21 de octubre 2025
¡Que alguien me explique!
El “nuevo” PAN: mal maquillaje
El Partido Acción Nacional venía anunciando desde hace meses que estaba en gestación “un nuevo PAN”. Cuánta decepción. Qué nivel de mediocridad
Por Ramón Alberto Garza
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El Partido Acción Nacional venía anunciando desde hace meses que estaba en gestación “un nuevo PAN”.
Y el pasado sábado su presidente nacional, Jorge Romero, salió a dar las directrices de ese “nuevo” partido azul. Cuánta decepción. Qué nivel de mediocridad. Qué falta de imaginación para relanzar a un partido que alcanzó a dominar la Presidencia, pero que ahora no encuentra salida para ser lo que algún día lo llevó a ser el primer partido opositor en romper el dominio del PRI y alcanzar la cúspide del poder.
El lanzamiento del “nuevo PAN” incluyó el diseño de un renovado logotipo que sólo tiene dos círculos externos, simulando una tercera dimensión, pero las siglas permanecieron intactas, planas. ¿Cuánto les cobrarían los genios de la mercadotecnia por diseñar dos semicírculos? Sin duda, algunos millones.
Pero lo que sí está para el análisis es la decisión del partido azul de ya no ir en alianzas, mucho menos con el PRI, bajo el pretexto de que se perdió el 2024 por los candidatos que las alianzas lanzaron. ¿Acaso Xóchitl Gálvez -quien hizo un papel muy digno frente a la escasa ayuda y desorganización de los partidos de la coalición- no fue una propuesta del PAN? ¿O qué el derrotado Santiago Taboada, para Jefe de Gobierno de la CDMX, no fue una postulación fallida de los albiazules?
Jorge Romero, quien en campaña prometía un quiebre con el pasado de los negocios y acabó coaligándose con los mismos, dijo que el gran cambio será que se abre el PAN a todos los ciudadanos. Una aceptación explícita de que el instituto político, fundado en 1939 por Manuel Gómez Morín, es hoy un bloque cerrado, dominado por mafias políticas, estatales y nacionales, con inconfesables complicidades económicas. ¿O qué dicen de esto Markito Cortés, Santiago Creel o Roberto Gil Zuarth?
Tomen como ejemplo Nuevo León, en donde una secta dominada por traficantes de influencias -bajo el liderazgo eterno de Raúl Gracia y de Chefo Salgado- dominan todas y cada una de las postulaciones municipales y estatales desde hace dos décadas. El resultado: el PAN en Nuevo León, que algún día fue el más azul de los estados, se pintó tricolor, independiente y hasta naranja, menos azul.
Y de tener incluso la gubernatura, en su momento, los panistas neoleoneses perdieron enclaves como Monterrey, San Pedro, Santa Catarina y hasta Guadalupe. Su única apuesta firme, hoy, es San Nicolás y de ahí toman aire. Además de la alianza que ya hicieron con la familia Fernández Garza, donde -a través de Alejandra “Cana” Fernández- intentan evitar perder lo poco que tienen. Hoy, de hecho, carecen de algún rostro presentable para la candidatura a gobernador en 2027.
Los panistas tradicionales de Nuevo León, los que de verdad forjaron al partido albiazul no sólo local, sino nacionalmente, como Fernando Canales, Tere García de Madero, Rogelio Sada, José Luis Coindreau y Humberto Treviño Landois -entre otros- están marginados. El PAN de Gracia y Chefo los excluyó para acabar por ser un partido que hizo de las derrotas su mejor negocio. Y ese ejemplo se contaminó a nivel nacional. De hecho, personajes como Vicente Fox o Felipe Calderón o Diego Fernández de Cevallos, fueron los grandes ausentes en el “relanzamiento” del PAN. Y aquí los números no mienten.
En la presidencial del 2000, con Vicente Fox, Acción Nacional logró 15.9 millones de votos; en la última elección presidencial de 2024, con la coalición de Xóchitl Gálvez, apenas aportaron 10 millones de votos. Poco más de un 40 por ciento de caída en las preferencias, a pesar del incremento sensible de la población en 24 años. Es decir, a pesar de los gobiernos azules de Fox y de Calderón, los mexicanos acabaron decepcionados. Y en los estados, también.
En 2017, bajo el liderazgo nacional de Ricardo Anaya, los panistas alcanzaron a dominar 12 gubernaturas. Hoy apenas pueden con cuatro. Se les fueron de las manos no sólo Nuevo León, Tamaulipas, Quintana Roo, Puebla, Jalisco, Yucatán y las Bajas, entre otros. Hoy sólo sobreviven con Guanajuato, Chihuahua, Querétaro y Aguascalientes.
Por eso decimos que, el anuncio del “nuevo PAN”, hecho el pasado sábado por Jorge Romero tiene mucho camino por recorrer. Por ahora son las mismas caras, los mismos vicios, sin romper con el pasado, colocando un nuevo y muy pobre maquillaje en el logotipo, pero sin una receta clara que permita darle a la anunciada “ciudadanización” de ese partido el beneficio de la duda.
Ojalá que Jorge Romero y su escuadra renovadora presenten muy pronto estrategias que concreten resultados para el 2027. Seríamos los primeros en reconocerlos. Pero, por ahora, el show azul, el del pasado sábado, no pasó de ser una mediocre experiencia que intentó vender, sin éxito, falsas expectativas. La inercia de Markito Cortés está viva. Urge el sacudimiento, no de palabra ni de maquillaje, sino de hechos.
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