Calígula, Nerón, Claudio o César

Crecen las preocupaciones por el ánimo tan negativo y de frustración que exhibe el presidente Andrés Manuel López Obrador, en la antesala de las elecciones de medio término que definirán el destino de la Cuarta Transformación.

Quienes están cerca del mandatario advierten que su mal humor y su hipersensibilidad están directamente proporcionales al nerviosismo que despierta la posibilidad de un resultado electoral no deseado.

Uno de los traumas políticos del inquilino de Palacio Nacional es que no quiere repetir el destino de sus antecesores Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto, quienes perdieron el control del Congreso a la mitad del sexenio y el cierre de sus gobiernos fue tortuoso.

Bajo esa premisa, bien valdría la pena imaginar qué sucedería con el presidente López Obrador y con su gobierno de la Cuarta Transformación bajo los distintos posibles resultados en las urnas.

Y para explicarlo mejor, recurramos a metáforas de la historia que nos ayuden a imaginar todo aquello que podría suceder. Y qué mejor que tomar prestada la historia de la Roma Antigua, con los laureles y las tragedias de sus Césares, para visualizar lo que nos podría esperar.

I.- El Escenario Calígula

El presidente López Obrador y Morena barren el 6 de junio en las urnas. Se apoderan no solo de 10 de las 15 gubernaturas en disputa, sino que ratifican o incluso mejoran su supremacía como la fuerza dominante en la Cámara de Diputados.

Ante semejante victoria, el presidente López Obrador se crece frente a los adversarios, los palpa derrotados, el apoyo popular le confirma que debe seguir con más empeño en la ruta de la confrontación para acabar con el viejo sistema político.

Su mayoría en el Congreso le da para proponer lo que quiera, aún lo más absurdo, como sucedió con el emperador Calígula, quien embriagado de soberbia y de poder se atrevió a nombrar Senador a su caballo Incitatus.

II.- El Escenario Nerón

Las elecciones del 6 de junio culminan en un rechazo al estilo personal de gobernar, como abierta propuesta a los pobres resultados del gobierno de la Cuarta Transformación.

Aún sin un descalabro mayor, Morena pierde el control absoluto de la Cámara de Diputados y se evapora la mayoría que le permitiría al presidente López Obrador hacer las reformas constitucionales que necesita.

El mandatario se siente contra la pared, porque sin mayoría se trunca su proyecto de Nación y se da cuenta que solo tiene una ventana de oportunidad, entre el 7 de junio al primero de septiembre, para acelerar los cambios urgentes.

Como Nerón cuando incendió Roma, el inquilino de Palacio Nacional le prende fuego al debate nacional, que intensifica los ataques y las controversias ante el alud de reformas que esperaba someter en tres años, pero que tendrá que concretar en solo 80 días.

III.- El Escenario Claudio

Los resultados electorales que impiden alcanzar la mayoría desatan una cacería de culpas en el seno de Morena. Las disputas entre las distintas tribus morenistas arrecian y el reparto de culpas se exacerba.

El presidente López Obrador busca crear un círculo de protección, en torno a quien ya vislumbra como su delfín -o delfina- para el 2024. Pero la decisión es cuestionada por los distintos grupos de poder.

Las culpas alcanzan al mandatario, quien comienza a ver traidores, no solo en los opositores tradicionales, sino dentro de la misma familia de Morena.

Y al igual que sucedió con el emperador Claudio, el mandatario sucumbe frente a las traiciones de sus más cercanos, su esposa incluida. Muere envenenado.

La sucesión presidencial, tan anticipada y la desarticulación de Morena, colocan sobre la mesa la posibilidad de que el presidente López Obrador busque en el partido Fuerza por México su ínsula de salvación.

IV.- El Escenario César Augustus

Sería el escenario deseable, nunca imposible, pero dadas las condiciones actuales, poco probable.

El presidente López Obrador, con o sin mayoría en el Congreso, decide abandonar su estrategia de dinamitar todo a su paso, buscando una reconciliación nacional que le permita avanzar en un consenso de proyecto de Nación.

El mandatario sabe que no puede depender solamente de Morena y comienza a tender puentes con algunos partidos, y actores significativos, que le den viabilidad y posibilidad al proyecto de reducir la brecha de la desigualdad.

Retoma el lema original de “Juntos Haremos Historia” y acepta que, por los resbalones de los primeros años, por la pandemia y por la crisis financiera global, replantea el ambicioso proyecto original para hacerlo más funcional y viable.

Difícil pensar en que, visto lo que sucede hoy, el escenario del César tenga posibilidades. ¿Cuál será el destino final después del 6 de junio? ¿Calígula, Nerón o Claudio?