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31 de julio 2025

29 de julio 2025

¡Que alguien me explique!

El mensaje de Marco Rubio

A quien va dirigida, por ahora, esa sentencia del secretario Marco Rubio es al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien desde el domingo por la tarde fue desconocido como el jefe de Estado de aquella nación sudamericana

Por Ramón Alberto Garza

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Desde el epicentro del poder político en los Estados Unidos -el Departamento de Estado- se dio la noticia. Los cárteles de ese país son declarados organizaciones terroristas, el gobierno norteamericano no reconoce al presidente en funciones y lo que es peor, el mandatario es calificado como líder del más poderoso cártel del país y, como tal, ya está fichado como narcoterrorista. Lo que vendría sería perseguirlo y detenerlo.

Pero que nadie en México se emocione, ni lance las campanas al vuelo. A quien va dirigida, por ahora, esa sentencia del secretario Marco Rubio es al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien desde el domingo por la tarde fue desconocido como el jefe de Estado de aquella nación sudamericana.

El presidente Nicolás Maduro está imputado por Estados Unidos al vincularlo directamente con operaciones criminales del “Cártel de Los Soles”. El Departamento de Estado sostiene que, el mandatario venezolano y su círculo cercano, han utilizado al Ejército y a la policía para reprimir a la población y para mantener el control del poder. ¿Se estarán viendo en ese espejo Andrés Manuel López Obrador, Audomaro Martínez, Adán Augusto López, Luis Cresencio Sandoval y, por supuesto, Andy López Beltrán?

Nada dejó el secretario Marco Rubio a la imaginación. Su poderoso Departamento de Estado emitió un comunicado en el que declaró que el presidente Nicolás Maduro es el líder del Cártel de Los Soles, una organización que el viernes pasado fue calificada como “narcoterrorista”.

En el mismo comunicado se denuncia que el régimen de Maduro ha manipulado el sistema electoral venezolano para mantenerse en el poder de manera ilegítima. ¿Se escucharía eso en México, por los pasillos del INE y de los Tribunales Electorales que están tan sordos que jamás escucharon la sinfonía de “acordeones” de la pasada elección del Poder Judicial?

Y si alguien dice que el golpe venezolano es muy ajeno al que podría darse en México, que se asome al comunicado de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental en el que se acusa que el Cártel de Los Soles no sólo está liderado por el presidente Nicolás Maduro, sino que tiene vínculos con el Cártel de Sinaloa. ¿Se leería este comunicado en Badiraguato, el terruño que está en el corazón de Andrés Manuel López Obrador?

El mensaje del secretario Marco Rubio es muy claro y si en Mexico, en Palacio Nacional, quieren hacer oídos sordos al sacudimiento venezolano van a acabar pagando un precio muy alto.

Por eso extraña que, en la mañanera de ayer lunes, la presidenta Claudia Sheinbaum haya rechazado que Estados Unidos le haya pedido la entrega de algún político presuntamente vinculado al crimen organizado.

“En ninguna llamada que he tenido con el presidente Trump, que han sido muchas, ni llamadas que ha tenido el secretario de Relaciones Exteriores con el Departamento de Estado, ni la colaboración que haya con el Departamento de Justicia con la Fiscalía (General de la República), se ha pedido la entrega de alguna persona, en particular, que tenga que ver con una relación política o con un político actual”.

Primero, si se lo pidieron, la inquilina de Palacio Nacional no lo va a admitir públicamente, porque llegará el momento en que tenga que ejecutar la orden o de plano voltear la cara para otro lado.

¿De verdad, presidenta Claudia Sheinbaum, cree usted que los norteamericanos le van a avisar sobre quién van, a quienes quieren, o cuándo y cómo los quieren? ¿Se imagina usted que desde Washington llamaran a Nicolás Maduro para avisarle con anticipación: “Te entregas o cuello”?

Es un exceso de ingenuidad pensar que, en ese discurso envuelto en falsa soberanía, la inquilina de Palacio Nacional piense que se le van a consultar todos los pasos que se van a dar desde Estados Unidos para garantizar que ya no se les envíe desde México tanto fentanilo.

¿Acaso le consultaron al ex presidente Andrés Manuel López Obrador o a ella misma la entrega y el envío a Estados Unidos de Ismael “El Mayo” Zambada? Por supuesto que no.

¿Conoció la mandataria de manera anticipada del asilo a 17 familiares de Ovidio Guzmán López, quien ya despacha como testigo protegido en Estados Unidos con reducción de sentencia? Claro que no.

Nada de eso le informaron y nada de eso le informarán cuando sobre México se tomen las decisiones en el futuro cercano. Todo será como un balde de agua fría, igual que le sucedió a Venezuela con el desconocimiento al gobierno de Nicolás Maduro.

Y que conste que, el de Venezuela, no es el primer mandatario latinoamericano acusado de “narcopresidente” por Estados Unidos. Ya sucedió con el hondureño Juan Orlando Hernández, quien en 2024 fue detenido y extraditado a Estados Unidos, donde ya purga una condena de 45 años en prisión. Su pecado -de acuerdo al Departamento de Estado-  fue el haber convertido a Honduras en un “narcoestado” y haber conspirado para facilitar la exportación de cocaína y otras drogas desde Centroamérica hasta territorio norteamericano.

Por eso, las palabras mañaneras desde Palacio Nacional suenan huecas. Es dialéctica para los ignorantes, para quienes creen, sin cuestionar, todo lo que les dicen a cambio de su tarjeta del Bienestar.

El resto de los mexicanos saben leer entre líneas y entienden que, lo que está sucediendo entre Estados Unidos y Venezuela es sólo una antesala más de lo que puede suceder en cualquier momento, con cualquier político, empresario o financiero mexicano. Aquí, a diferencia de lo que dice el refrán, el golpe no avisa. El mensaje de Marco Rubio no puede ser más claro.

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