22 de octubre 2024
¡Que alguien me explique!
El Gran Desaire
A menos de un mes de inaugurado el nuevo gobierno, en la primera prueba de fuego frente al clan empresarial más importante de México, nadie de la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum se dignó a asistir
Por Ramón Alberto Garza
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A menos de un mes de inaugurado el nuevo gobierno, en la primera prueba de fuego frente al clan empresarial más importante de México, nadie de la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum se dignó a asistir. Estaban anunciados, confirmados, presidiendo conferencias y paneles. Y dejaron plantados al mayor bloque de inversionistas privados de la nación.
Más de 500 empresarios de 46 Cámaras Nacionales, 14 Cámaras Regionales, 3 Cámaras Genéricas y 45 Asociaciones de Sectores Productivos, todos arropados bajo el paraguas de la Confederación de Cámaras Industriales -Concamin- vivieron la enorme desilusión del gran desaire ayer en Monterrey, en la sede del Centro de Convenciones de Cintermex.
Bajo el nombre de “Industria Como Motor de Prosperidad y Bienestar” se anunciaba que la inauguración correría a cargo de la presidenta Claudia Sheinbaum, en su debut ante los industriales reales, no sólo los amparados en el Consejo Coordinador Empresarial. La inquilina de Palacio Nacional no asistió.
Junto con ella se programó en la inauguración la participación de Rosa Icela Rodríguez, Secretaria de Gobernación y de Marcelo Ebrard, el Secretario de Economía. Ninguno de los dos se dignó a asistir.
De hecho, Marcelo Ebrard era el ponente central de una conferencia magna titulada “México Frente a los Desafíos del Contexto Global”. Debió ser cancelada.
Después de esa conferencia venía el panel “Fortalezas y Retos de la Economía Mexicana de Cara al Nearshoring”, en el que se incluía a Altagracia Gómez Sierra, quien preside el Consejo Empresarial. Tampoco se hizo presente quien es la empresaria designada como el enlace del nuevo gobierno con sus pares.
Para el panel dos, titulado “Política Industrial Activa y de Vanguardia Frente a la Revisión del T-MEC” se anunció para presidirlo a Juan Ramón de la Fuente, el Secretario de Relaciones Exteriores. Tampoco se dignó a asistir.
En el panel tres, “Infraestructura es Desarrollo: Logística, Energía y Agua”, se tenían contemplados dos altos mandos: Luz Elena González, Secretaria de Energía y Jesús Antonio Esteva, Secretario de Infraestructura. Tampoco asistieron. A pesar de que el panel contaba con la participación de los presidentes de la Canacar, la Canadevi, la Canieti y el presidente de la CMIC.
El desencanto fue mayúsculo entre los cientos de asistentes que esperaban tener en este encuentro -que concluye hoy- un primer roce con las estrategias y políticas públicas del nuevo Segundo Piso de la Cuarta Transformación.
Inadmisible el desdén, si se considera que este es el evento anual más importante de los industriales mexicanos, los que aportan el 85 por ciento de la inversión total. El otro 15 por ciento viene del gobierno.
Increíble si lo que hoy urge es alentar a que el capital arriesgue en los proyectos que el nuevo gobierno necesita para evitar un desplome de la economía como el que se presagia para 2025.
Nadie de los asistentes presagió la magnitud del desaire. Todos asumían que, en este periodo de “luna de miel”, los secretarios clave -incluida la presidenta Claudia Sheinbaum-, se harían presentes para su primera pasarela que generara confianza. Ni en los peores días de desencuentro en el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador se vivió un desdén así.
Por supuesto que sobraron las explicaciones no oficiales y los pretextos para justificar las ausencias. Que si fue un desaire, no para los industriales, sino para el cuestionado gobernador de Nuevo León, Samuel García. Que nadie del gobierno federal quería tomarse la foto con un mandatario en crisis que está en la antesala de un juicio político.
Otros más dijeron que, ante la amenaza de una presunta protesta de trabajadores del Poder Judicial en las afueras de la sede en Monterrey, la orden que vino de “arriba” fue la de no asistir, para no prestarse a provocaciones.
Sea lo que fuere, lo menos que debió acordarse en Palacio Nacional fue la asistencia de al menos uno de los Secretarios anunciados, en nombre del nuevo gobierno. La diplomacia mínima así lo exigía.
Está claro, pues, dónde están las prioridades del nuevo gobierno que al parecer prefiere el roce con los mega empresarios amparados en los que el ex presidente López Obrador definió como “La Mafia del Poder”, que con aquellos que desde sus trincheras se esfuerzan por invertir, por crear más empleos, sin concesiones, sin monopolios ni oligopolios. Y ahora, con el desdén del gobierno que los debería alentar.
Esto fue como aquel nuevo marido que en la noche de bodas se quedó esperando en vano -con su elegante pijama- a que se hiciera presente su desposada mujer. La dama jamás se apareció. ¡Vaya noche de “luna de miel”! Si así debuta este nuevo matrimonio, ¿cómo vendrán los seis años que por obligación faltan?
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