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17 de junio 2025

28 de agosto 2020

¡Que alguien me explique!

4T, a carta Cabal

El empresario tabasqueño Carlos Cabal Peniche está de nuevo, cuestionado, en el ojo del huracán. Ahora, en tiempos de la 4T.

Por Ramón Alberto Garza

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¿Se crió en Tabasco, tiene 64 años y es fanático del beisbol? No, no es quienes ustedes piensan.

La respuesta es Carlos Cabal Peniche, el célebre y muy cuestionado empresario y financiero que floreció en el sexenio de Carlos Salinas y que hoy sale de las sombras para retomar nuevos bríos en los días del gobierno de la Cuarta Transformación.

Una contradictoria circunstancia, si se considera que el presidente Andrés Manuel López Obrador dice que llegó a Palacio Nacional para acabar con las complicidades entre políticos y empresarios que lucraron al amparo del PRIAN. Cabal Peniche es sin duda uno de ellos.

Y mas contradictoria todavía, si se considera que en el sexenio del combate a la corrupción, este empresario tabasqueño personifica los peores vicios: acusado en 1994 de defraudación, huído de México, exiliado en Australia, encareclado y repatriado.

Cabal Peniche es el prototípico personaje de esa especie engendrada por el neoliberalismo de cuates que convirtió en multimillonarios a una docena de favoritos y amigos de los sexenios priistas.

Durante la década de los 80 era un mediano cultivador de plátano, arroz y camarón en Tabasco que entabló una muy cercana amistad con Raúl Salinas de Gortari, el llamado “Hermano Incómodo”.

Fue uno de los grandes beneficiarios de la privatización bancaria de 1991, al convertirse en el principal accionista de Banca Unión, que adquirió en 300 millones de dólares y que años mas tarde lo fusionaría con Banca Cremi.

Su súbito poderío económico le abrió la posibilidad de comprar la multinacional Del Monte, una de las mayores comercializadoras de piña y plátano a nivel mundial.

Pero poco duraría el sueño. Su grupo financiero colapsó enmedio de acusaciones de fraude y de prácticas ilegales, como auto financiarse la adquisición de grandes extensiones de tierra, empresas agrícolas, hoteles y hasta el equipo de beisbol de Tabasco.

Hacia finales de 1994, la fortuna de Cabal Peniche superaba los mil millones de dólares y ya tenía acumuladas mas de 100 mil hectáreas de plátano y otros cultivos de frutas y verduras, que comecializaba en tres frentes: Del Monte. Interfruit y Gigante Verde.

Al final del sexenio salinista salió huyendo de México, buscado evadir la justicia. De Estados Unidos pasó a España y en 1998 fue detenido y encarcelado en Australia.

Tres años mas tarde fue extraditado a México y al igual que Emilio Lozoya Austin, nunca pisó la cárcel. Ocho años despúes, en 2009, fue absuelto.

Cabal Peniche acabó admitiendo que aportó 15 millones de dólares para financiar la campaña de Luis Donaldo Colosio, 5 millones de dólares para la de Ernesto Zedillo y 5 millones de dólares mas para la campaña de Roberto Madrazo para gobernador de Tabasco. Lo reveló en 1999 en una entrevista escrita que le respondió a Milenio Semanal.

Su grupo financiero Cremi Unión fue también uno de los grandes beneficarios del Fobaproa, el plan de rescate bancario gestado en el sexenio de Ernesto Zedillo y que tanto recrimina el actual inquilino de Palacio Nacional.

Por eso sorprende que ahora, en el sexenio que dice combatir la corrupción y que le declaró la guerra a lo que el el ahora presidente cuando era candidato bautizó como La Mafia del Poder, Cabal Peniche reaparezca con su cuestionada riqueza, operando como en sus mejores tiempos.

A Cabal Peniche se le vincula al Banco del Bienestar, en la presunta licitación de los 8 mil cajeros con los que se pretende dar acceso a la bancarización de las clases mas populares en los sitios mas inaccesibles y menos servidos por la Banca comercial.

Sus mas recientes incursiones empresariales, de la mano de la familia de Miguel Alemán y de la familia de Alejandro Del Valle, incluyen la inyección de 150 millones capital a la aerolínea Interjet, con finanzas severamente dañadas tras la pandemia.

Y también el escándalo en la compra a Televisa del 50 por ciento de Radiópolis, el grupo de medios tenedor de la W Radio, que tiene como periodista estelar a Carlos Loret y cuya línea editorial era hasta esta semana manejada por el otro socio del 50 por ciento, el grupo español PRISA.

Para reunir el capital y consumar la compra de Radiópolis, el Grupo Coral bajo el que opera la familia Alemán, aceptó una millonaria capitalización de Terresa Pasini, esposa de Carlos Cabal Peniche.

Con ella también entraron como accionistas Rosa Rubio, esposa de Carlos Aguirre -ex directivo de Radio Centro- además de Samantha del Valle, hija del empresario Alejandro del Valle.

Los cuestionamiento sobre las presuntas vinculaciones del financiero tabasqueño en el gobierno de otro tabsqueño, alcanzaron La Mañanera del 16 de junio pasado.

Ahí, el presidente López Obrador salió al paso del sospechosismo para delindarse de Cabal Peniche, advirtiendo que ignoraba si el empresario estaba incluído en la licitación de los cajeros del Banco del Bienestar, una operación que alcanzaría los 5 mil millones de pesos de inversion.

“Nada que ver con nosotros. Da la casualidad que es mi paisano, pero yo no protejo a nadie. Eso no significa nada. Ni significa ningún tipo de relación. Tengo relaciones de amistad pero no de complicidad con nadie. No llegué aquí con el apoyo de grupos de interés creados”, dijo el presidente López Obrador en La Mañanera del 14 de julio.

El tabasqueño Cabal Peniche está de nuevo, cuestionado, en el ojo del huracán.

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