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13 de marzo 2025

20 de mayo 2019

¡Que alguien me explique!

El PRI no aprende

Preocupados porque sus rivales dentro del partido crecen en simpatías en todo el país, los priistas de la vieja guardia que impulsan la candidatura de José Narro decidieron meterle acelerador a la contienda y organizar un evento proselitista en Nuevo León

Por Ramón Alberto Garza

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Aún no se da la convocatoria oficial para la renovación de la presidencia nacional del PRI y algunos candidatos a recoger los restos del naufragio tricolor del 2018 andan muy acelerados. O algunos sin escrúpulos los están acelerando.

Tanto, que se están brincando trancas, so pena de que el Instituto Federal Electoral les imponga severas multas y en un descuido les saque tarjeta amarilla de amonestación o la roja de expulsión al aspirante.

Como muestra ahí está lo que sucederá hoy lunes por la mañana en Nuevo León, en donde el candidato José Narro inicia su primera gira abierta de proselitismo.

Preocupados porque su rival Alejandro Moreno Cárdenas, mejor conocido como “Alito”, crece en simpatías en todo el país, los priistas de la vieja guardia que impulsan la candidatura de Narro decidieron meterle acelerador a la contienda.

Pero olvidaron un pequeño detalle: todavía no está lanzada la convocatoria para la elección del nuevo presidente nacional del PRI,  lo que ya en sí mismo califica bajo la ley electoral como “acto anticipado de campaña”.

Pero lo más preocupante es que a pesar de saber que los funcionarios públicos no pueden emplear sus horas de trabajo para actos de proselitismo político de cualquier partido, a Narro lo mandan inocentemente a debutar en la ilegalidad.

Dentro del programa de hoy lunes, el primer evento es un desayuno en Apodaca, anunciado como diálogo con la militancia del Estado.

Se convocó a 700 personas, y de acuerdo al programa son “funcionarios municipales de gobierno, alcaldes, representantes de los municipios de las diversas regiones del estado, ex presidentes del PRI, ex alcaldes y ex legisladores”.

¿Pueden esos funcionarios municipales y alcaldes dejar sus labores en lunes por la mañana, para ir a un acto de proselitismo de uno de los candidatos a presidir el PRI nacional?

De acuerdo a la legislación electoral, el ser funcionario y acudir a ese evento en horas de trabajo es un delito.

¿Habrá quien pase lista y fotografíe a los funcionarios y alcaldes en funciones que estarán en la ilegalidad? ¿El Instituto Estatal Electoral de Nuevo León dará fe del ilícito, si se diera?

Pero aún hay más. Se anuncia un desayuno de chilaquiles verdes, chicharrón en salsa verde, frijoles, café y refresco, en el Salón Barcelona de la colonia Los Encinos Residencial.

¿De qué bolsillo se pagarán esos 700 desayunos y la renta del local? ¿Qué esos no califican como gastos anticipados de campaña?

Súmele a eso el costo de los traslados de la comitiva a las reuniones posteriores con académicos, empresarios y jóvenes, con escalas en distintos medios de comunicación, y los costos se elevan sin que, como ya lo advertimos antes, exista convocatoria de por medio.

¿Tan desesperado está el establishment priista, los mismos que perdieron ya las elecciones del 2018, como para poner a un hombre tan respetado como el ex rector José Narro en la antesala de ser un delincuente electoral?, ¿No podían hacer el evento en sábado o domingo?

¿De ese tamaño es la desesperación de los dueños del PRI por frenar las aspiraciones del campechano “Alito” Moreno, quien marca como puntero, o las de otros aspirantes como el oaxaqueño Ulises Ruiz o la yucateca Ivonne Ortega, quienes tampoco se someten a los caprichos de quienes ya perdieron la brújula en el 2018?

Si el PRI quiere volver a ser competitivo, lo primero que tendría que hacer es respetar la ley y no inducir a sus propios militantes a delinquir, asistiendo a eventos anticipados de campaña financiados por quién sabe quién.

Arrancar la renovación de sus cuadros nacionales con una amonestación o una tarjeta roja del Instituto Estatal Electoral de Nuevo León o del Instituto Federal Electoral sería un pésimo inicio para reconstruir lo poco que quedó.

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