17 de junio 2025
¡Que alguien me explique!
Donald ‘The King’; Claudia ‘The Queen’
Hoy, a las 15:40 horas, se reunirán en Canadá “sus majestades” de Estados Unidos y de México. Dos autócratas cara a cara. Uno, el presidente derechista Donald Trump y la otra, la mandataria izquierdista Claudia Sheinbaum
Por Ramón Alberto Garza
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El presidente Donald Trump recortó la reunión del G-7. Se limitó al encuentro oficial del lunes con sus pares de Canadá, Francia, Italia, Reino Unido, Alemania y Japón. De hecho, firmó un acuerdo de aranceles con Reino Unido, pero canceló la amplia agenda de los presidentes y primeros ministros programada para hoy martes.
El anuncio de esa cancelación lo hizo la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt. El argumento para la cancelación fue la creciente y peligrosa escalada bélica que se da en el Medio Oriente entre Irán e Israel. Un auténtico peligro de un estallido que obligó al presidente Trump a publicar en sus redes un preocupante mensaje: “Irán debería haber firmado el acuerdo que les pedí. ¡Qué vergüenza y qué desperdicio de vidas humanas! En pocas palabras: ¡IRÁN NO PUEDE TENER UN ARMA NUCLEAR! ¡Lo he dicho una y otra vez! ¡Todos deberían evacuar Teherán de inmediato!”. Regresó a Washington apenas terminada la cena oficial y para hoy martes ya convocó a una reunión del Consejo de Seguridad en su búnker de la Casa Blanca.
La cancelación de encuentros con mandatarios invitados incluyó los que tendría con la presidenta de Claudia Sheinbaum, al igual que con el primer ministro de la India, Narendra Modi; el mandatario de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; el de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa; el de Arabia Saudita, Mohamed bin Salmán; y el de Ucrania, Volodimir Zelensky. Habrá que esperar mejores tiempos.
Pero, a pesar de la cancelación, no debemos dejar de evaluar el contexto en el que se preparaban estos encuentros, como el que estaba programado para hoy a las 3:40 de la tarde entre Donald ‘The King’ y Claudia ‘The Queen’.
No es coincidencia que el inquilino de la Casa Blanca haya desplegado un controvertido y costoso despliegue militar en Washington -apenas el pasado sábado- buscando impresionar al mundo con su poderío bélico, al más puro estilo intimidatorio chino o soviético, algo que no se veía en décadas en la nación que presume ser la ventana global a la democracia.
Nada fue casual. El presidente Trump lo hizo para enviar su mensaje, en la antesala de la reunión del G-7, en la que se reuniría con sus pares e invitados. Por supuesto que entre los temas que dominarían la agenda post-desfile militar estaban la amenaza global de los aranceles y el rol de los Estados Unidos y los aliados en las guerras de Ucrania, la amenazante y nueva -pero la más peligrosa- de Irán-Israel.
Pero más allá del debate de la guerra en Medio Oriente y el acuerdo de aranceles que el mandatario norteamericano ya firmó ayer con Reino Unido, la agenda individual más amplia la tendría el presidente Trump con la presidenta de México. Las fricciones son crecientes y la hora de la confrontación ya está cerca. Es inevitable después de la muestra de poderío del sábado por las calles y los cielos de Washington.
La frase emblemática con la que cerró ese desfile militar deja muy claro el mensaje: “Una y otra vez, los enemigos de Estados Unidos han aprendido que si amenazan al pueblo norteamericano, nuestros soldados irán por ellos. Su derrota será un hecho y su caída será total, completa”. ¿Para quién el mensaje? ¿Quién es el destinatario de la advertencia?
Por eso la agenda de hoy martes -cancelada sorpresivamente para todos los invitados- sería crucial para definir, entre otras, una relación Estados Unidos-México que oscila entre el amor y el odio. Y esa agenda del primer encuentro que sostendrían incluía las amenazas de los aranceles, el impuesto a las remesas, la sucia y amañada elección del Poder Judicial en México, las deudas del agua y el cierre de la frontera a la carne mexicana por el “gusano barrenador”.
Pero, sobre todo, lo que el inquilino de la Casa Blanca buscaría sería salir con una definición sobre de qué lado estará el Segundo Piso de la Cuarta Transformación en lo relacionado con fentanilo, huachicol fiscal y huachi-diésel, seguridad y lo más sensible, si se exhibe o no la “Lista Marco”, que incluye a políticos y financieros mexicanos acusados de presuntas complicidades con los “grupos terroristas”, como ya son calificados los cárteles de la droga y sus capos. Una docena de ellos ya están sometidos a proceso en Estados Unidos, la mayoría dispuestos a cooperar. El juicio a Ovidio es el banderazo el 9 de julio. La agenda del encuentro personal cancelado hoy, tendría que retomarse antes de esa fecha.
El de hasta ayer pretendía ser un encuentro entre un Rey -como bautizaron sus opositores a Donald Trump- y una Reina, como opera desde México Claudia Sheinbaum. Pero el tufo previo al encuentro era más el de un monarca sentándose a someter a una súbdita. El de un autócrata que se empeña en amenazar al planeta con su “estás conmigo, o estás contra mí”. Bajo esa premisa, quizás lo mejor fue que el cónclave de Alberta, Canadá, se cancelara y se reprogramara.
Y quizas para aprovechar el viaje y sacarle provecho hasta a la cancelación del encuentro con el presidente Trump, la presidenta Claudia Sheinbaum debería sentarse largamente con el anfitrión Mark Carney, con quien compartimos muchas de las amenazas y preocupaciones que rondan la cada día más deteriorada relación con la Oficina Oval. Comenzando por la decisión suicida de los aranceles del 50 por ciento al acero y al aluminio.
Un frente Carney-Sheinbaum -previo a reagendar la reunión personal con el presidente Trump- podría aminorar algunas intentonas de quien buscan establecer un reinado de “bullying”, de intimidación y de temor, aprovechando su fuerza. No tengan la menor duda. Si México y Canadá no quieren ser vencidos, tienen que actuar unidos. Está cancelación es su oportunidad.
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