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27 de junio 2024

21 de junio 2024

¡Que alguien me explique!

La revaluación del Gabinete

Una excelente bocanada de aire esperanzador inyectó ayer la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, con el anuncio de los primeros seis integrantes de lo que será su Gabinete

Por Ramón Alberto Garza

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Una excelente bocanada de aire esperanzador inyectó ayer la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, con el anuncio de los primeros seis integrantes de lo que será su Gabinete.

Tres mensajes entre líneas destacan al darse a conocer los nombres de Marcelo Ebrard en Economía; Juan Ramón de la Fuente en Relaciones Exteriores; Rosaura Ruiz Gutiérrez, en la nueva Secretaría de Ciencias, Humanidades, Tecnología e Innovación; Alicia Bárcena en el Medio Ambiente; Julio Berdegué en Agricultura; y Ernestina Godoy, en la Consejería Jurídica.

Y guste o no a quien dejará en octubre la banda presidencial, esos tres mensajes marcan una sensible diferencia en el estilo personal de gobernar entre Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador.

El primer mensaje de este anuncio inicial es que el concepto de Gabinete se revalúa. Se trata de seis profesionales reconocidos, con estatura y trayectorias académicas y políticas. A diferencia del evangelio de Andrés Manuel López Obrador, no hay desprecio por las maestrías y los doctorados. Se reconocen y se celebran. Y eso es alentador para recuperar en la juventud mexicana la aspiración de prepararse mejor.

Del “gabinete patito” en lo que terminó el actual gobierno -que había arrancado bien- a lo que anunció ayer  la futura presidenta, hay una enorme distancia. Se coloca de nuevo la preparación y el profesionalismo por encima de la supuesta lealtad incondicional que todavía hoy exige el actual inquilino de Palacio Nacional. Adiós a los y las floreros.

Segundo mensaje, se revalidan la ciencia, las humanidades y la tecnología, se privilegia la innovación, al anunciarse la creación de la Secretaría de Ciencias, Tecnología, Humanidades e Innovación.

Este es un salto cuántico frente al desprecio con el que el presidente López Obrador siempre defenestró esas disciplinas. La formación académica y científica de la nueva presidenta reconoce la urgencia de las tecnologías y la innovación como factores de desarrollo y eso es una enorme ganancia para México. La elección de su titular, también. Sobre todo, si se compara con el pobre papel que en este sexenio se vivió en el devaluado Conacyt.

Y tercer mensaje, que la virtual presidenta electa no tiene sapos en el estómago. Al menos eso dejó en claro por ahora con la designación de Marcelo Ebrard como Secretario de Economía. A nadie escapa que quien fuera el Canciller en este sexenio enfrentó serios desencuentros con la futura presidenta en los días de la elección interna de Morena. Ebrard incluso acusó a Sheinbaum de emplear recursos de la Secretaría  del Bienestar para financiar su campaña como “corcholata favorita”.

Está claro que esos forcejeos quedaron atrás y que Claudia Sheinbaum privilegia las capacidades por encima de las diferencias. Ojalá que ese sea un signo de que los odios sembrados a lo largo del sexenio lopezobradorista no suban al segundo piso de la Cuarta Transformación.

Por lo demás es digna de análisis la creación de la dupla Ebrard-De la Fuente en Economía y Relaciones Exteriores. Con una docena de litigios y revisiones del tratado comercial con Estados Unidos y Canadá en puerta -y con un posible Trump beligerante en la presidencia norteamericana- las funciones en esas dos secretarías serán de diplomacia, de tacto, pero al mismo tiempo de firmeza para no dejarse intimidar.

La reubicación de la actual canciller Alicia Bárcena como Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales es más ad hoc a su preparación y a su experiencia profesional. Una mujer seria, quien  sin duda hará diferencia. Ya lo verán.

De Berdegué en Agricultura basta repasar su muy amplia experiencia nacional e internacional para poder apostar que mejores días están por llegar al abandonado campo mexicano.

Y de Ernestina Godoy en la Consejería Jurídica sólo recordar que en esa posición se exige alguien de todas las confianzas, que despachará  puerta a puerta con la nueva presidenta. Y Sheinbaum le tiene toda la confianza desde sus días como fiscal de la Ciudad de México.

Claro está que todavía faltan por anunciarse posiciones muy claves, como la Secretaría de Gobernación, la Secretaría de Educación, la Secretaría de Seguridad Nacional y por supuesto las de Defensa y Marina. Ahí sabremos si esta independencia y autonomía exhibida en los primeros seis nombramientos se sostiene a lo largo de todo el Gabinete.

Por lo pronto, con estas seis designaciones, que pueden verse como las menos controvertidas, pero al mismo tiempo como las de la línea delantera del Equipo Sheinbaum, pasaron con excelencia la prueba del ácido.

El beneficio de la duda, por hoy, está en favor de quien a partir del primero de octubre -banda presidencial de por medio- conducirá los destinos de México.

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