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3 de septiembre 2018

Política

El abrazo Peña-Slim del Sexto Informe de Gobierno

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El Presidente dijo que su gobierno sufrió el desgaste de afectar viejos privilegios. Minutos después, bajó a saludar al hombre más rico de México

Por Rodrigo Carbajal

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Si algo puede concluirse del sexto y último informe de gobierno de Enrique Peña Nieto es que el Presidente está convencido de que los fracasos de su gobierno se explican en gran medida porque las reformas estructurales “afectaron viejos privilegios”.

Lo dijo, entre líneas, en más de una ocasión: “Afrontamos el desgaste de emprender profundas transformaciones”. El discurso presidencial sugiere que el costo político de sus reformas contribuyó a que el Presidente Peña Nieto llegara a tener un nivel de aprobación cercano a un solo dígito.

Sin embargo, el argumento de que reformar significa romper intereses habría resultado más creíble si no hubieran estado en las primeras filas de Palacio Nacional algunos miembros de la élite empresarial mexicana, aquellos que en teoría fueron afectados por las transformaciones constitucionales promocionadas en millones de spots de radio y televisión.

Al final del evento, el Presidente Peña Nieto se acercó a saludar a Carlos Slim y a Carlos Slim Jr., de América Móvil; a Alberto Bailléres, de Peñoles; a Germán Larrea de Grupo México; así como a Emilio Azcárraga, Bernardo Gómez y Alfonso de Angoitia de Televisa.

En el saludo se desvanecieron las palabras pronunciadas por el Presidente de que “se tomaron decisiones por encima de intereses sectoriales”.

Slim fue compensado por la reforma

El ejemplo más notable de que el gobierno cedió ante algunos intereses especiales es el de la reforma de telecomunicaciones, que derivó en la aplicación de medidas de regulación asimétrica para América Móvil. Por ejemplo, el Instituto Federal de Telecomunicaciones determinó que Telmex debería separar su subsidiaria de instalación de torres telefónicas para asegurar una competencia cabal.

En papel, parecía que el gobierno mexicano estaba desafiando abiertamente al hombre más rico de México. No obstante, en la realidad, Carlos Slim Helú difícilmente podría ser considerado un enemigo del Estado. La administración de Peña Nieto compensó con creces los costos que el empresario mexicano asumió con la reforma de telecomunicaciones. De acuerdo a un reporte del IMCO, Operadora CICSA, de Carlos Slim, fue la mayor beneficiara de licitaciones de obra pública del gobierno federal.

Además, el espíritu de la reforma de telecomunicaciones no se respetó completamente. El cabildeo de América Móvil ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación fue fundamental para la sentencia que resolvió la derogación de la tarifa cero de interconexión. Eso significó la reinstauración de una práctica monopólica que le ha permitido a las empresas de Carlos Slim mantener el control del mercado de telecomunicaciones.

¿Administrar o transformar?

En la inauguración de su sexenio, Enrique Peña Nieto declaró que no había llegado al poder para administrar el país, sino para transformarlo. La misma frase fue repetida casi seis años después en el sexto informe de gobierno.

Las reformas estructurales de esta administración podrían ser consideradas como la transformación constitucional más importante desde el ciclo reformatorio del gobierno de Carlos Salinas de Gortari.

Sin embargo, a diferencia de lo que sucedió hace treinta años, este conjunto de reformas no cambió mucho la composición de la élite económica del país. Los empresarios que ascendieron durante el salinismo, son los mismos que mantuvieron su posición en la administración de Peña Nieto. La lista de los mexicanos en el ranking de los multimillonarios de Forbes o Bloomberg sigue siendo esencialmente la misma que la de hace tres décadas.

El mensaje del sexto informe de gobierno es uno de justificación. “No logramos recuperar la paz”, dijo el Presidente en Palacio Nacional. A esa disculpa habría que añadir que, pese a las reformas, tampoco se logró recuperar la posición del Estado frente a algunos de los poderes fácticos.

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