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Yarrington: La captura

La captura de Tomás Yarrington Ruvalcaba, amenaza con abrir una nueva Caja de Pandora de insospechadas repercusiones para la sucesión presidencial del 2018

Por Ramón Alberto Garza

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La captura en Florencia, Italia, de Tomás Yarrington Ruvalcaba, amenaza con abrir una nueva Caja de Pandora de insospechadas repercusiones para la sucesión presidencial del 2018.

Porque contra lo que pudiera esperarse, la detención del ex gobernador de Tamaulipas no es el final, sino apenas el principio de una telenovela que entreteje  poder, dinero, narcotráfico, favores políticos y traiciones.

La mas descabellada, pero no descartable teoría del por qué ahora, por qué en Italia y por qué la policía norteamericana y no la  mexicana, revelaría una compleja trama en la que el epicentro sería un juego de equilibrios entre poderes norteamericanos.

Esta historia de conspiración se inicia bajo el supuesto de que Yarrington ya era, desde hace años, un testigo protegido de la justicia norteamericana. Sus cercanas relaciones con el ex presidente George Bush habrían jugado en su momento un papel fundamental en acogerse a esa protección.

Pero su protección se complicaría bajo la nueva administración de Donald Trump, cuando los Bush, republicanos, y los Clinton, demócratas, hicieron causa política común para atacar políticamente al magnate inmobiliario.

La trama comenzaría a tejerse el último día de la administración de Barak Obama, cuando México extradita a los Estados Unidos a Joaquín “El Chapo” Guzmán. En su momento preguntamos aquí mismo  ¿por qué entregar al mas grande narco del planeta a Obama que iba de salida, y no a Trump con la que había que quedar bien porque iba de entrada?

La respuesta estaría en que El Chapo contaría con información de presuntas inversiones de sus fondos a proyectos que involucran a prominentes personajes de la nueva administración y por eso fue enviado al Nueva York de la senadora Hillary Clinton, donde enfrentaría su juicio ante un fiscal demócrata.

Curiosidad o coincidencia, Trump acabó removiendo hace unas semanas al fiscal demócrata para instalar a uno republicano. Y los abogados de El Chapo declararon que su cliente padecía ya de trastornos mentales, porque no soportaba las condiciones de la prisión norteamericana.

Cierto o falso, el decir de los abogados descalificaba, de facto, cualquier declaración comprometedora de El Chapo y el nuevo fiscal republicano garantizaba el manejo mas  ad-hoc del espinoso caso.

Pero aquí es donde entró en juego el factor Yarrington. Porque de acuerdo a reportes de inteligencia, el ex gobernador habría invertido algunos de sus dineros en fondos de inversión relacionados con los intereses de sus amigos republicanos que le jugaron las contras a Trump.

De ahí la detención de Yarrington en Florencia, en la que participaron, junto con la policía italiana y elementos del Servicio de Inmigración y Aduana (ICE) norteamericano, pero no autoridades mexicanas.

Capturado el ex mandatario al que se le levantó la protección, el juego luce parejo. El Chapo podrá dar información que inculpe a personajes del actual gobierno, pero Yarrington tendría el antídoto para revelar operaciones con los adversarios de Trump. Cero a Cero.

Si alguien todavía duda de esa posibilidad, que se pregunte por que Breitbart, el sitio de Steve Bannon -principal asesor político del presidente Trump- reportó que la PGR de México intentó adjudicarse la captura cuando en realidad fue un trabajo de ICE en Texas.

Por eso no hay duda de que Yarrington irá a los Estados Unidos y no a México. Porque allá será mas útil a la causa que buscará equilibrar los presuntos involucramientos de políticos norteamericanos con los dineros mexicanos mal habidos con el crimen organizado.

 

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