19 de enero 2021
¡Que alguien me explique!
Con la vida no se juega
Las cifras se encargarán de confirmar si vivimos en medio de la mentira, del uso político electoral de un drama sanitario y de la opacidad de no conocer bajo qué condiciones pactamos las pocas vacunas que tenemos y que dicen que ahora nos quitan
Por Ramón Alberto Garza
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Ahora vamos descifrando el misterio de por qué el gobierno de la Cuarta Transformación reservó en la opacidad, por cinco años, los contratos de la supuesta compra de vacunas contra el Covid-19.
Tendremos acceso a ellos solo cuando termine el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador.
La serie de informaciones ocurridas en los últimos días, y que culminaron con la renuncia de Miriam Esther Veras Godoy, la responsable del plan nacional de vacunación, nos van dando una pista. Aunque oficialmente la funcionaria aclaró que dejó la estratégica posición “por estrés”.
“Pfizer está replanteando sus entregas, pero las quiere imitar a la mitad, porque la ONU les está pidiendo para que todos los países tengan posibilidad de adquirir las vacunas, pero bueno, cuando Pfizer plantea esto, que es por la ONU, decimos sí”.
I.- No Existen las Vacunas
Aunque una y otra vez desde el púlpito de La Mañanera el presidente presumió que existían acuerdos suficientes con todos los fabricantes de vacunas, la realidad se está encargando de desmentirlo. No al menos con el volumen de vacunas que se esperaba.
De acuerdo a la Secretaría de Relaciones Exteriores, el gobierno cuenta con compromisos de compra de alrededor de 200 millones de dosis.
Sin embargo, la vacuna líder hasta hoy, la de Pfizer/BioNTech, no está llegando en las cantidades que se anunciaron. Se desconoce si es por falta de acuerdos o porque el fabricante reorientó sus entregas y le redujo la cuota a México. El acuerdo está bajo siete llaves. Ningún mexicano tiene acceso.
El hecho es, de que -hasta ahora-, en tres semanas, apenas tenemos 468 mil dosis recibidas. No es ni la dotación necesaria de un día, si de verdad queremos inmunizarnos en un año. Y no pasan de 5 mil los mexicanos que ya tienen sus dos dosis completas.
Solo para recordar: Si quisiéramos vacunar al 50 por ciento de los mexicanos -65 millones- se necesitaría 130 millones de dosis -dos por cada uno-, que aplicadas en 365 días en 12 horas de operaciones, se tendrían que aplicar unas 30 mil vacunas por hora.
Lo acumulado hasta ahora en tres semanas es apenas lo que se exige para un día y medio.
El presidente López Obrador dice que su gobierno aceptó de buena manera un supuesto llamado de la ONU, que solicitó a los fabricantes de vacunas una dispersión más equitativa, para que los países más pobres también tengan acceso a la inmunización.
¿Sucederá lo mismo con Moderna, la otra vacuna europeo-norteamericana? ¿Se le aplicarán parejo el recorte a los Estados Unidos?
II.- La Alianza con Rusia y China
La presunta escasez de Pfizer/BioNTech orilló a México a buscar alternativas. Y todo apunta a que los proveedores con los que se tienen las negociaciones más avanzadas son los laboratorios rusos y los chinos.
De hecho, en los primeros días del año, después de sus vacaciones en Oaxaca, el epidemiólogo Hugo López-Gatell viajó a Argentina, el único país -además de Rusia- donde hasta el 23 de diciembre se estaba experimentando con la vacuna “Sputnik V”.
Las vacunas chinas son tres. La CanSino, la Sinopharm y la Sinovac. La más avanzada en su entrega en México es la CanSino, cuyas primeras 7 mil dosis llegaron el 11 de noviembre en fase de prueba.
Es una de las vacunas que más se defiende desde el gobierno de la Cuarta Transformación como alternativa a la escasez de Pfizer/BioTech.
De hecho, el caso de la vacuna CanSino se politizó, cuando los Estados Unidos cuestionaron su efectividad y el mandatario mexicano salió en su defensa.
“…por varias razones que no viene al caso tratar aquí, pero la gente ya imagina, nosotros no nos metemos en eso, porque lo que importa es la salud del pueblo. Esto no es de ideologías, no tiene que ver con las posturas políticas de los gobiernos, aquí lo que importa es salvar vidas”.
III.- Vacunación Politizada
Lo que en verdad no tiene una explicación lógica es la decisión del gobierno de la Cuarta Transformación de que sean los llamados Siervos de la Nación, un programa de proselitismo político y social de la Secretaría del Bienestar, quienes controlen el registro del personal vacunado.
Su nivel de involucramiento alcanza el trato igual que al de un médico o una enfermera, que están dejando la vida en el frente de batalla, porque los Siervos de la Nación ya fueron incluidos como grupo prioritario en el plan de vacunación, cuando todavía no está inmunizado todo el personal del sector salud.
Al frente de ese contingente de Siervos de la Nación está Gabriel García Hernández, conocido por ser el jefe de los superdelegados del gobierno de la Cuarta Transformación y manejador de uno de los presupuestos sociales que se sospecha terminan en la promoción política de Morena.
Por eso decimos que, con la vida no se juega. Y con su opacidad, su información a medias, las preferencias en las negociaciones con ciertos laboratorios y el manejo politizado del programa nacional de vacunación, el gobierno de la Cuarta Transformación entra en fase de severo deterioro frente al manejo del programa de vacunación.
Las cifras se encargarán de confirmar si vivimos en medio de la mentira, del uso político electoral de un drama sanitario y de la opacidad de no conocer bajo qué condiciones pactamos las pocas vacunas que tenemos y que dicen que ahora nos quitan.
No en balde Miriam Esther Veras Godoy, la responsable del programa de vacunación decidió renunciar. Su decisión se filtró. No la dio a conocer en vivo López-Gatell. ¿Confiaban que pasara inadvertida?
Pero ya le dijeron que saliera a declarar que se fue “por estrés”. Cualquiera que vea el negro panorama la entiende.
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