30 de septiembre 2024
Economía
Disputa en Hacienda: Ramírez de la O se queda por ahora
El secretario de Hacienda negoció su permanencia a cambio de mayor control operativo. El primer damnificado ha sido Gabriel Yorio, el subsecretario de Hacienda que llevaba la relación de México con los mercados financieros
Por Redacción Magenta
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Después de semanas de negociación, la presidenta electa Claudia Sheinbaum ha conseguido que Rogelio Ramírez de la O permanezca en la Secretaría de Hacienda, al menos hasta que se comience a implementar el Paquete Económico 2025.
La primera consecuencia de este acuerdo ha sido la salida de Gabriel Yorio, el subsecretario de Hacienda que llevaba la relación del gobierno federal con las instituciones financieras globales y con los actores de los mercados financieros. Yorio había sido flotado como un posible relevo de Octavio Romero en la dirección de Pemex. Sin embargo, ahora su equipo asegura que buscará una posición en algún organismo multilateral.
En ese sentido, Ramírez de la O asume mayor control en la Secretaría de Hacienda. Inicialmente, el equipo de la presidenta electa vetó media decena de funcionarios propuestos por Ramírez de la O, entre ellos el ex directivo de Moody’s, Alejandro Olivo. Ahora, el secretario de Hacienda perfila a Édgar Amador para sustituir a Yorio.
Los cambios en el gabinete económico están acompañados por un punto de inflexión de primera relevancia en la política fiscal del gobierno mexicano: la Secretaría de Hacienda modificó al alza el objetivo de déficit fiscal para el próximo año. Los Criterios Generales de Política Económica de este año proyectaban que en 2025 se reduciría el déficit fiscal de 6 por ciento del PIB a 3 por ciento del PIB, lo que implicaba un ajuste de alrededor de 700 mil millones de pesos. El nuevo documento, que será presentado al Congreso en las próximas semanas, admite que sólo será posible recortar el déficit a 5 por ciento del PIB, de acuerdo a personas cercanas al equipo de Ramírez de la O.
El gobierno de Sheinbaum ha claudicado a realizar un recorte masivo en el primer año de la administración. La decisión tiene dos dimensiones: una política y una económica. La primera obedece al poco margen que tendrá la próxima presidenta para tocar intereses políticos enraizados en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. La segunda está vinculada a una perspectiva cada vez más negativa de la actividad económica. Implementar una reducción del déficit fiscal de tres puntos del PIB en un escenario de desaceleración en Estados Unidos y de cambio de proveedores en el gobierno mexicano elevaría significativamente la probabilidad de que la economía entre en territorio de recesión.
La nueva postura fiscal del gobierno mexicano proyecta que los fuertes recortes del gasto público se aplazarán para el 2026. Mantener el déficit fiscal en 5 por ciento del PIB en 2025 significa que, por segundo año consecutivo, las finanzas públicas se manejarán a partir de una brecha presupuestaria históricamente alta y expansiva. Aunque las agencias calificadoras insisten en que México difícilmente perderá el grado de inversión, la deuda soberana se ubica en la frontera de los bonos basura. De acuerdo a “México Cómo Vamos”, una rebaja de calificación de las tres principales agencias añadiría cerca de 74 mil millones de pesos anuales al costo financiero de la deuda del gobierno mexicano.
El reto inmediato es Pemex, que en 2025 deberá liquidar vencimientos de deuda por 7,100 millones de dólares. La Secretaría de Hacienda estima que el próximo año destinará alrededor de 200 mil millones de pesos a la empresa paraestatal. Claudia Sheinbaum entiende el riesgo de una debacle de Pemex. Por ello ha designado a dos personas de su entera confianza en el manejo financiero de la compañía: el director general, Víctor Rodríguez Padilla, y el director de Finanzas, Juan Carlos Carpio, un ex funcionario de administración del Gobierno de la Ciudad de México e incondicional de la secretaria de Energía, Luz Elena González.