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20 de septiembre 2024

7 de agosto 2024

¡Que alguien me explique!

AMLO, el “ingenuo”

El presidente Andrés Manuel López Obrador peca de ingenuo o de plano se está burlando de los mexicanos

Por Ramón Alberto Garza

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El presidente Andrés Manuel López Obrador peca de ingenuo o de plano se está burlando de los mexicanos.

Dos respuestas ‘mañaneras’ dejan en claro que, como se dice en lenguaje coloquial, o “ya lo perdimos” o está diseñando un juego transexenal muy peligroso. Para él y para México. Un juego que podría hacer de su séptimo año el peor del que se tenga memoria entre los presidentes de la era moderna.

Su primer pronunciamiento tiene que ver con su anuncio de que le va a pedir a Ismael “El Mayo” Zambada que le dé a conocer los detalles de los acuerdos a los que llegó con los Estados Unidos para entregarse.

¿De verdad cree el inquilino de Palacio Nacional que el capo mayor del Cártel de Sinaloa va a ser tan sumiso y obediente como para mandarle decir -con quién sabe quién- que entre esos detalles están los acuerdos que el gobierno de la Cuarta Transformación tenía con todos los famosos conciudadanos de Badiraguato?

El presidente López Obrador debería tener claro que una negociación de ese nivel, a la que ni él ni su gobierno fueron ni convidados ni informados por falta de confianza, es porque los negociadores norteamericanos ya tenían bien planchados los detalles que más temprano que tarde se conocerán.

Sólo así se puede garantizar el trato terso tras la entrega de los capos y la posibilidad de que “El Mayo” -como ya pasó con su hijo Vicente “El Vicentillo” Zambada- califique como testigo protegido.

El mandatario mexicano, si no lo sabe, sí intuye que van por él y por algunos de sus familiares cercanos. Por eso se está radicalizando apoyando con sus posturas el claro fraude de Nicolás Maduro en Venezuela y, al mismo tiempo, alentando la invitación oficial, abierta y pública, para que el presidente ruso Vladimir Putin venga a la toma de posesión de su sucesora Claudia Sheinbaum. Falta que se preste.

El mensaje es claro. El presidente López Obrador irá tejiendo la narrativa de que su “apertura” hacia otras potencias rivales de los Estados Unidos, como Rusia y China, así como  su  “defensa” de una causa perdida como la de Venezuela, lo convierten en enemigo del gobierno de Joe Biden. Y que por eso, por ser libre y no claudicar a “sus principios” le inventarán acusaciones que se las sacarán “por la fuerza y sin pruebas” tanto a “El Mayo”, como a “El Chapo” y a sus dos “Chapitos”, todos ya recluidos, en juicio, confesando lo bien que les fue en este sexenio con la política de “Abrazos, no Balazos”.

El inquilino de Palacio Nacional debe tener enormes dificultades para conciliar el sueño cuando a dos semanas de que los capos de Sinaloa se entregaron, su gobierno no tiene la menor idea de lo que sucedió y están perdidos en un mar de conjeturas y especulaciones.

Su segundo pronunciamiento, que peca de ingenuidad, es salir en defensa -una vez más- de Manuel Bartlett, de su pareja Julia Abdalá y de su hijo León Manuel Bartlett, acusados de no declarar nuevas adquisiciones de inmuebles por 675 millones de pesos.

Esta es la enésima denuncia contra la que se considera la familia más corrupta del gabinete lopezobradorista y que, sin embargo, jamás ha sido tocada ni con el pétalo de una investigación por parte de la Fiscalía General de la República.

A lo largo de casi seis años son recurrentes la denuncias en contra de los Bartlett. Cobrando favores por licitaciones en la CFE, otorgando  equipo médico durante la pandemia y apareciendo en asignaciones de jugosos y muy cuestionados contratos de múltiples dependencias.

Pero como ya es su costumbre, el inquilino de Palacio Nacional se va contra “los espejos”, contra los medios de comunicación que lo denuncian, para salvarle la cara a un Manuel Bartlett a quien muchos favores le debe para que sea el más intocable del sexenio. A pesar de sus contundentes pruebas de galopante corrupción.

Y al estilo de Poncio Pilato, el mandatario se lava las manos proponiendo que se haga una denuncia ante la Fiscalía General de la República. Eso y nada son dos nadas. O peca de “ingenuo” o es cómplice. Así de sencillo.

Lo que se hace evidente es que, el presidente López Obrador, cada día está más acorralado. Y frente a las presiones de su salida y lo que le espera en el séptimo año, su nivel de estrés y de ansiedad se disparan y con ello se crecen sus disparates.

Quizás la ubicación de su finca bautizada como “La Chingada” -allá en Palenque- sea muy cercana para resguardarse de las tormentas que se ven en el horizonte del 2025.

Quizás por ello ya esté negociando la eventualidad -si es necesario- de un asilo. Ni duda tenga de que sus  amigos de Venezuela y de Cuba lo recibirían con los brazos abiertos.

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