pronto de la escena política. El relevo es obligado, inminente.

El problema radica en que la única carta que presenta Dante Delgado para su relevo es la de Jorge Álvarez Máynez, el candidato presidencial naranja que tiene tan pobre imagen, que ni en su natal Jalisco lo apoyan sus “amigos” emecistas.

Para decirlo en pocas palabras, el oficio político de Dante Delgado rodó por los suelos. Se le percibe alineado a Morena, con un gobernador rebelde en Jalisco que no lo respeta y al que no controla, como tampoco lo hace con su otro gobernador de Nuevo León, quien se mueve por la libre, sin escuchar la tonada del líder nacional. Y el único personaje naranja que le hace caso al veracruzano -Jorge Álvarez Máynez- no alcanza a llenar la silla que dejaría vacante.

Con esta fragmentación política, producto de pactos políticos inconfesables y con alcances financieros impensables, Movimiento Ciudadano se encamina al precipicio, a menos que algún verdadero líder con credibilidad salga a su rescate.

Por lo pronto, el gobernador Enrique Alfaro ya plantó cara frente al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum y se enfundó en su uniforme independentista. ¿Será una simple postura amenazante o una realidad que podría significar que el ejemplo cunda, sobre todo, en la maltratada oposición que tiene todavía el control de Nuevo León, Coahuila, Guanajuato, Chihuahua y Durango? Veremos y diremos.

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