23 de mayo 2019
Expedientes
El soborno de Fertinal
Fertinal: El Fraude
La Secretaría de la Función Pública inhabilitó a Emilio Lozoya y a Edgar Torres Garrido por la venta fraudulenta de Fertinal. Pero, detrás de esto podría haber un escándalo mayor: un soborno de 51 millones de dólares para un alto funcionario de la administración de Enrique Peña Nieto
Por Rodrigo Carbajal
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El caso Fertinal y el caso Odebrecht tienen algo en común: en ambos existe una acusación de soborno en contra de un ex funcionario mexicano de alto perfil.
Fuentes de alto nivel dijeron a Código Magenta que el empresario Fabio Covarrubias relató haber hecho llegar una coima a un personaje conectado a las altas esferas del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Ésta es la última entrega de una investigación especial de Código Magenta. Fabio Covarrubias y el fraude de Fertinal.
De acuerdo a personas con conocimiento del asunto, el soborno se habría realizado a través de un dividendo de 51 millones de dólares emitido por la Asamblea de Accionistas de Fertinal.
Todo fue gestionado por el Fideicomiso 470 de Banco Azteca.
¿Pero la pregunta clave es quién pagó el dividendo? La respuesta es Pemex. Sí, la compañía que habría de adquirir Fertinal tres meses después.
Y eso no es todo, el pago fue financiado por la banca de desarrollo del Estado mexicano. Nacional Financiera, entonces dirigida por Jacques Rogozinski, y Bancomext, entonces dirigida por Enrique de la Madrid, pusieron el dinero.
Ésta fue la segunda vez que los intereses de Fabio Covarrubias tuvieron que pasar por el despacho público de Rogozinski. Este ex funcionario fue quien administró el proceso de privatizaciones del sexenio de Carlos Salinas de Gortari, un proceso que incluyó la adjudicación de Fertinal al propio Covarrubias.
El dividendo es el mecanismo fundamental del fraude de Fertinal. Pemex pidió un crédito para pagarle un reparto de utilidades a los accionistas de una compañía que estaba en quiebra técnica. Todo, mientras PriceWaterhouseCooper todavía estaba efectuando el proceso de due dilligence para verificar si Pemex estaba comprando un negocio que realmente valía los 635 millones de dólares a pagar.
Expertos legales consultados por Código Magenta aseguran que no existen precedentes de este tipo de operación en el sistema financiero mexicano.
¿Por qué alguien estaría dispuesto a asumir el pago de un dividendo de 51 millones de dólares adicionales al precio pactado de la compra de una empresa? ¿Por qué no esperar a que se termine la auditoría e incorporar esa cantidad al precio final de venta?
El absurdo es que un dividendo es un reparto de utilidades, pero en ese momento Fertinal no tenía utilidades que repartir. La compañía no sólo tenía flujo negativo, sino que tenía pasivos por 285 millones de dólares.
A pesar de ello, el 25 de septiembre de 2015, tres meses después de que Pemex y Fertinal firmaron un memorándum de entendimiento para pactar la adquisición, la Asamblea General Ordinaria de Accionistas de Fertinal aprobó “un reparto de dividendos a favor de los accionistas en proporción a su tenencia accionaria por la cantidad de 871 millones 500 mil pesos”, equivalentes a 51 millones de dólares al tipo de cambio de ese día.
¿Por qué decimos que este dividendo es clave? Porque ésta fue una de las dos condiciones impuestas para realizar la operación.
Así lo establece el contrato de compra venta que firmó Edgar Torres Garrido a nombre de Pemex, el entonces director de Pemex Fertilizantes que hoy despacha como Chief Investment Officer de Makech Capital, el fondo privado de la familia de Emilio Lozoya.
“con los recursos obtenidos del financiamiento otorgado por dichos Financiadores de la Operación (Bancomext, Nacional Financiera y Banco Azteca), el Comprador (Pemex) otorgará un crédito a la Compañía (Fertinal) por un monto equivalente al dividendo, mismo que será distribuido al Fiduciario Vendedor (Fideicomiso 470 de Banco Azteca) como pago de dividendo que, en su caso, haya sido decretado por la Compañía y el Fiduciario pagará a los Fideicomisarios Vendedores (Fabio Covarrubias y el resto de los accionistas.) el monto íntegro del dividendo en las proporciones que al efecto le hubieren instruido”.
La otra condición fue que Pemex pagara directamente una deuda de 425 millones de dólares con Banco Azteca y Arrendador Internacional Azteca.
Y algo más: el acta notariada de el Asamblea de Accionistas de Fertinal del 28 de enero del 2016 instruye explícitamente a que el dividendo sea pagado y distribuido en efectivo.
Testigos protegidos de la Fiscalía de Brasil aseguran que Emilio Lozoya recibió 10 millones de dólares en sobornos de parte de Odebrecht. Esto representa apenas una quinta parte del dividendo distribuido por el Fideicomiso 470 de Banco Azteca a favor de Fabio Covarrubias y el resto de los accionistas de Fertinal.
El presunto soborno coincide con la aprobación tácita o explícita de prácticamente toda la alta burocracia del gobierno de Enrique Peña Nieto a la adquisición de Fertinal.
La operación se aprobó en la sesión extraordinaria del Consejo de Administración de Pemex del 26 de octubre del 2015.
Acudieron 29 personas, entre las que se incluyen el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell; la subsecretaria de Hidrocarburos, Lourdes Melgar; el subsecretario de Industria y Comercio, Rogelio Garza; el director de Exploración y Producción, Javier Hinojosa Puebla; los tres consejeros independientes de Pemex y por supuesto el director de la petrolera, Emilio Lozoya.
Además, el caso Fertinal pasó por las oficinas de Nacional Financiera, de Bancomext y por el pleno de la Comisión Federal de Competencia.
Para México, el caso Fertinal es equiparable al caso Odebrecht. En cinco años, la constructora brasileña pagó sobornos en doce países por 788 millones de dólares. De acuerdo al Departamento de Justicia de Estados Unidos, ése fue el mayor caso de corrupción extranjera en la historia.
No obstante, para los parámetros del sistema político mexicano, el escándalo es de una magnitud similar. En un solo país, en un solo año y en una sola operación, se concretó un fraude de 635 millones de dólares.
Se desvió dinero público a favor de intereses privados a través de la compra de una empresa en quiebra. Estamos hablando de una compañía que en el 2010 estaba valuada en mil millones de dólares. Sus socios quebraron la empresa, pagaron un soborno y recibieron un rescate con dinero de los contribuyentes.
Éste es el caso Fertinal, un escándalo que exhibe complicidades inconfesables, un modus operandi de hacer negocios de toda una generación de la élite político-empresarial mexicana y un esquema de corrupción flagrante. ¿Se mantendrá la impunidad?