3 de enero 2023
¡Que alguien me explique!
2023: presagios teñidos de negro
El 2023 que apenas inicia presagia que será un año de crisis -política y económica- que no terminará sin que veamos reacomodos mayores en el panorama nacional
Por Ramón Alberto Garza
COMPARTE ESTA HISTORIA
El 2023 que apenas inicia presagia que será un año de crisis -política y económica- que no terminará sin que veamos reacomodos mayores en el panorama nacional.
No habían transcurrido las 36 primeras horas del nuevo año, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador recibió otro revés para su gobierno de la Cuarta Transformación.
Su intentona de colocar a un ministro o ministra afín a sus intereses se topó con pared, cuando a la ministra Yasmín Esquivel le descubrieron el presunto plagio en su tesis para graduarse como abogada. Y en un acto de reconocida autonomía, la UNAM sentenció y la ministra se volvió injugable.
Pero lejos de que otra simpatizante morenista como Loretta Ortiz se afianzara, la mayoría de los ministros y ministras de la Corte le dieron su voto de confianza a la ministra Norma Piña, quien fue la integrante que más contras le dio en los primeros cuatro años al gobierno de la Cuarta Transformación. Un voto en favor de la independencia y el justo equilibrio de poderes.
Y para refrendar con quién estaban los miembros del máximo tribunal judicial del país, el segundo lugar en votaciones fue para el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Pocos secundaron la otra opción palomeada por el presidente López Obrador.
Lo trascendente fue que, a la mayoría de los ministros y ministras de la Corte, no les tembló la mano para ponerle un hasta aquí a los intentos de intromisión presidencial. Pero eso tendrá sus consecuencias en el arranque del 2023 y en la antesala del crucial 2024.
No tengan la menor duda de que el inquilino de Palacio Nacional radicalizará todavía más sus posiciones políticas, sobre todo después de que la Suprema Corte ya se refrendó ayer como el muro de contención a sus caprichos.
Bastará que el mandatario quiera -por ejemplo- tocar al INE, para que el caso se vaya a litigio en el máximo tribunal judicial, en donde ya confirmamos que sí hay autonomía.
Si a esa derrota presidencial se le suman las otras dos en el poder legislativo -la Ley Eléctrica y la Ley Electoral que obligó a un Plan B que indiscutiblemente se definirá en la Corte- podemos afirmar qué mal comienza el año para quien amanece colgado de la soga el dos de enero.
A esos fracasos en sus estrategias para afianzarse en el poder hay que sumar el que su corcholata favorita, Claudia Sheinbaum, no las trae todas consigo. Su popularidad decrece y las críticas a sus actos de campaña anticipados son cuestionados aun dentro de su partido, Morena.
Como si el panorama político 2023 no se pronosticara tormentoso para la Cuarta Transformación, habrá que sumar los nubarrones globales en el terreno de lo económico, en donde por más que se niegue, la recesión asoma ya su rostro con mayor intensidad.
Y por más austeridad franciscana que se presuma, la ola inflacionaria mundial, aunada a la desaceleración en la producción de los Estados Unidos -nuestro principal socio- obligará tan pronto como en el primer trimestre a replantear la asignación del Gasto Público.
El imparable aumento en las tasas de interés a nivel mundial obligará al gobierno a destinar mayores flujos -de por sí ya escasos- a pagar los intereses de la deuda, tanto interna como externa. Y eso será a costa de cerrarle la llave a los gastos de infraestructura, las asignaciones a los Estados o a darle otro apretón más al Gasto Corriente. Todo, menos sacrificar los programas del Bienestar porque la sucesión presidencial 2024 está a la vuelta de la esquina.
Y por si los nubarrones políticos y económicos fueran pocos en el incipiente 2023, la semana próxima arrancamos con la reunión oficial en México de los presidentes Joe Biden y Justin Trudeau con el inquilino de Palacio Nacional. Y esa no es una visita de turismo.
El ajuste de cuentas geopolítico que Estados Unidos y Canadá le aplicarán al gobierno de la Cuarta Transformación viene copeteado en migración, drogas, seguridad, energía y alimentación. Poco espacio para negociar.
No hay que olvidar que los demócratas también se juegan en 2024 la reelección de Joe Biden y todo lo que tiene que ver con la llamada Agenda México está en el tope de las prioridades a atacar.
Por eso pronosticamos que el 2023 viene bien cargado de negros nubarrones. Porque si los próximos 12 meses no se manejan con cautela desde la imparcialidad que se le exige a un Jefe de Estado, lo que viviremos en 2024 serán huracanes y tsunamis de pronóstico reservado.
Más contenido de ¡Que alguien me explique!
El análisis de Ramón Alberto Garza sobre los temas más relevantes