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26 de junio 2024

18 de junio 2024

¡Que alguien me explique!

Samuel Moreno y AMLO Naranja

El presidente Andrés Manuel López Obrador salió en defensa de Samuel García, el gobernador Fosfo Fosfo, quien hoy está contra la pared tras su gran derrota electoral en Nuevo León

Por Ramón Alberto Garza

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El presidente Andrés Manuel López Obrador salió en defensa de Samuel García, el gobernador Fosfo Fosfo, quien hoy está contra la pared tras su gran derrota electoral en Nuevo León.

El inquilino de Palacio Nacional dice que el mandatario naranja es víctima de una persecución “de quién sabe quién” por “quién sabe por qué” y que no lo va a dejar solo.

Ahora resulta que Samuel García, quien se dedicó en sus primeros tres años como gobernador a confrontar y a chantajear a sus opositores, a extorsionar desde el despacho de su papá y de su medio hermano a políticos y empresarios, y a corromper a priistas y panistas bajo la amenaza de que tenían que brincarse a Movimiento Ciudadano, es una “blanca paloma” a la que hay que proteger.

O el presidente López Obrador peca de ingenuo al creerle al gobernador de Nuevo León sus cuentos o está en abierta complicidad con quien él sabe que tiene abundantes expedientes para ser sometido, mañana mismo, a un juicio político para ser destituido de su cargo y terminar en la cárcel por sus transparentes abusos y su insultante nivel de corrupción.

Para muestra, ahí están una media docena de procesos judiciales en curso, en la Fiscalía General de la República, otras tantas en la Fiscalía General de Nuevo León, donde además están acumuladas más de 300 denuncias de ciudadanos, políticos, empresarios, periodistas y líderes sociales, que exhiben los excesos del gobierno Fosfo Fosfo de Nuevo León.

Y si lo duda, que el tabasqueño le pregunte a su defendido, ¿por qué él y toda su familia -la directa y la política- duermen desde hace meses con un Amparo bajo la almohada? ¿Será porque la evidencia es tan contundente que sólo así pueden tener dulces sueños?

Si al presidente López Obrador no le extraña que el despacho del cual es socio su “defendido” haya facturado más de dos mil 400 millones de pesos en sus primeros dos años y medio como gobernador, cuando antes facturaba sólo dos millones anuales, estamos perdidos como Nación.

A lo mejor, el inquilino de Palacio Nacional no los quiere ver, porque el monto más elevado de esas facturas corresponde a Gentor, la corporación de su amigo, el empresario regiomontano Javier “El Manitas” Garza Calderón. Son 781 millones de pesos por servicios que Samuel García Sepúlveda, su padre Samuel García Mascorro y su medio hermano Samuel García Villarreal, dicen haberles hecho a las empresas de “El Manitas”, al cancelarle un crédito fiscal por 20 mil millones de pesos ante el SAT, y que terminó pagándose al despacho de la familia del gobernador con la dación de pago de un terreno de 18 hectáreas, en el corazón de San Pedro Garza García, el municipio con la tierra más cara de América Latina.

Pero quizás, a la par de la defensa de los negocios de Garza Calderón con los hombres del poder -estatal y federal- el presidente López Obrador está obligado a salir a defender al gobernador de Nuevo León y, en consecuencia, a su esposa Mariana Rodríguez, porque tiene que cumplir un pacto de “cooperas o cuello” que hizo con Samuel García.

Desde que era candidato, la Unidad de Inteligencia Financiera le detectó a la familia del gobernador de Nuevo León decenas de cuentas bancarias con cientos de millones de pesos. Las órdenes de aprehensión por presunto lavado de dinero de procedencia ilícita ya estaban giradas, pero alguien convenció al presidente de canjear esa libertad por apoyo político, no sólo de Samuel García, sino de Movimiento Ciudadano, en la elección presidencial del 2024. Dante Delgado incluido.

Fue así que se gestó la fallida candidatura presidencial del gobernador de Nuevo León, quien prefirió regresar a su terruño para cuidarse las sucias espaldas, antes que salir a cumplir su sueño de cruzarse en el pecho la banda presidencial.

La salida “decorosa” fue postular para la alcaldía de Monterrey a su esposa Mariana Rodríguez, para cumplir lo pactado: que de la mano con Morena y por la popularidad de la influencer, los naranjas lograran el mayor número de diputaciones federales para contribuir a que el partido en el poder alcanzara la Mayoría Calificada.

La influencer no sólo fue derrotada por el opositor Adrián de la Garza en la disputa por la alcaldía de Monterrey. Movimiento Ciudadano no ganó ni una sola diputación federal en el estado que dice gobernar, y de las curules locales, sólo cinco de 26 se pintaron de naranja. Ninguna de esas cinco fueron en el municipio de Monterrey.

La lógica marca que, si Movimiento Ciudadano no ganó ninguna diputación local, ¿cómo aspira a reclamar que su candidata Mariana Rodríguez haya ganado la capital de Nuevo León?

El drama político hoy es que el inquilino de Palacio Nacional dijo que no va a dejar a Samuel García solo. ¿Significa eso que el mandatario moverá lo necesario para que la Fiscalía federal y los tribunales electorales fallen en favor de las quejas de Mariana Rodríguez -que nunca se presentaron el día de la elección- y que se fabrique un supuesto fraude que jamás existió y que hoy sólo con el empujón presidencial podría lograrse, cuando menos para justificar la anulación del resultado que lleve a repetir la elección en Monterrey?

Triste papel de un presidente López Obrador que contrató a un “opositor” que no le cumplió lo prometido, le falló, y que ahora -violentando la soberanía del estado de Nuevo León- tiene que enmendarle la plana para no dejarlo solo.

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