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8 de julio 2025

3 de diciembre 2018

¡Que alguien me explique!

AMLO, el ‘retrógrada’

Los discursos inaugurales de Andrés Manuel fueron al grano. La Coparmex calificó el discurso como retrógrado

Por Ramón Alberto Garza

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Andrés Manuel López Obrador ya tiene en sus manos el bastón de mando. Se lo entregaron en una muy simbólica ceremonia de purificación los representantes de 68 pueblos indígenas.

Lo recibió horas después de otro ceremonial, el de San Lázaro, en el que ocho tribus políticas le entregaron la también simbólica banda presidencial con la que ya es de facto el mandatario de la nación.

Sus discursos inaugurales fueron al grano. Fin a la corrupción y a la impunidad, fin al modelo neoliberal que coludió a las élites política y empresarial, política de borrón y cuenta nueva para construir hacia adelante, reconversión de la reforma energética, fin a la reforma educativa y orientación del presupuesto hacia quienes menos tienen.

Sorprendió positivamente que en lo económico, el presidente López Obrador evocara los años del desarrollo estabilizador, aquellos que durante los 60 y el inicio de los 70 forjaron al México estable, el de crecimientos por encima del 6 por ciento e inflaciones controladas. Volveremos a esos días, fue su mensaje.

Pero al salir de Palacio Nacional, algunas críticas no se hicieron esperar. Vinieron de quienes deberían aplaudir el retorno a la sobriedad. La Coparmex calificó el discurso presidencial de polarizante, maniqueo y retrógrado por voltear hacia los 60.

Quizás su líder empresarial, Gustavo de Hoyos, ya olvidó que aquellos son hasta ahora los mejores años de un México emergente, pujante, que vio florecer a una clase media que gracias a aquella estabilidad macroeconómica diseñada por Antonio Ortiz Mena.

Fueron los años en los que la baja inflación permitió una mejora real de los salarios, aspirar a una mejor vida con casa propia y educación para sus hijos, con ética, civismo y moral. La movilidad social era una realidad inobjetable

Pero todo aquello se derrumbó cuando algunos de los empresarios que hoy subsidian a la Coparmex se coludieron con la clase gobernante. Fueron invitados al banquete de la corrupción que se destapó con la ola privatizadora de los 90.

Es la misma elite financiera y empresarial a la que se le rescató con un indignante Fobaproa que colocó más de 100 mil millones de dólares de deuda sobre las espaldas de mexicanos que nada tenían que ver con la fallida jauja empresarial

Aquellos que hoy cuestionan al presidente López Obrador son los mismos a quienes tras ser rescatados una vez mas con dinero de las arcas nacionales, sus inactivos activos  fueron rematados  al mejor postor extranjero eludiendo el pago de impuestos.

Es la misma camarilla aludida en el discurso inaugural y que pasa lista de presente en los nombres aparecen lo mismo en las grandes obras públicas, que en la subasta energética del Golfo de México mal defendida como Reforma Energética.

El discurso presidencial tenía pues dedicatoria. Iba contra los hijos del Fobaproa, los que vendieron la Banca a los extranjeros, los que construían un nuevo aeropuerto con inflados presupuestos o los que se adelantaron para adueñarse de yacimientos de petróleo que ya fueron entregados a corporaciones extranjeras.

Ya no más de aquello mismo. El presidente López Obrador decretó el fin del matrimonio perverso entre la política y el capital. Dormirán bajo el mismo techo, sí, pero en recámara separadas.

Esa será la piedra angular de la Cuarta Transformación. La que eliminará de tajo las comisiones que corruptamente aquellos empresarios dieron tres décadas a una clase política que hoy es insultantemente más rica que ellos.

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