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Apocalipsis, ¿ahora?

Desde Europa hasta Asia, pasando por América Latina, el mundo está transitando por un singular anticipo del Apocalipsis.

Por Ramón Alberto Garza

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Desde Europa hasta Asia, pasando por América Latina, el mundo está transitando por un singular anticipo del Apocalipsis.

Y el común denominador es la rebelión de las masas que, en unos casos legal y en otros ilegalmente, hacen de la violencia, la destrucción y el fuego su bandera de reivindicación de sus más disímbolas causas frente a sus gobiernos.

Para los mexicanos el vergonzoso caso de Culiacán, en el que cientos de sicarios armados doblegaron al Ejército, a la Marina y a la Guardia Nacional, obligaron al Estado mexicano a liberar a Ovidio Guzmán, el hijo de El Chapo, fue esa apocalíptica pesadilla.

Una ciudad entera vivió el infierno de un estado de sitio, entre llamas, decretado por el Cártel de Sinaloa que exhibió en los hechos lo que ya conocíamos: existen en México territorios en donde la ley es que no existe la ley.

Desde la cerrada visión nacional, el caso de Culiacán es un enorme drama. Y vaya que lo es.

Pero para el mundo, es una muestra más de la anarquía que desde hace semanas estalla a diario en todas las latitudes del planeta.

Desde Chile, hasta España, pasando por Ecuador o Hong Kong. Desde naciones libres hasta sojuzgadas, desde naciones modernas o atrasadas o regímenes lo mismo de derecha que de izquierda.

Chile, por ejemplo, amaneció ayer domingo en toque de queda. Los disturbios por el alza de las tarifas del Metro desataron una violenta ola de incendios y saqueos que dejó tres muertos, dos de ellos calcinados en un supermercado de Santiago.

El Ejército chileno asumió el control de Santiago –la capital-, Valparaíso y Concepción, mientras que el derechista presidente Sebastián Piñera se vio obligado a dar marcha atrás al alza de las tarifas del transporte.

En España, los independentistas catalanes tienen cinco días provocando una crisis política y social que llevó a medio millón a marchar y a decretar el viernes una huelga general.

Protestan por el fallo de la Corte que proclama cárcel de 9 a 13 años contra los políticos y líderes sociales que defendieron la independencia de Cataluña.

Pero el mayor drama viene de cientos de anarquistas, entre otros los del movimiento de redes sociales, Tsunami Democrático, que con actos vandálicos, incendios en las calles y el bloqueo del aeropuerto, colocaron a Barcelona en un virtual estado de sitio.

El presidente español Pedro Sánchez no acierta aún a encontrar la salida a lo que sin duda es su peor crisis de gobierno y una de las mayores pesadillas de la España actual.

En Ecuador, el socialista presidente Lenin Moreno aceptó a principios de octubre las condiciones del Fondo Monetario Internacional para conseguir más de cuatro mil millones de dólares en créditos.

Pero entre esas exigencias se incluyeron fin al subsidio de 40 años a los combustibles así como una reducción de salarios y vacaciones a la burocracia.

Las medidas impuestas por el FMI generaron un alza sustancial de las gasolinas, encarecimiento al transporte urbano, alza en los precios de los alimentos y un paro generalizado de los transportistas que protestaban por los elevados precios de los combustibles.

Con el liderazgo de los pueblos indígenas, los ecuatorianos iniciaron una descomunal ola de protestas con las que bloquearon más de la mitad de las carreteras del país, paralizaron la producción de tres de sus principales pozos petroleros y sitiaron algunas de las principales zonas urbanas.

El estado de sitio de los indígenas sobre Quito, la capital, obligó al presidente Lenin Moreno a cambiar la sede del gobierno de Quito a Guayaquil y a decretar en todo el país el estado de excepción.

Y en Hong Kong, una de las grandes capitales mundiales, ejemplo de orden y vanguardia, los intentos de China de someter a sus ciudadanos tiene sumida a esa urbe un infierno en el que se defienden con barricadas de fuego, gases lacrimógenos, piedras y armas caseras.

El epicentro del conflicto es la ley que permitiría extraditar a ciudadanos de Hong Kong a enfrentar procesos judiciales en China, donde la dictadura impone su ley. La intranquilidad incluye el reforzar el dominio de China sobre la elección del sistema de gobierno de Hong Kong.

Por eso advertimos que si nos limitamos a ver solo lo que sucedió en Culiacán, que sin duda es muy grave, podemos perder la visión del gran bosque de conflictos que doblegan en el mundo la aplicación de la ley.

No se trata de ver en el mal de muchos el consuelo de tontos. Pero sí de entender que quizás el mundo transita -ahora- en la antesala de un Apocalipsis.

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