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29 de marzo 2025

17 de marzo 2025

¡Que alguien me explique!

¡Alerta en San Pedro!

Mauricio Fernández vuelve a estar en el ojo del huracán. Está en su genética de escándalos políticos y sociales, en su naturaleza de político caprichoso que busca resolver todo a su manera -bravucona, improvisada, intolerante- hasta que resbala

Por Ramón Alberto Garza

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Mauricio Fernández Garza Sada vuelve a estar en el ojo del huracán. Está en su genética de escándalos políticos y sociales, está en su naturaleza de político caprichoso que busca resolver todo a su manera -bravucona, improvisada, intolerante- hasta que resbala.

Su último traspié fue la confesión de que “le metieron un gol” con la contratación de Lorenzo de León Pruneda, un jefe policiaco que traía antecedentes penales por tráfico de drogas y que en 1999 purgó una condena de 9 años en una prisión de Texas, confeso de posesión de cocaína con intenciones de distribución.

Curioso que, al municipio insignia de la avanzada económica y de seguridad en México, se le vaya un “prietito” así en el arroz. Aunque eso no es ninguna novedad. Es el sello de la casa en sus tres anteriores administraciones como alcalde. Cuestión de recordar que fue el mismo Mauricio Fernández Garza Sada quien acabó confesando ante ciudadanos que, como alcalde, él pactó con el Cártel de los Beltrán Leyva. Que dejó que sus familias vivieran en San Pedro a cambio de que no se diera en ese municipio ningún secuestro ni ejecución. Decenas de familias de narcos se mudaron a vivir en el municipio más rico de México, que acabó convertido en el dormitorio y centro de operaciones de algunos de los capos más buscados.

O qué decir de la “premonición” de Mauricio Fernández Garza Sada, quien en su discurso de toma de posesión en su segundo trienio como alcalde, anunció la muerte del capo Héctor “El Negro” Saldaña, cuatro horas antes de que las autoridades de la Ciudad de México encontraran su cadáver.

De hecho, tres de los 29 jefes de cárteles extraditados hace unas semanas a Estados Unidos, operaban a sus anchas en San Pedro Garza García, antes de ser capturados por fuerzas federales y ahora entregados a la justicia norteamericana.

Bajo ese esquema de “pax comprada” Mauricio Fernández Garza Sada también acabó por crear su famoso “Grupo Rudo”, un comando clandestino que con el patrocinio económico del llamado Grupo de los Diez -que incluye a los 10 empresarios más influyentes de Nuevo León- acabaron pagando en cómodas mensualidades aquella tranquilidad artificial. Cinco millones de pesos era la cuota mensual que se les entregaba, a cambio de mantener intocable a ese municipio. Se les garantizaba el respeto a sus familias y el libre tránsito de sus jefes, además de dejarlos operar y vender su droga en los antros sampetrinos.

En la cúspide de la tolerancia, San Pedro Garza García acabó también como capital de los grandes factureros de México. Dinero llama a dinero, y entre tanta abundancia en ese afluente municipio se disfrazaban los ilícitos de cientos de millones de pesos entre los Ferraris y Lamborghinis conducidos por los capos fifís de esos giros negros.

Lo mismo sucedió con algunos de los grandes huachicoleros fiscales que se volvieron multimillonarios operando el contrabando de gasolinas desde Estados Unidos, bajo el manto protector del gobierno de la Cuarta Transformación. Como botón de muestra, ahí está la ejecución en una barbería de San Pedro Garza García, de Sergio Carmona. El llamado “Rey del Huachicol”, vivía en una lujosa residencia de la colonia Fuentes del Valle, hasta donde acudían personajes de Morena -como el entonces presidente nacional, Mario Delgado- a recoger los dineros para patrocinar las campañas electorales del Partido en el Poder durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

Ya después de su tercer periodo como alcalde, la ciudadanía sampetrina rechazó al panista Mauricio Fernández Garza Sada para un cuarto periodo. El candidato independiente Miguel Treviño lo derrotó. Y esa fue la gran afrenta al ego que seis años más tarde regresó para reinstalar su peculiar y cuestionable estilo personal de gobernar. Los sampetrinos olvidaron las lecciones de la historia.

Y tal como lo advertimos aquí, hace meses, volvieron los sobresaltos en materia de seguridad. El “gol” se lo metieron sus hombres de seguridad e inteligencia, quienes sin investigar a fondo sus antecedentes, instalaron a un delincuente confeso y sentenciado por tráfico de drogas como jefe policiaco de San Pedro Garza García. Inaudito.

Más inaudito aún que, en ese municipio en donde habitan los capitanes de grandes corporaciones que pagan decenas de millones de pesos para tener los mejores cuerpos de inteligencia, ninguno de sus expertos jefes de seguridad haya alertado sobre lo que está sucediendo en el arranque de la cuarta administración de Mauricio Fernández Garza Sada.

A qué “portero” se le va a pasar la factura del vergonzoso “gol”. ¿A Luis Susarrey, el City Manager? ¿A Mauricio Farah, secretario del Ayuntamiento? ¿Al secretario de Seguridad, José Luis Kuri, con quien operaba bajo su mando el cesado jefe policiaco Lorenzo de León Pruneda?

El asunto no es menor para un municipio en el que se asientan los ciudadanos con mayores ingresos per cápita de América Latina. Como tampoco es menor que el “gol” al alcalde Mauricio Fernández Garza Sada haya escalado ya hasta la Mañanera de la presidenta Claudia Sheinbaum, en donde la semana pasada se denunció la existencia de un escuadrón llamado “El Sindicato” que, manejado presuntamente desde el interior del gobierno sampetrino, se dedica a extorsionar y a cobrar piso a empresas, comercios y restaurantes de esa próspera comunidad.

Aquellos que ya conocen del caso advierten que se podría estar -otra vez- en la antesala de un quiebre de seguridad en San Pedro Garza García, como consecuencia de los intereses de quienes buscan imponerse como los nuevos “dueños de la plaza”. Y una vez más, el sacudimiento se da bajo una administración de Mauricio Fernández Garza Sada. ¡Vaya ejemplo de lo que se presumía como el municipio ejemplar de México!

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