18 de noviembre 2024
Política
Economía en alfileres
AMLO le heredó a Claudia Sheinbaum una economía prendida de alfileres. El Paquete Económico 2025 es la exhibición brutal de que el ex presidente hipotecó el futuro del nuevo gobierno para asegurar el control político del país
Por Rodrigo Carbajal
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Andrés Manuel López Obrador le heredó a Claudia Sheinbaum una economía prendida de alfileres. El Paquete Económico 2025 es la exhibición brutal de que el ex presidente hipotecó el futuro del nuevo gobierno para asegurar el control político del país. La administración de Sheinbaum recibió la peor posición fiscal en un cambio de gobierno desde la transición del ‘Error de Diciembre’ de 1994: un déficit fiscal de 5.9 por ciento del PIB, el más alto en tres décadas. Un candado más que el inquilino de Palenque le impuso a la presidenta de México.
Para sortear la complicada situación presupuestaria, el gobierno de Sheinbaum se ha visto obligado a plantear un escenario desmedidamente optimista en el Paquete Económico de 2025 y a programar agresivos recortes en salud, educación y seguridad nacional. Un pasivo político y una contradicción de lógica económica: menos inversión y más crecimiento.
La Secretaría de Hacienda estima que la economía crecerá entre 2 y 3 por ciento el próximo año, un pronóstico que excede en 1.1 puntos porcentuales el consenso del mercado. Se trata de una proyección desmedidamente optimista considerando la caída del gasto de gobierno, las amenazas arancelarias de Donald Trump y las consecuencias negativas de la Reforma Judicial y la reforma de supremacía legislativa en el clima de inversión en México.
El éxito económico y político de Claudia Sheinbaum depende de que se materialice esta realidad. Sin una expansión anual del PIB de al menos 2 por ciento, difícilmente se lograrán los objetivos de ingresos por 8 billones de pesos o de una recaudación tributaria equivalente al 14.6 por ciento del PIB. Sin una tasa de crecimiento razonable, el gobierno no podrá cumplir con la expectativa de responsabilidad fiscal que le ha vendido a los mercados financieros: reducir el déficit de 5.9 por ciento del PIB a 3.9 por ciento del PIB. Esta es la variable que sujeta la estabilidad macroeconómica del país. Son los alfileres que López Obrador heredó y que Sheinbaum no puede darse el lujo de quitar.
Eduardo Revilla, economista en jefe para América Latina de Citi, argumenta que el Paquete Económico 2025 “no es tan creíble como uno hubiera esperado” y que “explota la buena voluntad de los inversionistas” para tomar a valor presente las promesas del gobierno. Marco Oviedo, economista en jefe de Latam Strategist XP, agrega: “El 2-3 por ciento de crecimiento es para la foto. Hacienda no puede salir con crecimiento bajo de entrada. Nunca lo ha hecho, ni en el ‘neoliberalismo’. Ahora, que las estimaciones de ingreso sí tengan ese supuesto es otra cosa”. Ricardo Anaya, senador del PAN y una de las voces más críticas de la oposición, remató lo siguiente sobre las proyecciones de Hacienda: “Se vale soñar”.
La agencia Moody’s fue la primera instancia en señalar la complicada posición fiscal del gobierno de Sheinbaum. Un día antes de que la Secretaría de Hacienda presentara el Paquete Económico 2025 al Congreso, la agencia rebajó la perspectiva de calificación crediticia del país de estable a negativa. México está a dos niveles de perder el grado de inversión. Moody’s argumentó que el deterioro del marco constitucional, derivado de las recientes reformas constitucionales, la rigidez del gasto público, la deuda de Pemex y el alto nivel del déficit representan riesgos significativos para el cumplimiento de las obligaciones financieras del gobierno federal. El presupuesto que Hacienda presentó el pasado viernes validó todos los prejuicios del mercado. La situación es crítica.
México se quedó sin espacio fiscal. Las pensiones y el costo financiero de la deuda abarcan el 67 por ciento de la recaudación tributaria, equivalente al 9.8 por ciento del PIB. Dos variables inamovibles que limitan la acción del nuevo gobierno. El presupuesto estipula un gasto de 1.4 billones de pesos para servir la deuda. La cifra representa más del doble en términos reales de lo que se pagaba en el primer año del sexenio de Enrique Peña Nieto.
La herencia fiscal de López Obrador dejó a Sheinbaum prácticamente sólo dos opciones: recortes y deuda. El Paquete Económico 2025 estima que este año el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público será de 51.4 por ciento del PIB. Luis de la Calle, ex subsecretario de Hacienda, le dijo al Financial Times que este monto de deuda pública es “muy alto” para un país como México. “Está claro que para tener éxito en sus finanzas públicas, este gobierno necesitará de mucha inversión privada para expandir la base tributaria”. Y de hecho, está pasando lo contrario: de acuerdo a The Wall Street Journal, hay 35 mil millones de dólares en inversiones estadounidenses que no se han materializado en México debido a los riesgos relacionados con la Reforma Judicial y la reforma de supremacía legislativa.
En realidad, el nuevo presupuesto refleja las prioridades de austeridad de un Estado neoliberal, no de un gobierno de izquierda. La administración de Sheinbaum programó un recorte de 10.3 por ciento al sector salud, de 14 por ciento a la inversión y de 42.9 por ciento al rubro de asuntos de orden público y seguridad interior. Héctor Javier Villarreal, profesor investigador de la Escuela de Política y Gobierno del Tec de Monterrey, cuestiona: “2.5 por ciento del PIB es muy poquito. ¿Alguien puede encontrar un país con el nivel de renta per cápita de México cuyo gobierno invierta tan poco en salud?”.
A pesar de los recortes, las prioridades que delineó el gobierno anterior de Andrés Manuel López Obrador están intactas: 6 mil millones de dólares para la deuda de Pemex, 853 mil millones de pesos para programas sociales y 149 mil millones de pesos para un criticado programa de construcción de trenes. Esto incluye 40 mil millones de pesos para la operación del Tren Maya.
El sistema nacional de cuidados que Sheinbaum prometió en su primer día de gobierno como estampa de una política propia se quedó corto: sólo recibirá un presupuesto de 45 mil millones de pesos, 28.25 por ciento menos que lo que se asignó en términos reales en el segundo año de la administración de Peña Nieto. ¿La 4T todavía puede llamarse un gobierno de izquierda?
A este complejo escenario habría que agregar el factor Trump. Gabriel Casillas, economista en jefe de Barclays para América Latina, estima que un arancel de 10 por ciento para las exportaciones mexicanas implicará una depreciación del peso frente al dólar de 10 por ciento y un aumento en la tasa de inflación de hasta 30 puntos base. Robin Brooks, economista investigador del Instituto Brookings que analiza flujos de inversión, lo pone de esta manera: “México está en el centro de una tormenta inminente”.
La herencia maldita de López Obrador no sólo es política, patente en los controles que le impuso el ex presidente a Sheinbaum mediante el control de medio gabinete, las dos cámaras del Congreso y la dirigencia nacional de Morena. La herencia también es económica y coloca a la presidenta en riesgo de ser el rostro del fracaso en un momento en el que algunas tribus de la 4T ya hablan sobre un cambio de estafeta anticipado.