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3 de septiembre 2025

2 de septiembre 2025

¡Que alguien me explique!

El desmarque de la primera fila

El primer informe de 11 meses de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum mostró dos rostros. Y dejó claro un mensaje

Por Ramón Alberto Garza

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El primer informe de 11 meses de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum mostró dos rostros. Y dejó claro un mensaje.

Un rostro, el hablado, en el que la inquilina de Palacio Nacional le refrendó de palabra su lealtad a su mentor y antecesor Andrés Manuel López Obrador. Todavía hoy no puede ser de otra manera. Gratitud es gratitud.

Pero, en el otro rostro, el de los hechos, la presidenta Claudia Sheinbaum marcó su distancia expulsando a lugares lejanos a los lopezobradoristas del círculo íntimo que antes tenían asiento privilegiado en primera fila.

Al líder del Senado, Adán Augusto López, lo mandaron hasta la cuarta fila. Al jefe de Morena, Andy López Beltrán -al hijo de López Obrador y promovido como próximo candidato presidencial- lo sentaron hasta la quinta fila. Y al líder del Partido Verde, Manuel Velasco, la presidenta Claudia Sheinbaum ya no le dio su beso en la mano. Lo sentaron lejos. Todavía más atrás de Adán Augusto y Andy.

Que distantes se veían ayer aquellos días de los “Distra-Idus de Marzo”, en aquel evento del pasado 10 de marzo en el que Andy, Adán, Monreal y Velasco -todos ubicados en primera fila- le dieron la espalda a la presidenta Claudia Sheinbaum y la desairaron -intencional o casualmente- mientras ellos se tomaban su foto para refrendar ser el círculo más cercano de Andrés Manuel López Obrador.

De los primeros once meses de este primer año, lo único rescatable es la Seguridad Pública. La dependencia bajo la tutela de Omar García Harfuch cambió “los abrazos” por “los balazos”, ya decomisó millones de litros de huachicol, desmanteló más de 800 laboratorios de fentanilo en 17 estados y bajó sensiblemente las cifras de homicidios.

En lo demás, un desastre. No existe en el sector energético ningún proyecto nuevo. Ni en CFE ni en Pemex, todos son herencias de proyectos inconclusos en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

La CFE está colapsada, aunque no se lo admitan a la presidenta Claudia Sheinbaum. Los apagones son ya el pan de cada día de Baja California a Yucatán. Amplias zonas de Querétaro se quedaron esta semana hasta 12 horas sin energía eléctrica. Como ya sucedió en Quintana Roo, Tabasco, Campeche, Veracruz y Michoacán. Acereras sin energía, Dos Bocas sin fuerza eléctrica para refinar. Y de la demanda de energía para nuevos proyectos, mejor ni hablamos. Pero la inquilina de Palacio Nacional dice que vamos muy bien.

De Pemex casi anuncia que ya lo rescató y que ya pagó a proveedores. Mentiras. La fractura con esta, la empresa petrolera más endeudada del mundo, es profunda. Y ni el salvavidas que se le lanzó desde Hacienda podrá sacarla a flote. Terminarán privatizándola.

Falso también que el 90 por ciento de las medicinas ya están disponibles en todos los hospitales del sector público. Vaya a las puertas de cualquier institución y pregunte a los que salen si les surtieron sus recetas. Y así podríamos continuar sin acabar con El Rosario de mentiras o de medias verdades.

En conclusión, un pobrísimo informe, al más puro estilo triunfalista de Andrés Manuel López Obrador.

Un también muy triste primero de septiembre en el que el debut del nuevo Poder Judicial no se hizo con una proclama digna, con toga y birrete, sino con una “limpia” con yerbas a los nuevos Ministros de la Corte y la entrega de un bastón de mando indígena. El Poder Judicial ya tiene color y es Moreno.

Y si alguien duda de a quiénes van a servir los nuevos jueces y magistrados electos por acordeón, que volteen a ver a Pío López Obrador. Sí, el hermano incómodo de Andrés Manuel López Obrador, quien fue videograbado recibiendo grandes sobres amarillos con dinero en efectivo, que admitió eran para la campaña.

Ahora resulta que, de acusado, Pío López Obrador pasó a acusador. Apenas se sentaron los nuevos jueces morenistas, el hermano incómodo anunció que interpondría una demanda por daño moral a los periodistas que lo exhibieron recibiendo los sobres. Y no duden que le vayan a favorecer en su sentencia y acabe cobrando millonadas a decenas de medios “difamantes”. ¿La libertad de expresión? Pregúntenle a Fernández Noroña, a Ricardo Peralta, a Layda Sansores o a Tania Contreras, por citar algunos próceres morenistas.

Lo dicho: poco, muy poco que festejar tras 11 meses de construcción del Segundo Piso de la Cuarta Transformación. La realidad acabará por desmantelar, más temprano que tarde, el triunfalismo que brotó de los labios de quien dirige los destinos de esta golpeada Nación.

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