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5 de septiembre 2018

Política

¿Cuánto vale Velasco?

Primero que no, luego que sí. Con la votación de Morena -y el PVEM- para permitirle a Manuel Velasco regresar a gobernar Chiapas el partido perdió capital político, ¿pero qué obtuvo a cambio?

Por Rodrigo Carbajal

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Gobernador de Chiapas, Senador, Gobernador de Chiapas, Senador. En un plazo de tres meses, Manuel Velasco pasará por esa transición política. Lo logrará gracias a un cambio de medianoche de la constitución de su estado y a que el Senado de la República, con mayoría de Morena, le otorgó una licencia.

Huelga decir que Manuel Velasco no es un político popular, al menos no fuera de Chiapas. En la opinión pública, las imágenes recurrentes de su estilo de hacer política van desde la excesiva campaña promocional en la revista Cambio; las apariciones en la portada de la revista Carascon su esposa, Anahí; la cachetada a un colaborador; o la fotografía en la que aparece siendo cargado como el rey de una “banana republic”por cuatro indígenas. Velasco es un político que genera animadversiones evidentes y que contrasta con los principios de austeridad y representación popular con los que Morena se identifica a sí misma.

Entonces, ¿por qué el partido de Andrés Manuel López Obrador decidió respaldarlo? Una hipótesis: porque se negoció el traspaso de cinco diputados del Partido Verde a la bancada de Morena en la cámara de diputados, garantizando una mayoría absoluta.  Es decir, se hizo una negociación política para obtener beneficios que, a los ojos de Mario Delgado y Ricardo Monreal, el equivalente del binomio Beltrones-Gamboa del lopezobradorismo, son demasiado buenos como para rechazarse.

Una mayoría absoluta le concede a Morena la presidencia de la Junta de Coordinación Política, que tiene una voz preponderante en la agenda y los tiempos del Congreso. Asimismo, el partido del Presidente Electo conservará la Mesa Directiva de la cámara baja y la Comisión de Administración, desde donde se podrá implementar un programa de austeridad legislativa sin necesidad de negociar.

Sobra decir, también, que una mayoría absoluta le facilita a Morena las negociaciones más ríspidas que le esperan a este gobierno, particularmente las relacionadas con reformas constitucionales o con la aprobación del presupuesto.

Sin embargo, nada es gratuito. Morena está asumiendo un costo político importante. La aprobación de la licencia de Velasco generó más estridencia de lo esperado porque se realizó en una segunda votación, luego de que ya se había rechazado algunas horas antes.

Por primera vez en mucho tiempo, los propios seguidores de Andrés Manuel López Obrador condenaron lo que sucedió en el Senado. Para Morena, esto fue una primera señal de que el capital político no es para siempre. En un tweet que fue borrado poco tiempo después, Martí Batres, senador de Morena, escribió: “Hay críticas en la opinión pública por la licencia de Velasco. El Senado debe tomar nota para mejorar sus decisiones y las formas que utiliza para procesarlas.”

En todas las democracias, la negociación es el pan de cada día de la política, sobre todo al interior del poder legislativo, donde se hacen compromisos y concesiones para avanzar la agenda de sus mandatos públicos. Sin embargo, el caso Velasco pone sobre la mesa una pregunta relevante para Morena: ¿hasta qué punto el fin justifica los medios?

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