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21 de noviembre 2024

19 de marzo 2024

¡Que alguien me explique!

Baño de sangre

Donald Trump está crecido. La imposibilidad de dejarlo fuera de la boleta, a pesar de enfrentar 91 procesos judiciales, lo envalentonaron

Por Ramón Alberto Garza

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Donald Trump está crecido. La imposibilidad de dejarlo fuera de la boleta, a pesar de enfrentar 91 procesos judiciales, lo envalentonaron.

Ni su presunto involucramiento en la toma del Capitolio el 6 de enero de 2021, ni sus artimañas fiscales para esconder su fortuna o los múltiples abusos de acoso sexual a mujeres a las que ya les pagó por el daño infringido, lo detienen. Se siente invencible.

Desde sus primeros cuatro años en la Casa Blanca, su odio y su rencor contra todos los que no opinaran como él era alarmante, por los alcances que su actitud mental podría impactar en cualquier decisión crucial, no sólo para Estados Unidos, sino para el mundo.

En su regreso “triunfal”, ya como candidato republicano a la Presidencia, Trump está desbordado. Tanto que amenazó en su discurso de Ohio que “si no resulto electo, va a haber un baño de sangre. Va a ser un baño de sangre para el país”.

Trump está enfocando su estrategia para capturar votos y, ahora sí, ganarle a Joe Biden, sembrando terror en tres frentes. Y todos están relacionados con México.

Uno, la ola migrante, a los que les da el calificativo, no de seres humanos, sino de “animales”. Y si los ve como animales, como tales hay que tratarlos. Trump desdeña la importancia de los hispanos en el quehacer político y económico de los Estados Unidos.

En su libro “LatinoLand: Un perfil de la mayor y menos entendida minoría de América”, su autora Marie Arana revela que los latinos fueron los responsables del 73 por ciento del crecimiento del empleo en Estados Unidos, entre 2010 y 2020. Dice que uno de cada cuatro elementos de la Marina son hispanos y que si la riqueza que genera en Estados Unidos el bloque latino se aislara y se contabilizara como si fuera una nación, sería la quinta economía del planeta. A esos “animales” migrantes que van tras el sueño americano son los que Trump pretende desollar.

Dos, el inminente candidato presidencial -falta que lo ratifique la Convención Republicana- también lanza una advertencia a México sobre convertirse en el trampolín de los chinos para sacarle la vuelta a los aranceles. Y pone como ejemplo el ensamblaje en nuestro país de autos chinos, a los que amenaza con imponerles un impuesto compensatorio de hasta 100 por ciento de su valor. Lo mismo al acero, al aluminio y a decenas de productos que ingresan de China a México por las ventajas del tratado comercial.

Lo que se asoma detrás de esta medida, más allá de que se tenga razón, es la laja de jabón en la que descansaría el Tratado México, Estados Unidos y Canadá, a partir de un nuevo gobierno de Trump. Cualquier visión particular del que sería el nuevo mandatario norteamericano sería una espada de Damocles, amenazando con cancelar los acuerdos del bloque comercial más importante del mundo.

Tres, la obsesión de Trump -y no tampoco sin razón- está en el peligro que significa para la seguridad nacional de Estados Unidos la santísima trilogía de cárteles de la droga en México, la epidemia del fentanilo que mata a 100 mil norteamericanos al año y el desgobierno de la Cuarta Transformación, que cede territorios enteros al crimen organizado al sur del Río Bravo. Solución “trumpista”: más muro y más patrulla fronteriza. Y si es necesario, invasión.

Y por más “amigou” que el presidente López Obrador se diga de quien podría volver a ser presidente de los Estados Unidos, está claro que lo que Trump esperaría de su homólogo mexicano es una línea de sumisión, como ya se demostró cuando nuestro país aceptó ser tercer país para retener, en territorio mexicano, el flujo migratorio que tanto le incomoda al aspirante presidencial norteamericano.

Nadie debe subestimar la amenaza del “baño de sangre, si no me eligen”. Es un abierto chantaje de terror con destinatario al ciudadano norteamericano, pero también para un México que entraría en un tobogán de confrontaciones de las que nadie saldría victorioso.

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