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30 de diciembre 2019

Política

2019: el año que cambió todo para la élite mexicana

El cerco judicial a Genaro García Luna y a Enrique Peña Nieto fueron los eventos de mayor significado político del año. Ambos muestran una profunda reconfiguración de poder en la élite mexicana.

Por Redacción Magenta

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¿Cuál fue la gran historia de 2019? Ciertamente, la recofiguración de las élites.

Todos los movimientos de protesta a nivel global tuvieron un común denominador: el descontento masivo frente al establishment político y económico. Chile, Hong Kong, Colombia, Francia.

El populismo de Trump, Brexit, y las candidaturas de Bernie Sanders y Elizabeth Warren son testimonio de que millones de personas dejaron de sentirse representadas por las élites del llamado modelo liberal. En lo económico y lo social.

La más reciente portada de la revista Time resume el momento de 2019: “Elites: The Party is Over”. Se acabó la fiesta.

México es la prueba patente de este fenómeno global. Ocurrió lo que en los últimos treinta años parecía impensable: los intocables se pusieron a la defensiva. Los últimos tres ex presidentes priistas viven fuera del país y los dos ex presidentes panistas están obligados a responder sobre su omisión o complicidad en una trama de vínculos con el crimen organizado.

Dos ejemplos clarísimos de que la dinámica de la élite mexicana cambió en 2019:

Miguel Alemán, el nieto de un presidente, que dirige uno de los conglomerados empresariales más importantes del país, tiene un conflicto abierto con el SAT por adeudos de Interjet, enfrenta un litigio millonario con Televisa (que eran sus socios) y no ha podido encontrar financiamiento para sostener sus más recientes operaciones.

Otro caso es el de la familia Gil White, los dueños de la empresa petrolera Oro Negro. Gonzalo Gil White y José Antonio Cañedo White, el hijo y el sobrino del ex secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, tienen una ficha roja de Interpol por una acusación de fraude de la fiscalía de la Ciudad de México.

En Estados Unidos, las operaciones de los Gil White están bajo el escrutinio de la Corte del Distrito Sur de Nueva York. Eso incluye la contratación del despacho Quinn Emanuel Urquhart and Sullivan, que a su vez utilizó los servicios de la firma israelí Black Cube para espiar a directivos de Pemex a nombre de Oro Negro.

Se trata de dos ejemplos que ponen de relieve el momento político mexicano.

Sin embargo, la crisis de las élite en el país está mejor retratada en dos casos que prometen iniciar un efecto dominó al interior de la clase dirigente de los últimos treinta años:

Uno, el cerco judicial a Genaro García Luna, que fue acusado por la fiscalía del Distrito Este de Nueva York de recibir millones de dólares del Cártel de Sinaloa.

Dos, el cerco judicial a Enrique Peña Nieto, que no enfrenta acusaciones formales pero que podría ser vinculado por las decenas de investigaciones de la Fiscalía General de la República en torno a su primer círculo de colaboradores.

Veamos.

El caso García Luna pone sobre la mesa la relación con Carlos Slim, el hombre más rico de México y el eje central del grupo económico del monopolio de telecomunicaciones más importante del país.

Telmex obtuvo la licitación para operar la Plataforma México en 2008, lo que abrió la puerta a una de las colaboraciones menos transparentes entre el poder político y el poder económico.

El juicio de García Luna en Estados Unidos también pone en tela de juicio la gestión de los ex presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón. ¿Qué sabían y cuando lo supieron?

La Unidad de Inteligencia Financiera comunicó ambiguamente que detectaron operaciones de la Secretaría de Gobernación para desviar 2 mil millones de pesos a empresas vinculadas a García Luna.

Esto provocó la reacción inmediata de figuras como Fernando Gómez Mont, ex titular de Bucareli en tiempos de Felipe Calderón y uno de los abogados del poder de la élite mexicana.

En pocas palabras, la élite no está cómoda.

El cerco judicial a Enrique Peña Nieto también promete revelar nuevas complicidades del viejo establishment político empresarial mexicano.

Caso Rosario Robles: El juez federal que dictó prisión preventiva contra la ex secretaria de Desarrollo Social sugirió que Peña Nieto podría ser investigado por su presunta participación en el mecanismo de desvío de recursos públicos conocido como la Estafa Maestra.

Caso Emilio Lozoya: La defensa del ex director de Pemex ha dicho que ni una hoja de un árbol se movía sin que los supiera el presidente, haciendo alusión a la compra fraudulenta que hizo Pemex de Agro Nitrogenados y Fertinal.

También es de dominio público que se interpuso una denuncia ante el Departamento de Justicia de Estados Unidos por un presunto soborno a un alto funcionario del gobierno de Peña Nieto para autorizar la compra de Fertinal.

Esta investigación va más allá de Lozoya porque la operación fue aprobada por el Consejo de Administración de Pemex y porque involucra al empresario Fabio Covarrubias, ex socio de Carlos Cabal Peniche en Banco Unión y beneficiario de las privatizaciones de la década de los noventa y del FOBAPROA.

La investigación de Agro Nitrogenados también trasciende al ex director de Pemex. Alonso Ancira, el socio mayoritario de Altos Hornos de México, está bajo prisión domiciliaria en España y enfrenta un juicio de extradición a México, donde la fiscalía lo acusa de lavado de dinero.

Caso Juan Collado: El abogado personal del ex presidente está detenido y enfrenta cargos de lavado de dinero y delincuencia organizada. Un reportaje del diario El País documentó que transfirió 124 millones de dólares a las cuentas de la Banca Privada de Andorra, una institución que tuvo que ser intervenida por las autoridades por fallas en sus controles anti lavado.

Collado es señalado por uno de los testigos de la fiscalía mexicana como el prestanombres de Enrique Peña Nieto en la empresa Caja Libertad Servicios Financieros.

Caso Romero Deschamps: el ex líder del sinciato petrolero y amigo personal de Juan Collado, fue denunciado por la Unidad de Inteligencia Financiera por lavado de dinero y enriquecimiento ilícito. La oficina de Santiago Nieto investiga casos similares en relación a las transferencias internacionales del ex ministro de la Suprema Corte de Justicia, Eduardo Medina Mora, y del ex encargado de despacho de la Procuraduría General de la República, Alberto Elías Beltrán.

En suma, esto muestra que se rompió la tradición de la élite político empresarial mexicana de los personajes intocables. El 2020 será el año en que se confirme si la dinámica política de 2019 significó una verdadera sustitución de los grupos en el poder. “The Party is Over”.

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