4 de agosto 2021
¡Que alguien me explique!
Consulta, no; calentura, sí
Con apenas el 7 por ciento de participación en la consulta, es mucho el camino para encauzar el restante 93 por ciento. El termómetro marca calentura política y una nueva campaña incendiaria con duración de 8 meses
Por Ramón Alberto Garza
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Diga lo que diga el presidente Andrés Manuel López Obrador, la Consulta Popular del pasado domingo nada tuvo de exitosa.
Aun cuando se haya presentado como el primer ejercicio institucional de su género, la pobre respuesta de la ciudadanía que no alcanzó el 7 por ciento de concurrencia a las urnas, la instala en el umbral del fracaso.
Pero el inquilino de Palacio Nacional no puede acusar derrota.
Primero, porque la ocurrencia fue suya y no quiere que se le endose un descalabro tan apabullante. El pueblo “bueno y sabio” no respondió al exhorto presidencial de salir a votar.
Y segundo, porque para lo que de verdad sirvió la famosa consulta fue como un termómetro real de la temperatura política en torno al gobierno de la Cuarta Transformación y a su partido, Morena. Veamos los números.
Hace tres años, en la gran victoria de julio del 2018, el presidente López Obrador y Morena alcanzaron los 33 millones de votos con los que se hicieron de Palacio Nacional y el control de Congreso.
Treinta y cinco meses después, el pasado junio del 2021, la votación en torno a Morena y sus candidatos se instaló en los 16 millones de sufragios. Sin el nombre de López Obrador en la boleta, y como consecuencia del mal gobierno, se perdieron la mitad de los votos en el camino.
Y ahora que viene la Consulta Popular, a la que Morena le dio certificado de paternidad por ser el partido que más la promovió, al alcanzar apenas los 6.6 millones de votos deja mucho al análisis y a la imaginación.
Son apenas un 20 por ciento de los votos que lograron en 2018 y menos de la mitad de los refrendados en 2021.
Pero gracias a este ejercicio, el presidente López Obrador sabe que en estados como Chihuahua, Nuevo León, Aguascalientes, Guanajuato, Jalisco, Durango, Zacatecas, Baja California, Coahuila, Querétaro, Yucatán, Sinaloa, Quinta Roo, Tamaulipas y Colima, se votó muy por debajo de la media nacional.
Eso significa que esos estados, en su mayoría del norte de México, Morena tiene que redoblar sus esfuerzos si quiere lograr, el próximo marzo, resultados decentes en la votación de la revocación de mandato que confirmará si el presidente se queda o si se va de Palacio Nacional.
El mandatario también sabe, por los resultados de la Consulta Popular, que los estados del sur y del centro como Oaxaca, Tlaxcala, Hidalgo, Tabasco, Ciudad de México, Veracruz, Guerrero, Puebla, Campeche, Morelos, Estado de México, Chiapas y Nayarit, votaron por arriba de la media nacional. Es donde Morena tiene su mayor patrimonio político.
Por eso decimos que el ejercicio democrático del domingo pasado, más que una consulta popular, es un termómetro que sirve para medir la temperatura política a 8 meses de que venga la revocación de mandato.
Está claro que el norte de México desdeña e incluso desprecia los dictados presidenciales, mientras que el centro y el sur apenas calientan un tibio apoyo que, en su mejor expresión, Oaxaca, apenas alcanzó el 11.56 por ciento. Demasiado bajo para cubrir la expectativa del 40 por ciento que haría válida la consulta que dio el “Sí” a aplicar la ley para perseguir a cualquier funcionario corrupto del pasado. Conste que en la redacción nada se habla de funcionarios del presente.
Con esas cifras en la mano, el presidente López Obrador y su gobierno de la Cuarta Transformación ya pueden ir trazando una ruta de operación política de 32 semanas para que en la próxima consulta de revocación de mandato no se den sorpresas.
Con los datos en la mano, se podrá saber dónde aplicar recursos para reforzar los apoyos de las mayorías y en qué entidades, los llamados Siervos de la Nación, deben de enfocarse para recuperar el terreno perdido entre los 33 millones de votos del 2018 y los 6.6 millones de la Consulta Popular.
Quizás por esa razón, el presidente López Obrador salió ayer en la mañanera en plan de retador, desafiando a los conservadores para que se reagrupen, si de verdad buscan su salida del gobierno.
“Viene la revocación de mandato en marzo y va a ser interesantísimo. No nos vamos a aburrir, no vamos a estar bostezado, porque el bloque conservador tiene la oportunidad ahora de reagruparse. Como lo hicieron en junio, que querían que no contáramos con la mayoría en la Cámara de Diputados y se unieron todos: políticos corruptos, la mayoría de los medios de información, los sectores más retrógradas. Salió el pensamiento rancio, conservador”.
Con apenas el 7 por ciento de participación, es mucho el camino para encauzar el restante 93 por ciento. El termómetro marca calentura política y una nueva campaña incendiaria con duración de 8 meses.
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