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13 de marzo 2025

16 de enero 2020

¡Que alguien me explique!

El conjuro a Salomón

Mientras los mexicanos hagamos de la radicalización, el insulto y el encono las armas para dirimir nuestras diferencias, vamos a terminar reventando la liga. De uno y de otro lado, en perjuicio de todos.

Por Ramón Alberto Garza

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“Malditos todos y su descendencia!!!!”. Ese fue el tweet lanzado por la actriz Laura Zapata, al conocer del nacimiento del primer nieto del presidente Andrés Manuel López Obrador.

 

Se tiene que tener de verdad una entraña muy negra para maldecir de esa forma a cualquier ser humano, sin importar su condición social, racial, económica o ideológica.

 

Y cuando esa maldición es lanzada desde su cuenta de Twitter, que lleva por nombre Laura Zapata/ Fuera Chairos @LAURAZAPATAM, se entiende el coraje que destila quien desde hace años viene lucrando como la hermana de la popular Thalía.

 

Lo que a Laura Zapata le indignó fue que Salomón Andrés Manuel López Adams, hijo de José Ramón López Beltrán y de Carolyn Adams, naciera en Houston, Texas.

 

De inmediato la actriz mexicana, al igual que muchos de los detractores de la Cuarta Transformación, inundaron las redes con indignantes comentarios, porque el nieto presidencial no había nacido en un hospital público en Iztapalapa.

 

Ignorantes de las circunstancias, los críticos con Laura Zapata al frente, intentaron vender la idea de que es tan obvio que el presidente López Obrador no confía en el sistema nacional de salud, que prefirió que su nieto fuera a nacer a Estados Unidos.

 

Si se dieran a la tarea de investigar un poco, sabrían que la madre del bebé, Carolyn Adams, es norteamericana y vive en Woodlands, Texas, un suburbio cercano a Houston.

 

No fue la selección del sitio de nacimiento un asunto fortuito o a elección del padre o del encumbrado abuelo, sino de donde se sentía en casa la madre de Salomón Andrés Manuel, cuya abuela materna, por cierto, vive también en Houston.

 

Pero el simplismo de los detractores lopezobradoristas busca, aún en la mentira, la verdad a medias, o en la difamación sesgar la información para enardecer a las masas a quien odian.

 

Lanzar un conjuro así, maldiciendo al destinatario y a su descendencia, se instala más en la frontera de la hechicería. Y viniendo de una actriz dramática, como Laura Zapata,  suena a la interpretación de Maléfica al momento de maldecir el nacimiento de La Bella Durmiente.

 

Pero todo eso es el producto de una actriz que descarga sus frustraciones acaparando titulares insultando a sus hermanas -Thalía y Ernestina- o comprando pleitos con Yolanda Andrade, Niurka y Laura Bozo.

 

Es la misma Laura Zapata quien en alguna ocasión acusó a su hermana Thalía de tener doble moral, que maldijo a Ernesto Sodi –su padrastro- diciendo que debería estar en el infierno, y que en el secuestro de ella misma y de su hermana Ernestina acabó señalada como la presunta instigadora del ilíicito.

 

Pero, ¿qué se puede esperar de una villana de telenovelas quien desde su “Mundo de Juguete” se siente “Mamá Campanita”, cuando apenas califica para ser “La Intrusa” o “La Usurpadora” a la hora de planear “La Venganza” contra los chairos y el nieto “gringo” de su líder moral?

 

Insistimos en que mientras los mexicanos hagamos de la radicalización, el insulto y el encono las armas para dirimir nuestras diferencias, vamos a terminar reventando la liga. De uno y de otro lado, en perjuicio de todos. 

 

Por lo pronto que su próximo viaje a su finca de Palenque, el presidente López Obrador, José Ramón, Carolyn y el pequeño Salomón hagan una parada obligada en Catemaco. Quizás ahí alguno de sus famosos brujos les puede conjurar  el bilioso conjuro de Laura Zapata. No vaya a ser.

 

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