La Orden de los Dragones

Nunca antes una elección tan crucial como la de el Estado de México se vio marcada por tantos potenciales escándalos a su alrededor, que podrían alterar en el ultimo minuto el resultado final.

Por mas que se intenten desviar los reflectores, los casos de OHL y de Odebrecht transitan por los drenajes de la política mexiquense.

Ampliaciones a discreción de concesiones carreteras y el fantamsa de Emilio Lozoya puenteando entre las constructoras española y brasileña, podrían salirse de control y detonar un mega escándalo.

En ambos casos -OHL y Odebrecht- los desenlaces no están bajo control del gobierno mexicano, sino de las investigaciones que tienen lugar en Brasil, Estados Unidos y España.

Pues ahora se suma una tercera amenaza sobre la inminente elección del Estado de México y tiene que ver con la llamada Orden de los Dragones.

Se trata de una investigación casi concluida en los Estados Unidos, en la que se revelan con precisión los negocios de prominentes políticos mexicanos con un constructor de nombre Luis Carlos Castillo, mejor conocido como El Dragón.

La Orden de El Dragón es una cofradía que hizo de las pavimentaciones en estados como Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Estado de México, Yucatán, Aguascalientes y Zacatecas, entre otras entidades, su modus operandis para financiar ambiciones personales y campañas electorales.

Y aunque en la lista se pretende involucrar a una docena de gobernadores, lo cierto es que el círculo original, el que domina esa cofradía, solo lo integran cuatro personajes a saber.

Luis Carlos Treviño.- Es el jefe de la manada, El Dragón Mayor que hizo de sus máquinas pavimentadoras conocidas como “dragones” un negocio de miles de millones de pesos que se ganaban en México y se depositaban en los Estados Unidos.

Fue capaz de seducir a gobernadores y a prominentes politicos para articular una compleja red de sobornos de asfalto. La inauguración de su residencia en Mission, Texas, fue sede de un cónclave con sus gobernadores-clientes favoritos.

Enrique Martínez y Martínez.- En sus días como gobernador de Coahuila entabló una estrecha amistad con Luis Carlos Treviño, creando el modelo de pavimentaciones que sería exportado a otros Estados y que acabaría creando un fondo de financiamiento para campañas políticas.

Natividad González Parás.- La cercanía de Coahuila con Nuevo León y la amistad entre sus gobernadores, convirtió a González Parás en el segundo socio de la Orden de los Dragones.

Felipe Enriquez, su hombre de confianza en la operación política, se convirtió en el articulador y recaudador de la red de beneficios de los dragones. Le heredó esos compromisos a su successor, Rodrigo Medina.

Alfredo del Mazo González.- Fue convencido por Enrique Martínez y Martínez de integrarse a la Orden de los Dragones para aprovechar su cercanía con el grupo del Estado de México y su influencia política con otros gobernadores.

El triángulo Castillo-Del Mazo -Martínez y Martínez acabó presentándose como bloque de amigos que usaron con astucia el asfalto para pavimentar el financiamiento campañas estatales e incluso presidenciales.

Y es aquí en donde las revelaciones de Luis Carlos Castillo ante un juez de Texas acaban por intersectar con el Estado de México e inevitablemente con el actual candidato Alfredo del Mazo Maza, hijo de uno de los presumibles caballeros dragones.

Si el caso por estallar no es frenado al menos hasta que pase la elección del 5 de junio, no duden que podría llover fuego sobre el disputado Estado de México.