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23 de julio 2020

Opinión

Carlos Salazar: “La estrellita”

El elogio presidencial al jerarca de los empresarios mexicanos tiene un alto significado.

Por Ramón Alberto Garza

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El retorno de Carlos Salazar Lomelín a Palacio Nacional se dio por la puerta de enfrente. El presidente Andrés López Obrador se la abrió después de meses de “sana distancia”… y no precisamente por el Coronavirus.

El Presidente del Consejo Coordinador Empresarial reapareció ayer en el firmamento de La Mañanera, durante el anuncio de la reforma al programa de pensiones.

El lugar que el inquilino de Palacio Nacional le dio al líder empresarial fue más allá de lo estrictamente protocolario. Salazar recibió el reconocimiento abierto por su gestión para esa trascendental reforma.

El presidente López Obrador no escatimó el abierto elogio a quien tenía semanas de fustigar con su desdén y con su silencio.

«Porque si se trata de poner estrellitas, yo diría que le correspondería, antes que a nadie, la concreción y la realización de esta nueva propuesta de reforma a Carlos Salazar Lomelín, presidente del Consejo Coordinador empresarial», expresó en conferencia mañanera.

«Él ha venido trabajando desde hace un año, incluso hemos tenido diferencias, nos distanciamos, por la sana distancia, él ha venido trabajando con los representantes del sector empresarial y siguió abierta la comunicación y el diálogo con el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, para que siguiera trabajando en la elaboración de este proyecto y también fue muy importante contar con el apoyo del Senador Carlos Aceves del Olmo, que es el secretario de la Confederación de Trabajadores de México, de la CTM».

El elogio presidencial al jerarca de los empresarios mexicanos tiene un alto significado, porque se vislumbra la intención abierta de reparar un puente roto, indispensable para enfrentar el futuro económico de nuestro país.

Hizo bien el presidente López Obrador en dejar a un lado cualquier resabio, resbalón o mal entendido, que lo instaló en el territorio del congelamiento de su relación con el presidente del CCE.

El mandatario puso zanja de por medio con el organismo cúpula empresarial cuando el pasado 8 de abril Salazar Lomelín sostuvo una videoconferencia con los dirigentes de 12 organismos empresariales.

Lo hizo para explicar el cuestionable plan del gobierno de la Cuarta Transformación para resolver el atorón económico generado por la pandemia.

Salazar Lomelín fue tajante cuando sentenció: “Si esto no funciona tendremos un 10 por ciento de disminución del Producto Interno Bruto y más de un millón de desempleados con las tragedias humanas que implica. Y el único, el único responsable es el que cerró la puerta”.

El presidente López Obrador se sintió ofendido porque días antes había dialogado con el presidente del CCE y otros empresarios, a quienes invitó a reunirse dos semanas más tarde para evaluar la crisis y decidir la ruta. La puerta, pues, no estaba cerrada.

A partir de ese momento, el mandatario le bajó la cortina de su relación al dirigente empresarial, a quien días más tarde retó que fuera el conducto para cobrar impuestos atrasados o evadidos por algunos de los grandes empresarios que él representaba. Salazar Lomelín rechazó la tarea, aclarando que estaba fuera de sus facultades y de la Ley.

Poco más de tres meses se prolongó la frígida relación, hasta que ayer el presidente del CCE reapareció en el púlpito mañanero junto con el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, los líderes camarales Ricardo Monreal y Mario Delgado, el líder de la CTM Carlos Aceves y el director del Seguro Social, Zoe Robledo, para anunciar la nueva reestructura al sistema nacional de pensiones.

Con esa reforma se espera que las pensiones a los trabajadores aumenten en promedio un 40 por ciento, bajando los años mínimos de cotización necesarios de 25 a 15 años.

El anuncio provocó sorpresa, sobre todo cuando fue evidente que la carga de la aportación adicional viene de las chequeras de los empresarios y empleadores.

La otra sorpresa corrió a cargo del presidente López Obrador, quien sin regateos le colocó “una estrellita” a Carlos Salazar Lomelín, abriendo la puerta a la reconciliación con el mayor liderazgo empresarial del país.

Y eso, en momentos en que se debate el futuro económico de México, en medio de dos inéditas crisis globales –la sanitaria y la económica- deja abierta la puerta para ajustar, e incluso replantear, el urgente plan para encarar los tiempos de pesadilla y dolor que se avecinan.

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