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21 de noviembre 2024

13 de junio 2024

¡Que alguien me explique!

Claudia y su Gabinete

A nadie escapa que existen serios jaloneos entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y su sucesora, Claudia Sheinbaum

Por Ramón Alberto Garza

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A nadie escapa que existen serios jaloneos entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y su sucesora, Claudia Sheinbaum.

A pesar del beso a beso, persiste el golpe a golpe, y aunque de dientes para afuera el inquilino de Palacio Nacional dice que “respeta” a la ganadora de la elección presidencial y la colma de besos, no deja de desconocerla e incluso de darle reversa a sus decisiones, como a la defensa de los mercados que Sheinbaum quiere cuidar y a los que López Obrador desprecia.

Pero está en puerta un hecho que será la prueba de fuego, la cual pondrá en juicio la autonomía real que tiene la presidenta electa: la designación de su Gabinete, prometido para la semana próxima.

Hoy se tiene claro que tres posiciones están más o menos definidas: la repetición de Rogelio Ramírez de la O en Hacienda, Juan Ramón de la Fuente como Canciller y Omar García Harfuch en Seguridad Pública.

El resto de lo que se viene manejando es mera especulación, sobre todo, cuando Mario Delgado se auto promueve como Secretario de Gobernación. ¿De verdad cree el principal señalado como beneficiario en jefe del huachicol fiscal que puede ser el segundo de a bordo de la primera mujer presidenta? ¿Y si los americanos ya lo tienen en la mira con sus investigaciones, Sheinbaum se va a arriesgar a que le bajen a su hombre de Bucareli a las semanas o meses de designado?

Otro que se está promoviendo para la Secretaría de Gobernación es Martí  Batres, que encabeza la guardia pretoriana que protege los intereses de Clara Brugada.  ¿Alguien en sus cinco sentidos va a pensar que Sheinbaum le va a entregar Gobernación a sus adversarios dentro de Morena?

Lo que está en juego en la decisión del nuevo Gabinete es la confirmación de que Sheinbaum tiene -o no- el bastón de mando. Que no le vayan a pretender imponer repeticiones o recolocaciones de quienes jugaron hasta hoy como incondicionales del presidente López Obrador.

La nueva presidenta tiene que andarse con pies de plomo y con extrema cautela por dos factores que flotan en el ambiente.

El primero, que cuando el presidente López Obrador le entregó el famoso bastón de mando, no le permitió elegir quién se quedaba en su lugar al frente de la Ciudad de México, tampoco le dieron luz verde a la designación de García Harfuch como candidato a Jefe de Gobierno de la ciudad capital, ni la dejaron cumplir sus compromisos en las candidaturas morenistas para gobernadores en Chiapas y Tabasco. ¿Caerá el presidente López Obrador en la tentación de imponerle algunas posiciones clave en el gabinete?

El segundo factor es que si el viernes pasado el presidente pidió espacios tanto para él como para sus hijos, quienes ya estarán libres para jugar en política, ¿les va a ceder designaciones formales en la nueva administración? ¿Cómo interpretará el presidente que Sheinbaum no le dé ni a él ni a alguno de sus controvertidos vástagos un mendrugo de poder en el gobierno que llegó con la más alta votación en la Historia?

Tampoco tenemos que perder de vista quiénes van a ocupar las estratégicas posiciones de la dirección de Pemex, la de la CFE, la del Seguro Social, el Sistema de Administración Tributaria (SAT), la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), la Secretaria de Infraestructura y todas aquellas dependencias en las que fluye el dinero a manos llenas. ¿Buscarán conservarlas “los que se van”?

Ni qué decir de cómo y de dónde -de parte de quién- vendrán las designaciones de los secretarios de Defensa, Marina y el superior de la Guardia Nacional que, con las reformas constitucionales, dependerá de la Secretaría de la Defensa.

Por eso será importante evaluar, cuando se den, los nombres de los hombres y mujeres del gobierno de Claudia Sheinbaum. Para ver si la virtual presidenta electa podrá imponerse y no le dan otra “desconocida” más en la mañanera.

Entonces -y sólo entonces- podremos confirmar que el poder del nuevo gobierno despachará  en Palacio Nacional o si de plano se traslada el gobierno a los dominios de Palenque, en casa de “La Chingada”.

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