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1 de abril 2025

30 de agosto 2023

Política

Claudia Sheinbaum y el Grupo Monterrey

La élite empresarial de Monterrey ha comenzado a procesar la realidad política que sugieren prácticamente todas las encuestas relevantes de México: Claudia Sheinbaum es la candidata a vencer en la elección presidencial de 2024

Por Rodrigo Carbajal

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En agosto de 2022, Claudia Sheinbaum fue invitada a una reunión a puerta cerrada en un Penthouse de Polanco, en Campos Elíseos propiedad de Armando Garza Sada, el presidente del consejo de administración de Grupo Alfa. El encuentro fue gestionado por Julio Scherer, ex consejero jurídico de la Presidencia, y acudieron, entre otros, Rogelio Zambrano, de Cemex; Adrián Sada, de Vitro; Raúl Gutiérrez Muguerza, de Deacero; y Enrique Zambrano, de Proeza.

Se trató de un primer acercamiento entre la élite empresarial de Monterrey, que representa uno de los centros de poder más críticos de la administración de Andrés Manuel López Obrador, y Claudia Sheinbaum, la heredera designada del proyecto de la Cuarta Transformación.

El cónclave de Campos Elíseos marcó también una primera diferencia dentro del llamado Grupo Monterrey entre dos facciones: los empresarios pragmáticos que mantuvieron un canal de comunicación con los operadores de Sheinbaum y los empresarios que han financiado la construcción del Frente Amplio por México y que han apoyado la precandidatura de Xóchitl Gálvez.

De acuerdo a personas cercanas al asunto, el segundo grupo incluye a figuras como José Antonio Fernández Carbajal, director y presidente de FEMSA; Eduardo Garza T., de Frisa; recientemente, Blanca Treviño, de Softek; y Agustín Coppel, quien no es de Monterrey, pero ha alineado sus esfuerzos de promoción política a este bloque.

El caso de José Antonio Fernández Carbajal es notable. En el proceso electoral de 2018 cabildeó activamente en contra de la campaña de Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, cuando Morena llegó al poder, el presidente de FEMSA apareció en un video de relaciones públicas ofreciendo su apoyo al presidente electo. La relación del conglomerado regiomontano con este gobierno ha sido tensa. FEMSA se convirtió en un objetivo del programa de grandes contribuyentes del SAT y terminó negociando el pago de un adeudo fiscal por 8,790 millones de pesos.

El papel de José Antonio Fernández Carbajal como empresario opositor ha sido ambigua. Durante sus escasas intervenciones públicas, en prensa y en eventos corporativos, ha sido crítico del gobierno federal.

En un discurso de septiembre del año pasado, en el marco de la entrega del Premio Eugenio Garza Sada, el presidente de FEMSA declaró: “A veces también se olvida que la democracia también es disentir. Si la discusión es anulada por el monólogo que desoye la opinión diferente, se da pie a una peligrosa polarización”.

Un mensaje de confrontación con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador que contrasta con el hecho de que Fernández Carbajal pasa la mayor parte de su tiempo en España. Incluso, ahora que el empresario asumió la dirección interina de FEMSA, tras la muerte del ejecutivo Daniel Rodríguez Cofré, Fernández Carbajal se reubicó en Miami, no en Monterrey, según reporta el periodista Darío Celis.

Es en este contexto que la élite empresarial de Monterrey ha comenzado a procesar la realidad política que sugieren prácticamente todas las encuestas relevantes de México, incluida la del Grupo Reforma: Claudia Sheinbaum es la candidata a vencer en la elección presidencial de 2024.

Asesores cercanos al Grupo de los Diez, el cónclave informal que reúne a los líderes de las principales compañías multinacionales de Nuevo León, comisionaron un estudio actuarial sobre los escenarios políticos del próximo año.

El reporte concluyó que el Frente Amplio por México necesita que se cumplan tres condiciones para vencer a Morena: primero, que Samuel García, gobernador de Nuevo León, no sea el candidato presidencial de Movimiento Ciudadano. Segundo, que se alcance un piso mínimo de participación electoral de 64 por ciento en los comicios generales. Tercero, que la oposición obtenga al menos dos de cada cinco votos en el Sureste del país, el bastión político del presidente Andrés Manuel López Obrador. En el ecosistema actual, es poco probable que alguna de estas condiciones se cumpla.

“Hasta nuestros adversarios lo dicen, llevamos un año arriba en las encuestas”, declaró Sheinbaum este fin de semana en un evento de cierre de campaña. El empresariado regiomontano no ha encontrado datos para refutar este argumento. Por eso, una facción del Grupo Monterrey ha tendido puentes con el equipo de la ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

En la última reunión que Sheinbaum tuvo con miembros de CAINTRA, la cámara empresarial más influyente de Nuevo León, estuvieron presentes Máximo Vedoya, de Ternium; Eugenio Sada, de Kronos; tres miembros de la familia Lobo, de Protexa, un conglomerado con fuertes intereses en el sector energético; y Rodrigo de León, de la constructora Vidusa, entre otros.

Además, la semana pasada, Agustín Coppel, quien es señalado como uno de los principales arquitectos financieros del Frente Amplio por México, acudió a un evento de Claudia Sheinbaum con el Consejo Coordinador Empresarial. Su presencia causó inquietud en un amplio sector de la élite política y de negocios.

La iniciativa privada de Monterrey, que depende en gran medida del desempeño del sector externo, está buscando respuestas sobre las perspectivas de política económica del equipo de Claudia Sheinbaum. Hasta ahora, sólo ha encontrado señales cruzadas.

Alfonso Ramírez Cuéllar, ex presidente de Morena y asesor económico de la precandidata virtual del oficialismo, dijo recientemente a la revista Proceso que es imperativo que México expanda su relación comercial con Estados Unidos: “Se busca fortalecer la relación y el mercado de América del Norte, y hacer una región de mayor cooperación, de fortalecimiento de las relaciones referida al tránsito de personas y al tránsito de mercancías”.

Esta posición se contrapone a la alianza política que Sheinbaum mantiene con Rocío Nahle, secretaria de Energía, y con Manuel Bartlett, director de la Comisión Federal de Electricidad. Se trata de los dos artífices de una política energética que tiene al país al borde de un panel de controversia del T-MEC que podría costarle al sector exportador 30 mil millones de dólares en sanciones arancelarias.

A pesar de que Sheinbaum ha expresado su apoyo público a la política que pretende regresarle a Pemex y a la CFE un monopolio artificial del mercado energético, la ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México dijo en el evento del Consejo Coordinador Empresarial que estaba abierta a considerar cambios en la política energética.

La pregunta para el Grupo Monterrey es dónde se va a ubicar la lealtad de Sheinbaum: ¿Con la élite empresarial que desconfía del proyecto de la Cuarta Transformación o en los arreglos con Nahle y Bartlett, patentes en una red de contratos públicos y compromisos de movilización electoral?

Este septiembre se cumple el 50 aniversario luctuoso del asesinato de Eugenio Garza Sada, un momento que marcó el quiebre entre la clase empresarial de Nuevo León y el gobierno populista de Luis Echeverría Álvarez. La conmemoración es también una obligación a la reflexión de la responsabilidad que tiene el empresariado regiomontano en esta coyuntura, una reflexión que deberá hacerse en Madrid, en Miami, en Polanco y en San Pedro Garza García.

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