Debate de tibios

Está mejor el debate en las calles, en las mesas de café, que el pobre espectáculo que presentaron el martes por la noche los seis candidatos que aspiran a gobernar el Estado de México.

Sería que fueron demasiadas las “ofertas políticas”, que el formato se veía por demás acartonado o que hablaron más los silencios que lo que se quiso decir.

El hecho es que si los electores mexiquenses debieran elegir a uno de esos seis candidatos, la verdad estarían en serios problemas.

El priista Alfredo del Mazo usó el mas depurado lenguaje político…de los años 70s. Con una presencia avejentada, en la que no sabíamos si nos hablaba un viejo profesor preparatoriano o una abuelita de cabellos blancos, alguien tendría que despedir, pero ya, a quienes le “cuidaron” la imagen.

Imposible ignorar que fue incapaz de esquivar el golpeteo por Higa y por OHL, las dos constructoras mexiquenses favoritas y que están bajo la lupa nacional e internacional por sus presuntos contubernios y sobornos con los gobierno mexiquenses.

La morenista Delfina Gómez aunque fue la que conectó con más sencillez sus argumentos, fue sacudida por el enorme silencio que guardó frente a las acusaciones de Josefina Vázquez Mota.

Ni una palabra de desmentido o en defensa propia dio Delfina sobre las cuotas que les rebajó a sus empleados municipales cuando fue presidenta municipal de Texcoco y que presuntamente fueron a parar a las arcas de su partido y de su líder. Dl fantasma de Eva Cadena la persiguió durante el debate.

La panista Josefina Vázquez Mota lució mejor en su vestuario y maquillaje que en la aportación de argumentos, aunque hay que reconocer que fue la que asumió la mejor ofensiva contra sus rivales, aunque también recibió, y muy fuerte.

Aceptando que la panista dejó sobre la ring los mejores golpes con las denuncias de Higa, OHL contra Del Mazo y las cuotas de empleados municipales contra Delfina, le faltó más soltura y menos script a la hora de hablar para acabar de convencer. No se acaba de cerrar el capítulo de los 900 millones presupuestados por el gobierno priista para a su organización de inmigrantes.

El perredista Juan Zepeda no se vio tan mal, pero se le esperaba mas. Bajó mucho su estilo que sorprendió en aquel primer debate, mas en serio, que se dio en Despierta con Loret.

La independiente Teresa Castell fue la mas ecuánime, muy centrada mas en propuestas que en ataques. Pero se transpira que algo no le alcanza y quizá sea la sombra de la desilusión que ya genera el primer gobernador independiente, Jaime “El Bronco” Rodríguez.

El petista Oscar González sin pena ni gloria. Por eso decimos que fue un debate tibio y aburrido.

Porque escasearon las propuesta serias y abundó el lodo de la corrupción que a casi todos salpicó, sobre todo a los tres punteros. Del Mazo, Delfina y Josefina.

Constructoras, cuotas e inmigrantes.

En lo personal no creo que los electores del Estado de México se hayan emocionado con este debate, mucho menos que les haya modificado sustancialmente su intención de voto.

El formato es tan acartonado, que aquello se convierte en una pelea muy predecible en la que importa mas quien salió mas golpeado o descalificado, que quien tiene –si es que lo tiene alguno, pero no se ve- un viable y esperanzador proyecto de gobierno.

Ojalá que para el segundo debate salgan con menos guión y con mas deseos de brillar con luz propia, por encima de las sombras de los rivales.