10 de abril 2017
¡Que alguien me explique!
Don Fernando y El Bronco
Don Fernando Elizondo enfrentó serias limitaciones de su jefe, quien está dedicado a perseguir su proyecto presidencial que a gobernar Nuevo León
Por Ramón Alberto Garza
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Uno de los factores que consolidó al independiente Jaime Rodríguez Calderón como ganador en las elecciones para gobernador de Nuevo León fue el respaldo incondicional que le dio Fernando Elizondo Barragán.
El exsecretario de Energía en el sexenio de Fox, exgobernador interino de Fernando Canales Clariond y extesorero estatal en la misma administración, fue el voto de credibilidad que El Bronco necesitaba para conquistar el voto de los indecisos.
“Don Fernando” –como lo bautizó con todo respeto su jefe el gobernador- vino a ser como un fiel de la balanza entre un candidato primitivo, pero con instinto, y un jefe de asesores que daba la esperanza de un gobierno serio y ordenado.
Si hemos de ser concisos, el discurso de El Bronco se instalaba en lo deseable mientras que el de Don Fernando se consolidaba en los posible.
Pero 18 meses después, con una cuarta parte del sexenio, Fernando Elizondo decidió abandonar su posición de contra almirante de un barco que desde hace meses entró en zona de tormentas y que amenaza con naufragar.
Sin duda don Fernando fue impulsor de una serie de acciones que mejoraron la administración pública de Nuevo León. Pero también es cierto que enfrentó serias limitaciones de su jefe, quien está dedicado a perseguir su proyecto presidencial que a gobernar Nuevo León.
Las ausencias de El Bronco obligaron a crear una disputa interna de gabinete en la que está claro que un personaje de poca monta política, como Manuel González, fue capaz de echar por la borda a los dos operadores de El Bronco: a Fernando Elizondo y a Roberto Flores.
Los méritos del secretario de Gobierno fueron aprovechar las distracciones presidenciales del gobernador y crear choques que tienen hoy al gobierno independiente a la deriva, con el timón fracturado.
Los escándalos se suman por días, desde el cobijagate que aún no se explica, el pésimo manejo en el caso judicial contra Rodrigo Medina, la inseguridad frente a la entrega del territorio nuevoleonés a un nuevo cártel y sus repercusiones en los motines de los penales, donde ya no entra la autoridad.
Pero la gota que derramó el vaso es la contaminación que al gobierno independiente vino a darle la captura del fiscal nayarita Edgar Veytia, acusando en EU de narcotráfico y lavado de dinero por más de 250 millones de dólares.
Presumido como amigo íntimo de El Bronco, apoyador incondicional y financiador de su campaña, el futuro político de Jaime Rodríguez como gobernador y como candidato independiente a la presidencia pende de lo que Veytia calle o declare en Nueva York.
No hay duda de que don Fernando evaluó lo hecho, sopesó los avances frente a los estancamientos y retrocesos, y acabó midiendo los efectos que una incriminación tendría en el futuro del gobierno. Y tomó su decisión.
Para quienes conocen de las entrañas del gobierno saben que con la salida de Fernando Elizondo se perdió un fiel en la balanza.
Pero sobre todo que una administración presumiblemente independiente, que prometía mucho, navega ya en mares de dudas que si no se da un golpe de timón, acabará naufragando. ¿Cuántos marineros más se bajarán del tambaleante barco de El Bronco?
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